Toma pan y moja

Impuesto para caraduras, por Òscar Broc

Una coctelería se ha viralizado por cobrar 1,5 euros a quienes ocupan un sitio y no consumen nada

copa

copa / Black-and-white photo-realistic from a Martini glass.

Òscar Broc

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Hace dos semanas, una coctelería cántabra se viralizó porque su dueño ha decidido cobrar 1,5 euros a las personas que ocupan un sitio y, con todo el papo que santa Jeta les ha dado, no consumen nada. Nada de nada. Como cabía esperar, no han sido pocos los ofendidos que se han arrancado manojos de cabello poseídos por la indignación. Y aunque el enunciado resulta impopular, a mí, en cambio, la iniciativa no solo se me antoja maravillosa, sino benévola: 1,5 euros por echar la tarde en tu negocio sin tomar ni una miserable agua me parece una maldita ganga

Hay gente que a estas alturas de la partida todavía no entiende que la hostelería es un negocio. Que un bar, por muy romántico que sea el concepto, se sostiene con dinero. Tristemente, para que esta chusma carente de cualquier atisbo de civismo y educación reaccione hay que hablarle en su mismo idioma. La hostia. La colleja. Es decir: hay que tocarle el bolsillo

Tolerancia cero 

No cuesta nada pedir un agua, un cortado, una manzanilla. Tus finanzas no se derrumbarán por una Coca-Cola. En Barcelona es habitual ver mesas numerosas en las que no consume todo el mundo, se ha normalizado algo que va contra el negocio que te da cobijo: esa silla que ocupas por la cara podría albergar a un cliente que sí aporte.

Que tu cita o amigos estén tomándose algo no implica que tú puedas ocupar un sitio, repantingarte y dedicarte exclusivamente a consumir aire. Celebro, pues iniciativas como la del impuesto para caraduras de 1,5 euros. Tal y como están las cosas, es más necesaria que nunca la tolerancia cero con este tipo de personajes. Y si preguntan por qué has añadido 5 euros a la cuenta, la respuesta es muy sencilla: «Lo siento, señor, pero el oxígeno va carísimo».  

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