TENDENCIA DE PRESTADO

El Netflix de la moda: dónde alquilar ropa de diario

Aquí pagas una suscripción y haces 'zapping' de prendas. Ahora lo que se lleva es tener un armario infinito en la nube. Se extiende el 'fashion renting'

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Ana Sánchez

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Tener más de mil prendas en el armario ha dejado de ser coto privado de las Kardashian. Ahora lo que se lleva es tener un armario infinito en la nube. Estrenar ropa a lo 'Pretty woman' quemando  Visa ajena, pero con el beneplácito de Greta Thunberg. “El consumo de moda del futuro”, auguran los pitonisos eco. La próxima vez que venga una mujer del futuro a venderte lejía, fíjate bien: seguro que su ropa es de alquiler. Lo llaman “co-armario”, “armario circular”. “Fashion renting”. Ya se puede alquilar hasta la ropa del día a día.   

Vendría a ser “el Netflix de la moda”. La comparación es de las fundadoras de la empresa barcelonesa <strong>Pislow</strong>. Pagas una suscripción y haces 'zapping' de prendas. Ellas ofrecen “un armario sin límites” desde 39 euros. Como Netflix –recuerdan-, al principio a la gente le sonaba a chino. Ahora alquilan hasta ropa de deporte, asegura María José. “Durante el confinamiento nos pidieron ropa cómoda para estar en casa”.

María José González, 41 años; Sheila Moya, 37. Se dedican a la moda, pero recitan de carrerilla estadísticas propias de activista medioambiental. El 30% de lo que visten cada día es de alquiler. Hace 4 años que plantaron el germen de su fashion renting. “El concepto en sí no existía en España y tuvimos que inventar uno –recuerdan-. La evolución del consumidor ha sido alucinante”.

La vergüenza de comprar

Es una tendencia a juego con el mantra sueco que se expande por el mundo desde hace un año: ‘köpskam’ (la vergüenza de comprar). Adiós a la 'fast fashion'; hola al reciclaje, a la moda sostenible, a la economía circular. Es un runrún que lleva años revoloteando sobre las 'econciencias'. Hace cinco que abrió en el Raval la ya desaparecida Ropateca. “Un armario grande compartido”, resumían por entonces las dos hermanas de Friburgo que importaron la idea de Alemania. “Fashion library”, las llamaban entonces. Bibliotecas de moda.

La Ropateca cerró, pero se normalizó alquilar vestidos para bodas, fiestas y eventos. Se impuso hacer 'patakis' por encima de tus posibilidades. <strong>Rental Mode</strong> (Sant Pere Més Alt, 1, 4-1) alquila 'looks' de gala desde el 2014. Es lo más parecido a contratar al hada madrina de Cenicienta. Por 60 €, Joana Aguilera te haría pasar por 'influencer'.

A estas alturas de la sostenibilidad, das una patada a internet y te aparecen 50 empresas donde alquilar ropa. “Dicen que en el 2027 un tercio de los armarios de la gente ya será de esta forma –apunta María José-. Está yendo muy rápido ahora. Tiene un punto sostenible, pero también de utilidad”.

Lujo prestado

¿Cómo funciona? La mayoría de plataformas de alquiler ofrecen boxes mensuales: cajas con ropa de marca desde 39 euros (tres productos). Hay planes "para divas", para estar "amazing", hasta alguna "luxury box", con artículos de hasta 400 euros. De hecho, este año son las marcas de lujo las que se están subiendo al carro 'eco' del alquiler, apunta la agencia visionaria <strong>JWT</strong>. “En el 2026 –predice-, el 60% de los consumidores de lujo serán 'millennials' y generación Z”. Es el resultado del consumo ético + la recesión poscovid.

En estos armarios circulares, una prenda, calculan las ideólogas de  Pislow, puede pasar por 12-14 manos. El uso medio de la ropa en un armario estándar es de 3 a 6 veces, tiran de estadística de 'fast fashion'. 

Y, sí, el renting también crece en épocas de incertidumbre como esta. Hasta un 30%, aseguran. Para posturear con la conciencia y el bolsillo tranquilos. Es lo único que nos queda en estos tiempos sin bares ni restaurantes.

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