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Kristen Stewart se corona como referente 'queer'

Crítica de 'Sangre en los labios'

Kristen Stewart en Berlín presentando 'Sangre en los labios'.

Kristen Stewart en Berlín presentando 'Sangre en los labios'. / CLEMENS BILAN

Natalia Araguás

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Muchas veces la vida no es bella, las cosas se ponen realmente feas y lo habitual es ir empalmando malas decisiones, para suerte de nadie. Este sería el mensaje de 'Sangre en los labios', el 'noir' lésbico que Kristen Stewart (Los Angeles, 1990) acaba de estrenar y la ha coronado como referente 'queer'. Una película bizarra al modo de una de serie B, nada hollywoodiense y sazonada con un puñado de sexo y violencia, en la Kristen Stewart interpreta a la empleada de un gimnasio de un polvoriento pueblo de Nuevo México que se enamora de una culturista con aspiraciones de triunfar en Las Vegas.

La actriz posa esa turbia mirada que ya la hizo famosa en la saga 'Crepúsculo' sobre su compañera de reparto, Katy O'Brian, esta vez libre de lentillas de color para hacer creer que sus ojos no son verdes. Por si el film no resulta ya explícito en sí mismo, Stewart se está aplicando en una intensa promoción en la que destaca una portada de 'Rolling Stone' donde aparece en un gimnasio, con el chaleco abierto de par en par y metiéndose la mano por debajo del suspensorio. “Que os jodan”, criticó la actriz por “sexistas y homófobos” a quienes se escandalizan por la portada. 'Sangre en los labios' también fue objeto de altercados durante su estreno en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Bruselas.  

Los ataques de Trump

Siete años después de salir del armario en televisión inspirada por los tuits en su contra de todo un presidente de los Estados Unidos –“Donald, si no te gustaba entonces, probablemente no te voy a gustar ahora porque estoy presentando 'Saturday Night Live' y soy... como... muy gay, tío”, espetó a Trump en 2017– la actriz vuelve a demostrar que la homofobia aún no está superada. Kristen Stewart, que se define como “fluida” en lo sexual, habla bajito pero claro, sacando partido en los últimos tiempos de un aspecto ojeroso y pálido que la hace creíble tanto como musa del cine indie como en el papel de Diana de Gales que le valió su primera nominación a un Óscar.

A sus 34 años, lejos quedan los tiempos en que sufría dolores constantes de estómago y problemas de ansiedad porque su obsesión por el control casaba mal con la fama mundial que había atesorado. Ya no es la actriz mejor pagada del mundo, como lo fuera en 2012 según la lista de Forbes, pero se ha construido una sólida carrera gracias a un instinto que le ha llevado a apostar por proyectos osados e interesantes, como 'Adventureland', 'Viaje a Sils Maria' o' Personal Shopper'.

Criada en Los Angeles como hija de un matrimonio que trabajaba en la industria del cine, Kristen Stewart le está haciendo otro favor a Hollywood, además de tomar el testigo como estrella LGTBI de Jodie Foster, con quien comenzó su carrera con solo 12 años protagonizando 'La habitación del pánico'. La actriz se niega a hacer la misma película una y otra vez, riesgo común en una industria que prefiere invertir el dinero en fórmulas que ya han funcionado, y tampoco le interesa el pretendido feminismo que consiste en presentar a la mujer como último reducto moral de Occidente. Las mujeres no son ángeles, sino seres humanos con toda la gama de comportamientos, santos y demoníacos, declaró ya en 2018 la escritora Margaret Atwood, y últimamente también lo reivindica Kristen Stewart. Se decidió a protagonizar su última película, dirigida por Rose Glass, por ser moralmente ambigua y no parecerse a nada que hubiera visto antes, ha subrayado.

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