Estrenos de cine

Crítica de 'Sangre en los labios': del deseo a la violencia

La película de Rose Glass es un manifiesto por una sexualidad libre que tiene la virtud de no tomarse todo demasiado en serio

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Katy O'Brian y Kristen Stewart, en 'Sangre en los labios'

Katy O'Brian y Kristen Stewart, en 'Sangre en los labios' / Avalon

Quim Casas

Quim Casas

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'Sangre en los labios'

Dirección: Rose Glass

Intérpretes: Kristen Stewart, Katy O'Brian, Ed Harris

Año: 2024

Estreno: 12 de abril de 2024

★★★

Sobre el papel, ‘Sangre en los labios’ es una historia de narrativa cercana al ‘pulp’, con filosofía ‘queer’ y anabolizantes de fondo, con una familia mafiosa que roza la autoparodia y una recuperación de cierto espíritu lúdico de los ‘thrillers’ con pareja en fuga tan amorosa como violenta.

Además de todo esto, ‘Sangre en los labios’ –título que evoca el cine del belga Harry Kumel, director vampírico de ‘El rojo en los labios’– es una historia de empoderamiento –quizá utilizamos demasiado este concepto, y no recurrir tanto a él sería una forma de normalización– y cuestionamiento a lo bruto de un mundo patriarcal que eleva a los altares de la mitología lésbica de nuestro tiempo a Kristen Stewart, superada definitivamente su imagen de adolescente hetero de la saga ‘Crepúsculo’; el papel está diseñado aquí a su medida. Pero, al mismo tiempo, la directora Rose Glass se ríe, con ganas, de muchas de las convenciones tanto del cine hetero como del homosexual, del ‘thriller’ y del drama sobre personajes o familias disfuncionales.

Glass filma a placer el cuerpo musculado de una de las dos protagonistas, encarnada por la experta en artes marciales Katy O’Brian –un cuerpo distinto a la estilización que promueve el cine dominante–, del mismo modo que filma con franqueza frontal el placer sexual. Pero siendo una película que no esconde su valor de manifiesto por una sexualidad y un deseo libres, me parece que lo mejor del filme se encuentra cuando no te lo tomas todo en serio: violencia ‘trash’, tipologías descaradamente paródicas como la del personaje de Ed Harris, fabulaciones con esteroides y un sentido de la fascinación amorosa llevada hasta un límite tan violento como jocoso.