Festival Guitar BCN

Elefantes cantan sin complejos al amor romántico en el Palau

El grupo barcelonés se estrenó en la sala modernista en su gira de 30º aniversario, con Coque Malla como invitado especial

Concierto de 30 aniversario del grupo Elefantes en el Palau de la Música. En la imagen Shuarma. FOTO FERRAN SENDRA

Concierto de 30 aniversario del grupo Elefantes en el Palau de la Música. En la imagen Shuarma. FOTO FERRAN SENDRA / FERRAN SENDRA

Jordi Bianciotto

Jordi Bianciotto

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Elefantes son de los (pocos) que creen que ciertos escenarios nobles hay que reservarlos para ocasiones especiales, y no subirte a ellos solo porque puedas vender las entradas que corresponda, y es así como ellos se han visto debutando en el Palau (festival Guitar BCN) tras nada menos que 30 años de trayectoria. Estreno muy sentido y disfrutado, este viernes, arriba y abajo del escenario, a lomos de un repertorio de tiros antológicos con el que nos recordaron que siempre fueron un grupo pop gozosamente sentimental.

En un tiempo, los 90, en que el ‘indie’ fomentaba cierto distanciamiento desaborido, Elefantes ponían corazón a lo suyo y su cantante, Shuarma, fundía ecos teatrales a lo Bowie con la emotividad de un Jeff Buckley mediterráneo. Un sello sensible sin ser cursi, elegante y de elaboradas líneas melódicas, que el grupo desplegó comenzando por el principio: después de que sonara enlatada ‘La vie en rose’ (ese gusto por el amor romántico subido, ahora que tan tóxico lo pintan algunos y algunas) abrieron con ‘Pretendes’, pieza de sus inicios pre-discográficos. En acústico, los cuatro alrededor del micro, haciendo piña.

Ese Charlie Rivel

Ya electrificados, ‘Cada vez’, un tema de su catálogo reciente, emprendió el rumbo hacia ese cancionero que hereda el guitarreo glam-rock cruzándolo con el arrebato sureño, en la voz de un Shuarma propenso al gesto y la escenificación. Ahí destacó ‘El payaso’, homenaje a Charlie Rivel, personaje a quien tuvo ocasión de tratar de crío, en sus veraneos en Cubelles, y que interpretó con una bola roja en la nariz y evocando su célebre aullido de pena.

Un concentrado de sus mejores momentos estaba destinado a sacudir el Palau, y así fue a costa de ‘Que yo no lo sabía’ o su primer hito, ‘Azul’, algunos de los puntos de anclaje de su antología ‘30 Aniversario o tratado de jardinería’. Y las baladas, de ‘Duele’ a un ‘Hoy’ con Shuarma al piano y armonías vocales, y el receso acústico de ‘Por verte pasar’. 

Coque Malla, otro que vive tiempos prósperos tras pasar por algunos túneles, se sumó en unos inflamados ‘Al olvido’ y ‘Somos nubes blancas’. Ya no quedó más que invocar los clásicos pendientes (del ‘Te quiero’ de Perales a ‘Piedad’) para que Elefantes consumaran la conquista de su primer Palau, tal vez tarde pero con toda la solidez, en el año 30 de su singladura. 

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