Exposición colectiva

La 60° Bienal de Arte de Venecia mira al Sur Global en una edición marcada por la guerra en Gaza

En la edición de este año, cuyo curador es el brasileño Adriano Pedrosa, participan 331 artistas de 87 países

La instalación de Geffrey Gibson en el pabellón de Estados Unidos en la Bienale.

La instalación de Geffrey Gibson en el pabellón de Estados Unidos en la Bienale. / Luca Bruno

Irene Savio

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Las palomas que revoloteaban por Venecia, con sus empapados plumajes, parecían este martes una de las pocas señales de normalidad en una ciudad tomada por el clima inestable y la Bienal de Arte. El certamen, que este 2024 cumple el redondo aniversario de 60 ediciones, abre esta semana las puertas a la prensa acreditada, y la virulenta tormenta de viento y lluvia supuso, a media tarde, un inesperado percance sobre todo para las delegaciones de Europa meridional, últimamente más acostumbradas a las sequías que otra cosa. Eso es lo que también han vivido los primeros artistas (de los 331 de los 87 países que participan en la exposición) ya habían llegado al lugar. 

Obras del artista iraquí Mahmoud Sabri en la Bienale de Venecia.

Obras del artista iraquí Mahmoud Sabri en la Bienale de Venecia. / ANDREA MEROLA

El pre-opening (así en inglés, como lo escriben los italianos), lo que viene a ser las presentaciones previas a la abertura pública (este año, el 20 de abril), por lo demás, dejó algo indiferente a la población local, bastante acostumbrada al lema elegido este año para la gran exposición colectiva: "Extranjeros en todas partes". Venecia, ciudad de aventureros y exploradores durante siglos, acoge hoy hasta 40.000 turistas al día (que han llegado a ser 100.000, en fiestas), mientras su población sigue disminuyendo

El intento aún así no podría ser de mayor actualidad en un momento de nuevas fracturas y viejos rencores entre los países ricos, mayoritariamente del norte del hemisferio, y el llamado Sur Global. Ha sido el brasileño Adriano Pedrosa, el primer latinoamericano curador de la exposición, quien ha querido alejar de nuevo la mirada del certamen del occidentalismo, con el fin de releer la modernidad en clave global. Con esta idea, Pedrosa ha dividido las secciones dedicadas a Retratos, Abstracciones y diáspora artística italiana, que reúne obras del siglo XX procedentes de América Latina, Asia, el mundo árabe y África. Un concepto, este, ya en parte protagonista en la Bienal de 2022, en la que Cecilia Alemani proponía ir más allá del “ideal de hombre blanco”, para dar más espacio a mujeres y grupos étnicos históricamente menos representados. 

La instalación "Keepers of the krown" de la artista Lauren Halsey, en el arsenal, en Venecia.

La instalación "Keepers of the krown" de la artista Lauren Halsey, en el arsenal, en Venecia. / Luca Bruno

Política y cultura

Justamente en referencia al continente africano, que participa con 14 países, algunos también han empezado a llamar a esta edición del certamen de bienal negra. La principal razón son un grupo de países que se estrenan porque nunca antes han estado (entre ellos, Benin, Etiopía y Tanzania), mientras que otros han tenido por primera vez un pabellón propio; ejemplo es Senegal. En un cariz similar, Argentina, España -que inaugura el miércoles—, México y Brasil, le han dedicado a otro asunto, el indígena, también cierta relevancia, cada uno a su manera. 

Aún así, si las novedades de algunos ha dado de qué hablar, también las ausencias ha despertado interés. Un año más, Rusia no figura entre los países participantes y, tras un primer momento en el que se comunicó que su espacio permanecería cerrado, finalmente ha sido comunicado que lo ocupará Bolivia. La razón, por supuesto, es la guerra que Moscú mantiene en Ucrania. Este último país, en cambio, sí participa. 

Caso distinto ha sido el de Israel. Después de que algunas voces exigieran en los pasados meses su exclusión por la guerra que Tel Aviv mantiene en Gaza y que el Gobierno italiano se negara a ello, finalmente ha sido la curadora Ruth Patir la que, a último momento, ha declinado abrir el pabellón. Eso solo ocurrirá, ha dicho, cuando “se alcance un acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes”. La decisión también fue comunicada con un cartel colocado en el exterior de la fachada de vidrio del pabellón, en cuyo interior debía exhibirse una obra en vídeo titulada Keening y que pretendía hablar de la vulnerabilidad de la vida.

La instalación 'Bambus' de la artista Ione Saldanha en la Bienal de Venecia.

La instalación 'Bambus' de la artista Ione Saldanha en la Bienal de Venecia. / Luca Bruno

Frenesí

La exposición, uno de los más importantes escaparates internacionales en este sector, también ha impuesto cierto clima de euforia en las autoridades locales. El alcalde de la ciudad, Luigi Brugnaro, es vicepresidente de un certamen que “atrae muchísimos intelectuales y pensadores a Venecia, lo representa un soplo de aire fresco para la ciudad”, como explicó a medios españoles el concejal de Turismo, Simone Venturini.

En tanto, los hosteleros de Venecia ya han empezado particular agosto. Una habitación en la ciudad roza en estos días cifras astronómicas, lo que ha llevado a muchos de los visitantes menos acaudalados a instalarse en Mestre, una parte de menos conocida de la icónica ciudad, situada en tierra firme. Desde allí se deberán desplazar para tener acceso, ellos también, a un pedacito del prestigioso evento que seguirá abierto hasta noviembre