Doble debut

La OBC conquista al público de Hamburgo y Estocolmo

Ludovic Morlot y la orquesta junto a la mezzo Fleur Barron han seducido al exigente público del norte de Europa en la primera actuación de la sinfónica barcelonesa en dos prestigiosas salas, la Elbphilharmonie y Konserthuset

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La OBC en la Elbphilharmonie

La OBC en la Elbphilharmonie / Daniel Dittus

Marta Cervera

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La Orquestra de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) debutó con éxito en la Elbphilarmonie de Hamburgo el pasado jueves, uno de los auditorios más espectaculares de Europa estrenado en 2017, y en el Konserthuset de Estocolmo este sábado, una histórica y casi centenaria sala donde se entregan los premios Nobel. La formación brilló en ambos conciertos capitaneada por Ludovic Morlot, titular de la formación barcelonesa -que ha viajado con 110 músicos-, con un programa ya escuchado en el Auditori con obras de dos compositores catalanes, Raquel Garía-Tomás, que recogió 'in situ' calurosos aplausos por ‘Las constelaciones que más brillan’, una obra breve, interesante y espectral, y ‘Cinco canciones negras’, de Xavier Montalvatge (1947-2002). Estas últimas fueron interpretadas con soltura por la mezzosoprano Fleur Barron, con su bella voz de tintes oscuros. Aunque se la escuchó mejor en Estocolmo, pues en Hamburgo se colocó lejos del director, junto a los metales y la percusión, y quedó tapada en determinados pasajes.

La mezzosoprano Fleur Barron durnte su interpretación de 'Cinco canciones negras' de Montsalvatge en Hamburgo.

La mezzosoprano Fleur Barron durnte su interpretación de 'Cinco canciones negras' de Montsalvatge en Hamburgo. / Daniel Dittus

La mayoría del programa giraba en torno a Maurice Ravel (1875-1937), de quien Barron bordó los tres poemas de ‘Shéhérazade’ no solo con su expresivo canto sino con elocuente gestualidad.

En la segunda parte el conjunto catalán sedujo al público con una delicada interpretación llena de matices de ‘Pavana para una princesa difunta’, contenida y pausada, antes de encarar un pletórico final con una versión de la segunda suite del ballet ‘Daphnis et Chloé’ que dejó claro el buen nivel alcanzado por la orquesta con Morlot. Ha conseguido que la orquesta respire al unísono y transmita un sonido claro y equilibrado. En ambos conciertos los músicos ofrecieron una interpretación vibrante donde Francisco López Martín, primer flauta de la OBC, destacó en la 'Pantomime'. Pero también lo hizo en la primera parte con 'Asie', pieza que abre 'Shéhérzade'.

En Hambrugo y en Estocolmo el público aplaudió tanto que Morlot ofreció un bis, 'Le jardin féerique', último movimiento de 'Ma mère l'Oye', también de Ravel. Lástima que en Suecia la meteorología hizo que muchos aficionados devolvieran las entradas, algo que impidió que la sala se llenara. Una pena porque la orquesta sonó sensacional.

La OBC durante su concierto en Estocolmo

La OBC durante su concierto en Estocolmo / Yanan Li

Todas las entradas estaban agotadas hace tiempo para ver el debut de la OBC en Hamburgo y también en Estocolmo, donde el día antes la Real Orquesta Filarmónica había interpretado el 'Bolero' de Ravel. "Nuestro programa está diseñado para mostrar diferentes facetas de la música de Ravel que ligan con el resto de obras", ha señalado Morlot, exultante después de los conciertos. Para él ha sido también el debut en la Elbphilharmonie, pero ya había dirigido anteriormente en la sala sueca. "Uno de los objetivos principales de las giras es que los músicos descubran otras acústicas y otros públicos. Tener diferentes perspectivas les ayudará a comprender mejor nuestra sala, L'Auditori'".

La gira ha coincidido con el 80 aniversario de la formación catalana y la salida del primer disco de la integral de Maurice Ravel

Para García-Tomás, compositora que la temporada pasada triunfó en el Liceu con su ópera 'Alexina B', haber estrenado una obra sinfónica en auditorios de tanto renombre es un sueño hecho realidad. "Ahora el director de la Elbphilharmonie y del Konserthuset ya saben quien soy y parece, además, que mi obra les ha gustado", dice satisfecha la compositora barcelonesa, Premio Nacional de Música 2020. Hasta un fan se le acercó al final en Hamburgo para hacerse un selfi con ella. Su obra formará parte de un disco que prepara la OBC. "Estrenar en salas tan emblemáticas es una oportunidad que difícilmente habría tenido sin el encargo que recibí de la orquesta de mi ciudad".

Ludovic Morlot con la OBC al finalizar el concierto en la Elbphilarmonie de Hamburgo.

Ludovic Morlot con la OBC al finalizar el concierto en la Elbphilarmonie de Hamburgo. / Daniel Dittus

Las orquestas se dan a conocer internacionalmente a través de las grabaciones y las giras. Ambas están en el punto de mira de Morlot y de Robert Brufau, director de L'Auditori. La OBC aspira a convertirse en referente de las orquestas del sur de Europa. Este viaje al norte ha servido para empezar un camino que tanto Morlot como Brufau quieren afianzar en el futuro. "Nuestro objetivo es montar una gira anual europea o de mayor magnitud trabajando las alianzas con los auditorios de la European Concert Hall Organisation (ECHO) más relevantes". El año próximo la OBC tiene previsto actuar en verano de 2025 en el Concertgebouw de Ámsterdam, donde ya tocó en 2018, y antes habrá una gira francesa para participar en el Festival de Pascua de Aix-en-Provence y un concierto en Lyon, la ciudad de Morlot.

La gira ha coincidido con el 80 aniversario de la orquesta sinfónica barcelonesa y con la salida del primer disco físico de la integral de Ravel que está haciendo la OBC en el que será su primer proyecto discográfico con Morlot de una serie de seis. 'Ravel: Orchestral Works 1', editado por el sello de L'Auditori y distribuido por Naxos, incluye 'Le Tombeau de Couperin', 'Ma mère l'Oye' y 'Pavane pour une infante défunte'.

Acústicas diferentes

La magnífica acústica de la sala de Hamburgo y la de la sala de Estocolmo permitieron apreciar con nitidez detalles tímbricos que no se escucharon en L'Auditori. "La sensación es que la música tenía mayor definición a nivel tímbrico y de volúmenes", comenta García-Tomás respecto al moderno auditorio alemán. En la Elbphilharmonie se escucha todo, es como un micro. "A los músicos nos hizo estar más pendientes y alertas que nunca", admite el primer flauta, López Martín. Pues el mismo que hace unos años mejoró la acústica de la sala de Estocolmo, Kahle Acoustics, es el que se ha encargado de diseñar la reforma en L'Auditori para implementar cambios que ayuden a disminuir la reverberación y permitir que los músicos puedan escucharse mejor entre ellos en el escenario.