Rescate de la memoria

La Argentina revolucionaria y derrotada de los 60, en el cómic más personal de Comotto

El dibujante argentino, afincado en Catalunya, entrelaza en 'Stein (piedra)' relatos reales sobre la militancia contra la dictadura en su país y de la Rusia bolchevique

La extraordinaria vida del preso 155, en un cómic de Agustín Comotto

Jordi Longarón y su Friday Foster, primera heroína negra del cómic, llegan al museo

Fragmento de la portada de 'Stein'.

Fragmento de la portada de 'Stein'. / AGUSTÍN COMOTTO

Anna Abella

Anna Abella

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"Me metí en el infierno de Andrea Benites Dumont, la Turca. Con 18 años, fue secuestrada, la torturaron, estuvo desaparecida un tiempo, la sometieron a un falso fusilamiento y la tiraron desnuda en un descampado para que explicara lo que le habían hecho. Creo que quedó marcada por la tragedia y ha creado barreras para no revivirlo; su forma de sobrevivir es la militancia permanente”. Cuenta Agustín Comotto (Buenos Aires, 1968) sobre una de las protagonistas reales de su cómic más personal, ‘Stern (Piedra)’ (Nórdica), compañera de revolución de los padres del ilustrador y dibujante, quienes en los años 60 lucharon contra la dictadura argentina del general Juan Carlos Onganía, anterior a la de Videla y de la que se sabe mucho menos. Era la generación, dice el autor afincado en Catalunya, "de la juventud comprometida, los guerrilleros y los utópicos. Pero también, la de la sangre derramada, los desaparecidos y la derrota".  

Como ellos, la Turca se exilió en España, donde hace un tiempo Comotto la reencontró casualmente en Madrid tras 35 años sin saber de ella y se nutrió de "su increíble memoria" para narrar su pasado de "niña derrotada" y por extensión la de sus padres, pero también la de Mijaíl Stein, un viejo judío ruso del Ejército Rojo de Trotski, que vivió la revolución bolchevique y las purgas estalinistas, luchó en la Segunda Guerra Mundial y sobrevivió a un campo nazi. "Es un personaje borrado por la historia, su causa se quemó, pero vive en este libro a través de los cuadernos escritos en yidis que le deja leer a Andrea. Sin su influencia revolucionaria, ella no existiría", dice el dibujante, que ya rescató en cómic la extraordinaria vida de otro judío ruso en '155. Simón Radowitzky'. Porque, recalca, "recoger la memoria de los hechos y transmitirla, es el único camino contra el olvido". Suya es también la divulgativa biografía ilustrada 'Lenin. El hombre que cambió el mundo', que acaba de publicar en Capitán Swing en coedición con Nórdica, con motivo del centenario del líder soviético.    

El dibujante e ilustrador Agustín Comotto, en Barcelona.

El dibujante e ilustrador Agustín Comotto, en Barcelona. / ELI DON / ACN

Comotto era entonces un niño que vivió cómo un comando llegaba para secuestrar a su padre mientras él estaba escondido en la casa de al lado. "La herida es eterna", se sincera quien se autorretrata como un personaje más del cómic. "Estoy continuamente, pero no estoy. A través de la Turca -añade- puedo explicar algo que tiene que ver con mi historia sin explicarla, porque, como le respondí a mi hija cuando me preguntó cuándo contaría mi vida, la mía es muy aburrida. Más allá de un pasado afortunado y a la vez trágico intenté reflejar el clima que viví de niño"

Página de 'Stein', de Agustín Comotto.

Un clima de reuniones clandestinas de grupos marxistas, de protestas universitarias, de jóvenes que querían cambiar el mundo es el que se vive en ‘Stein’, con prólogo de Sergi Pàmies. Si Comotto hubiera tenido 25 años en los 60 y 70, asegura, "hoy no estaría vivo". "Mis padres se vieron inmersos en una vorágine. Ellos creían en una causa y lucharon por ella. Eran un dogma con patas. No entendían el esfuerzo sin solidaridad. Dejaron sus carreras universitarias y la vida burguesa para vivir la fascinación de escuchar y de que te escucharan. Y eran extremadamente jóvenes. De los 30.000 desaparecidos, la mayoría no pasaba de los 30 años. Fue una masacre que nunca entendí y para la que no tengo respuesta". 

Página de 'Stein', de Agustín Comotto.

El también autor del cómic ‘Nebrija’ siempre se ha preguntado "¿por qué carajo tenían hijos?". "Si yo asumo una situación revolucionaria que implica coger un arma y jugarme la vida no pariré hijos porque no quiero que sufran. Pero ellos parían como conejos. Mis padres tuvieron tres hijos, la Turca también. La respuesta es que no contemplaban perder la lucha y pensaban que podrían darles un futuro mejor a sus hijos". 

Página de 'Stein', de Agustín Comotto.

El "descerebrado" de Milei

No se resiste Comotto a hablar de la Argentina actual, tras la llegada al poder de Javier Milei. "Él es el resultado de todas las derrotas del siglo XX. Nace también de la derrota de los años 60. Este descerebrado es el resultado de la absoluta incapacidad política de sacar adelante un país, es una anomalía más del capitalismo terminal en que vivimos. Milei, como Estados Unidos antes, ven a Argentina solo como un país de materias primas -opina-. En el discurso de Milei, como en el de Ayuso, importa el relato, no la verdad histórica. Argentina, que ha sufrido siete dictaduras, vive en el relato demencial de los medios de comunicación dominante que sustentan a Milei. Y en Madrid, ves que muchos medios no publican lo que está pasando con la investigación fiscal de su novio". 

La Turca abrazó el libro y lloró cuando Comotto le dio un ejemplar. "Tiene un carácter muy fuerte y no ha dejado de militar desde que llegó a España en los 70. Corría ante la policía en las manifestaciones, vivió la revolución zapatista y dio clases a niños en Chiapas, fue a la Sudáfrica del ‘apartheid’…". Porque, como alerta el dibujante, "el mal es algo latente".