Museo Picasso de París

París rehabilita a Françoise Gilot, artista, musa y mártir de Picasso

El museo de arte picassiano dedica una de las salas de su nueva exposición permanente a una de las mujeres maltratadas por el malagueño

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Françoise Gilot con Pablo Picasso y sus hijos Claude y Paloma en 1950.

Françoise Gilot con Pablo Picasso y sus hijos Claude y Paloma en 1950. / AP

Enric Bonet

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“Quería aplastarme como si yo fuera una pulga, sin darse cuenta de que yo no era una pulga”. La artista francesa Françoise Gilot, fallecida el pasado junio a los 101 años y madre de dos de los hijos (Claude y Paloma) de Pablo Picasso, resumía con estas palabras el machismo del artista malagueño. Lo hizo en una entrevista para el documental 'Pablo Picasso et Françoise Gilot. La femme qui dit non', estrenado en 2021. Como las otras parejas del genio cubista, Gilot sufrió violaciones, vejaciones y la falta de reconocimiento de su carrera arística. Pero ella se caracterizó por plantarle cara al maltratador. Y se separó de él en 1953. Fue la única de las mujeres con las que Picasso mantuvo una relación que le abandonó. Nadie se lo perdonó.

Uno de los cuadros de Gilot, subastado el pasado febrero en Sotheby's.

Uno de los cuadros de Gilot, subastado el pasado febrero en Sotheby's. / AP / Kin Cheung

Tras diez años de una relación tóxica, Picasso no digirió que lo dejaran e intentó hacerle la vida imposible. Maniobró para que la expulsaran de la galería Louise Leiris y que dejara de apoyarla el coleccionista de arte Daniel-Henry Kahnweiler. Cuando Gilot publicó en 1964 sus memorias en inglés, tituladas 'Vida con Picasso', el malagueño presentó recursos judiciales para evitar su publicación en Francia. Además, impulsó una petición pública para denostarla. La firmó la jet-set de los artistas e intelectuales de izquierdas de la época, desde Louis Aragon hasta Joan Miró, pasando por mujeres como Elsa Triolet.

Gilot terminó al final yéndose a vivir a Estados Unidos, donde logró desmarcarse de la sombra de Picasso y gozar de reconocimiento artístico. Pero el precio de ello fue que su obra pasó desapercibida en Francia y por extensión en el resto de Europa. Casi un año después de su muerte, el Museo Picaso de París intenta rehabilitar su figura artística. Le dedica toda una sala en la nueva exposición permanente, inaugurada a mediados de marzo y que durará al menos hasta el final del primer trimestre de 2025.

Los cuadros de Gilot en la nueva permanente del Museo Picasso de París.

Los cuadros de Gilot en la nueva permanente del Museo Picasso de París. / Vinciane Lebrun/Voyez-Vous/ Musée Picasso-Paris

Rehabilitar a la artista en lugar de la musa

Después de un 2023 marcado por el 50º aniversario de la muerte de Picasso y en que la mayoría de las obras del prestigioso centro parisino estuvieron desperdigadas por el mundo, la nueva permanente “apuesta por una visión más cultural y política”, afirma Cécile Debray, la directora de este museo ubicado en Le Marais, en el corazón de París.

Es decir, el centro da un mayor peso a la lectura feminista del arte. Lo hace con la voluntad de responder a las múltiples controversias que rodean a Picasso, quien fue uno de los artistas más importantes del siglo XX, pero asimismo un marido que violaba, pegaba y hacía quemaduras con cigarros a sus mujeres. En lugar de cancelar las obras del malagueño, apuesta por reivindicar las de una artista a la que su expareja resentida intentó condenar a la marginalidad.

Françoise Gilot en su atelier de París, en 2004.

Françoise Gilot en su atelier de París, en 2004. / JEAN-PIERRE MULLER / AFP

De ese maltrato, Gilot no solo logró escapar, sino también convertirlo en motivo de inspiración artística. Resulta evidente en los cuadros expuestos en la sala 17 del museo parisino. Uno de los más destacados se titula 'Continuité'. Con un estilo con reminiscencias al surrealismo, aparecen en él el busto de una mujer y otro de un hombre caído en el suelo. Podría simbolizar perfectamente a Picasso. “Escogimos expresamente esta obra que pintó en pleno rechazo que sufrió. Es un lienzo con un mensaje claramente feminista”, destaca Débray, en declaraciones al digital francés Mediapart.

Gilot en una entrevista televisiva con Reginald Bosanquet en Londres, en 1965, tras publicar sus reveladoras memorias.

Gilot en una entrevista televisiva con Reginald Bosanquet en Londres, en 1965, tras publicar sus reveladoras memorias. / AP

“Una entraba como persona y salía como salchicha”

También destacan lienzos abstractos con un mensaje autobiográfico subliminal. Es el caso de 'Le Chemin du retour' (1963), una composición con similitudes al arte cubista en que inscribió en negro la letra del alfabeto griego Pi. Se trata de una referencia evidente a su expareja, 40 años mayor que ella. En sus cuadros, procedentes la mayoría de ellos de museos estadounidenses, también se observan numerosos símbolos mitológicos, utilizados en clave psicoanalítica.

Los críticos comparan el estilo de Gilot con el de Nicolas de Staël (1913-55), a quien el Museo de Arte Moderno de París dedicó una interesante retrospectiva durante el pasado otoño e invierno. Ella fue una artista con todas las de la ley. A pesar de ello, la historia del arte la ha presentado demasiado a menudo como una musa de Picasso. Es decir, como un mero objeto de inspiración artística. 

¿Picasso “vive para otra cosa que no sea su arte? Este hombre bastante triste, sarcástico y un poco hipocondríaco solo piensa en su trabajo, en el amor por su trabajo”, reflexionaba Fernande Olivier, su pareja a principios de los años 1900, en una de las frases que se recuerdan en la exposición. Una obsesión por el trabajo y su machismo que le impidió valorar a las artistas que lo rodeaban. “Una entraba como una persona humana y salía como una salchicha”, resumía Gilot sobre esa experiencia traumática.

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