El mago de la escena Bob Wilson vuelve al Liceu con 'El Mesías': "Más que comprenderla, lo importante es sentir la música"

El mago de la escena Bob Wilson (Waco, Texas, 1941) regresa al Liceu este sábado con una poética puesta en escena de 'El Mesías' de Händel en versión de Mozart donde la obra barroca escrita en inglés cambia al alemán y se adapta al clasicismo vienés surgido medio siglo después. Los cantantes Julia Lezhneva, Kate Lindsey, Richard Croft, Krešimir Stražanac, el actor Max Harris y el bailarín Alexis Fousekis junto al Coro y la Orquesta del Gran Teatre del Liceu dirigidos por Josep Pons se encargan de montar esta ambiciosa producción estrenada en el Festival de Salzburgo en 2020.

'El Mesías' de Händel es una obra sinfónico-coral llena de mensajes filosóficos inspirada en diversos textos sagrados y en los evangelios. La popular pieza siempre presente en la programación navideña narra el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesús. La puesta en escena de Wilson , sin embargo,invita a la reflexión a través de imágenes sugerentes y luminosas para profundizar en una visión que va más allá de la tradición cristiana. Wilson concibe este oratorio sacro como un viaje espiritual a través de imágenes, danza y poesía visual donde la luz juega un rol clave.

"Mi trabajo sirve para escuchar mejor la música, para poder concentrarte en ella", ha comentado el director este lunes en rueda de prensa. Wilson debutó en el Liceu en 1992 con 'Einstein on the beach' de Philip Glass y volvió en 2012 con su versión de 'Pelléas et Mélisande' de Debussy. En su 'Mesías' las imágenes y la música se retroalimentan. Está lleno de ideas y asociaciones.

Múltiples significados

En Alemania, donde se estrenó el montaje en 2020, una mujer le insistía en saber qué significaba la imagen de la soprano vertiendo agua en un vaso hasta derramase y caer al suelo que después se echaba encima. El director nunca resolvió sus dudas. "Los artistas trabajamos para que la gente se pregunte ¿Qué quiere decir eso?", ha resaltado Wilson quien, tras recitar un fragmento de 'Hamlet' ha insistido en que las grandes obras tienen múltiples significados: "Aprendí estos versos con 12 años y ahora tengo 82, pero cada vez que vuelvo a 'Hamlet' hallo significados e ideas nuevas".

Tanto él como Pons recomiendan al público asistir al Liceu dispuestos a dejarse llevar. "La música debe vivirse y sentirse internamente. Más que comprenderla, lo importante es que llegue", ha destacado Pons.

"Aunque el motor es el mismo, la obra suena muy diferente a la de Händel porque Mozart usa diferentes armonías, tonalidades"

— Josep Pons

'El Mesías' de Händel se estrenó en Dublín en 1742. Está estructurada en tres partes cuenta con escenas donde se intercalan recitativos, arias, coros y pasajes pero también tiene pasajes instrumentales. Cincuenta años después, en 1789, Mozart amplió la orquestación y aportó mayor luminosidad a la pieza. "Aunque el motor es el mismo, la obra suena muy diferente a la de Händel porque Mozart usa diferentes armonías, tonalidades y cambia las voces", ha recordado Pons. En ella, además, también hay ecos de otras obras del compositor como 'La flauta mágica', de la 'Misa en Do menor' y del 'Réquiem'.  "Podemos ver el paso del barroco al clasicismo. Es una obra barroca teñida de un estilo diferente que aporta más luz y mucho más color. Mozart le añade el clarinete, que no existía en época de Händel, y muchos más vientos. También modificó la articulación del fraseo de los cantantes. Pero mi duda como director musical ha sido ¿dónde paro?". Pons se ha dejado guiar "por la mano de Mozart" buscando siempre la máxima coherencia y claridad.

En 'El Mesías' utiliza una gran pantalla donde se proyectan sugerentes imágenes. "Espero que todo lo que ocurre en escena sirva para que el público se concentre más en la música y el texto. A veces en los creadores tienen demasiada prisa por transmitir el mensaje. Me gusta dar tiempo para que la gente procese lo que ve y para hacerle soñar", dice Wilson que estudió arquitectura y pintura antes de convertirse en un referente de la escena con unas 200 producciones de teatro y ópera.

Sus montajes son conceptuales y minimalistas, utilizan el color y la luz de una manera especial, creando escenas de gran plasticidad y simbolismo. Le gusta trabajar con una economía de los gestos y movimientos que beben del butoh. Entre sus primeras influencias cita el trabajo desarrollado por el coreógrafo Merce Cunningham y el compositor John Cage. "Trabajaban de forma independiente la escena y la música pero cuando lo unían todo ambos mundos se retroalimentaban creando algo nuevo", ha recordado.