La guerra del 'streaming'

Spotify y Apple: una victoria más moral que otra cosa

La empresa sueca se anota un tanto simbólico con la multa anunciada por la UE, en el contexto de una contienda que puede durar años 

El icono de la aplicación de Spotify en un teléfono

El icono de la aplicación de Spotify en un teléfono / Fabian Sommer/dpa - Archivo

Jordi Bianciotto

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La Unión Europea ha dado hoy un puñetazo sobre la mesa con el que ha querido transmitir al mundo que es algo más que un risueño club de la petanca al propinar una aparatosa multa antimonopolio (1.800 millones) a Apple que bien puede sonar a música celestial al oído medio continental. Una medida que echa un cable a Spotify en ese campo de batalla que es el dominio del ‘streaming’ en el consumo musical, allá donde ha ido a parar el negocio tras el paulatino hundimiento del formato físico. 

El argumento: las comisiones que Apple impone, en su ‘App Store’, a sus competidores (un 30% de sus suscripciones) en el mercado del ‘streaming’, y la restricción del acceso a otras ofertas (más baratas), todo ello para beneficiar a su propio servicio, la tienda Apple Music, constituyen un caso de exceso que lesiona el principio de libre competencia. Y bien, da que pensar la posición de Apple cuando arguye que su ‘App Store’ no será tan hostil a Spotify como la pintan, dado que la plataforma sueca domina ampliamente el mercado europeo (un 56% de cuota, aseguran, más del doble que Apple Music). 

Y uno puede pensar que, si la ‘App Store’ es un invento de Apple, es comprensible que pretenda favorecer lo suyo respecto a otras marcas que deseen vender su producto a través de su canal. Pero ocurre que la UE tiene objeciones cuando, por muy bien que pueda haber hecho las cosas Apple para tener el mundo a sus pies, observa un caso de abuso de una posición dominante en un mercado específico, caso de la música.

El problema es haber llegado hasta aquí. Son muchos años de dominación sigilosa por parte de unos pocos actores digitales que determinan la suerte de sectores enteros, como la música (y otros, la prensa misma), sin que ningún marco legal les haya podido marcar límites. Llegar al extremo de una multa (que no sabemos si se llegará a formalizar: Apple, por supuesto, ha anunciado que recurrirá) no es el mejor escenario y habría sido preferible algún tipo de acuerdo estructural tiempo atrás. Tal vez sea tarde para enmendarlo, y la resolución del caso puede llevar años. Victoria, por ahora, más moral que otra cosa para Spotify. Veremos. Y mientras, los europeos, tras aplaudir la multa, contaremos los días para correr a comprar el iPhone 16. 

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