Crítica

Mushkaa, el triunfo de la hedonista melancólica en Apolo

La cantante de Vilassar sacudió la sala con el pop urbano de ‘SexySensible’ y un amplio desfile de invitados

Jordi Bianciotto

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Hasta este jueves, el gran logro de Mushkaa en Barcelona era haber llenado Sidecar (hace un año), pero sus dos completos en Apolo sugieren el salto a otro nivel de esta cantante y compositora todavía en construcción. Todo sigue siendo vertiginoso para Irma Farelo, la chica nacida en el (insultante) año 2004 (para los neófitos, la hermana de Bad Gyal) que canta al amor y al hedonismo perfilando una mirada propia a las modernas jergas del pop.

Fue un bolo de aires celebrativos, con euforia generacional, aunque su nuevo lanzamiento, en forma de ‘mixtape’, ‘SexySensible’, dispense unos cuantos ‘tempos’ pausados con fibras melancólicas. La pareja de caballos acaramelados que ilustra la portada transmitió, en la pantalla de video, esa idea de enamoramiento del amor que se filtró de entrada en el tema titular. Pieza sinuosa, con fondo de autolinchamiento emocional y muestra de su ‘freestyle’ lingüístico: “soc immadura, deixo el meu amor de lado”.

Un tanga roto

Mushkaa podría actuar sin apenas apoyo humano y generaría una pasión semejante, pero en Apolo se presentó bien arropada: dos bailarinas, corista (su hermana gemela Greta), ¡tres músicos! Se rumorea que llegó a verse una guitarra eléctrica. Encendió la mecha con algunos de los números más bailables, como el erótico-festivo ‘Habibi’ (“aquesta nit et trenco el tanga / i la nena vol mandinga”) y un ‘Barras warras’ muy coreado, como si fuera un clásico (y debe de serlo, aunque solo tenga nueve meses). Y como ‘El mambo’, rematado por un caluroso arranque de percusión.

Pero lo de Mushkaa, más allá de su extroversión y naturalidad escénicas, contradice el guion más fiestero y revela matices virtuosos en otros registros. Ahí estuvo el ‘downtempo’ introspectivo de ‘Imperio’, y la disrupción hiperpop de ‘Xarnega’, y esas casi-baladas con piano y resonancias tristonas: ‘Entre el fum’, canción que, dijo, ha marcado un giro en su carrera, y ‘El disfraz’, que dejó para el final. Ese ramalazo interiorista ya lo ha incorporado como señal de identidad: “¿Cuántos sensibles hay en esta sala?”, preguntó.

Las suyas son canciones que no atienden al estribillo delimitado, o más bien todo el tema lo es. Los ganchos no vienen del cambio de armonía sino de la textura y el subidón del ‘beat’. Ahí ha sabido construir Mushkaa dinámicas con pegada, como en ese ‘track’ secreto, ‘SexeSexy’, y en las piezas compartidas por los invitados de la noche: de un ‘No m’estima’ con Julieta al atómico ‘Tonteo’ al que se sumaron The Tyets, pasando por las citas con Akilon 340, 31 FAM y Maria Hein. Faltaron Figa Flawas, pero la foto de la nueva escena filo-urbana fue significativa, y Mushkaa la encajó admitiendo cierta perplejidad con frases como “soy muy afortunada” y “parece mentira que esté aquí”. Y resumiendo la noche: “Esto ha sido muy sexy y muy sensible”. 

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