Novedad editorial

De radioaficionado a espía nazi en Manhattan

La espía olvidada a la que Hitler decapitó

Los suicidios en masa del nazismo en los estertores del Tercer Reich

Josef Klein, ante su aparato de radio y su perro.

Josef Klein, ante su aparato de radio y su perro.

Anna Abella

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Era Josef para sus compatriotas alemanes; Joe, en su segunda vida como inmigrante instalado en Harlem, en Nueva York, adonde llegó en 1925, y Don José, en Sudamérica, donde refugió y murió, en Costa Rica: Josef Klein, radioaficionado, fue uno de los 33 detenidos por el FBI juzgados en 1941 por formar parte de la mayor red de espionaje nazi en Estados Unidos, liderada por Frederick ‘Fritz’ Duquesne (para los federales, El Duque). Josef también fue el tío abuelo de la escritora Ulla Lenze (Mönchengladbach, 1973). Ella no llegó a conocerle, pero profundizando en los recuerdos de su madre, que en 2014 le dio las 180 cartas que desde 1946 se intercambiaron durante una década Josef y su hermano Carl (abuelo de la autora), Lenze recupera su historia en ‘El operador de radio’ (Salamandra), donde suple con ficción las lagunas que no pudo rellenar tras investigar en diversos archivos, hemerotecas y bucear en los interrogatorios policiales.

A través del relato familiar, el libro vierte luz tanto sobre la Alemania de posguerra como en la no demasiada conocida colonia nazi en Estados Unidos antes de la entrada del país en la Segunda Guerra Mundial. "Había una comunidad germano-estadounidense que viró claramente del nacionalismo alemán hacia el fascismo y el racismo. Es interesante descubrir que en Estados Unidos fueron muy tolerantes durante mucho tiempo con ellos. Te preguntas cómo fue posible que hasta 1939 hubiera grandes desfiles con la cruz gamada por el centro de Manhattan. Eso terminó cuando vieron la amenaza y el peligro que suponían los planes de Hitler", considera Lenze en entrevista por videoconferencia.  

La escritora alemana Ulla Lenze.

Mirco Toniolo

"La novela es un intento de hallar respuesta a por qué se implicó mi tío abuelo en la red espía. Según el FBI, le reclutó un amigo alemán que había ido de vacaciones a Alemania. A los espías le interesaban sus conocimientos técnicos y que fuera capaz de construir una radio y manejarla para enviar información -señala-. Ante el tribunal que los juzgó, él se declaró inocente. Dijo que no sabía para quién trabajaba, pero yo no lo creo. Le condenaron". Y cumplió cinco años de prisión. 

Josef dice que no sabe, pero sí sabe, lo niega pero participa. Es el prototipo de la gente que sigue a otros

Josef Klein (círculo), en la ficha policial del FBI de los detenidos por la red de espías Duquesne.

Josef Klein (círculo), en la ficha policial del FBI de los detenidos por la red de espías Duquesne. / FBI

Para Lenze era importante "mostrar el prototipo de la persona que sigue a otros, que no tiende a extremos, que ni es un monstruo ni un héroe". "Porque en Alemania hubo mucha gente así, que apoyó al sistema siguiendo a otros. Creyendo que si no se identificaban con un villano o un héroe podían decir ‘yo no participé’. Josef Klein cae en ese enmarañamiento. Dice que no sabe, pero sí sabe, lo niega pero participa, y al final está tan metido que no puede salir".  

Tras quedar libre, Klein volvió a Alemania y vivió en casa de su hermano Carl, con su mujer, Edith, y la pequeña hija de ambos, a la que apodaban Palomita, la madre de Lenze. "En mi familia nunca fue un tabú, sé que le perdonaron. Pero creo que Carl siempre estuvo algo resentido con su hermano porque a pesar de tener todas las oportunidades en la vida acabó enredado en el nazismo. En cambio, Carl no pudo emigrar como él a Estados Unidos, como pretendía, porque perdió un ojo en un accidente. Y aunque tuvo que quedarse en Alemania, siempre mantuvo distancia con el régimen nazi, no se afilió al partido y fue crítico con Hitler". 

Red nazi en Sudamérica

Josef pidió luego ayuda a la red nazi para viajar a Buenos Aires. "No tenía nada y no acababa de llevarse bien con su familia. Y acudió a los nazis con los que estuvo internado en Ellis Island y con los que había mantenido el contacto. Aunque se benefició de la red, sus cartas muestran que en Sudameríca se distanció de ellos. Les criticaba que siguieran colgando fotos de Hitler. Era una relación ambigua", admite Lenze, que no se planteó la posibilidad de que tuviera miedo a las represalias si se salía del círculo nazi.

El agente doble William Sebold (izquierda), con Fritz Duquesne, de la red de espías nazi, en la falsa oficina de Sebold en Manhattann, en 1940.

FBI

Espías aficionados

En la ficción, Josef intenta huir de un trabajo en una imprenta de propaganda fascista pero acaba inmerso en la red Duquesne, a la que el FBI tenía controlada gracias al agente doble William Sebold, que recibía visitas de los nazis en una oficina en Manhattan donde los federales les grababan en secreto. "Para los alemanes era más fácil reclutar agentes entre los inmigrantes instalados en Estados Unidos. Pero aquellos espías, en realidad, eran aficionados con poca formación que no suponían una gran amenaza para Estados Unidos", valora.

Un agente del FBI realiza una vigilancia filmada de la operación encubierta en el caso de la red de espías de Duquesne.

FBI

La novela refleja el muy probable "amor platónico" entre Josef y su cuñada, Edith. "Mi madre -apunta la escritora- recordaba que cuando Carl estaba fuera por trabajo ellos pasaban mucho tiempo en la cocina y se notaba el cariño y la atracción entre ellos. Creo que mi abuela vio en Josef a un hombre de mundo, interesante, que no tenía la rigidez del carácter de su marido. De camino a Sudamérica le escribió una carta muy afectuosa dirigida solo a ella".  

Lenze descubrió eslóganes de la propaganda nazi como ‘Salvemos a América primero’. "Me asustó ver las mismas palabras que usa hoy Trump. Estados Unidos es un país de inmigrantes, pero ahora la derecha no para de lanzar mensajes hostiles y de señalar a los extranjeros como culpables de las crisis, los salarios bajos, el futuro de las pensiones, los impuestos... También en Alemania y otros países. Es una crisis global. Y da miedo".