Crítica

Joan Dausà, en su noche de los prodigios en el Palau Sant Jordi

El músico de Sant Feliu de Llobregat conmemoró los diez años de ‘Jo mai mai’ en un concierto lleno de giros de guion y golpes de efecto, y con Julieta y Santi Balmes (Love of Lesbian) como invitados sorpresa

Concierto de Joan Dausà en el Palau Sant Jordi

Concierto de Joan Dausà en el Palau Sant Jordi / FERRAN SENDRA

Jordi Bianciotto

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Joan Dausà bautizó el concierto de este sábado como ‘La gran bogeria’, pero lo suyo no es ninguna chaladura. Fue audaz, sí, atreverse con el Palau Sant Jordi, pero el llenazo le dio la razón en su misión de llevar al gran formato esa música que resulta ser a la vez recogida y espaciosa, de confesión susurrada al oído y ‘crescendo’ peliculero, y que se crece en directo con un diálogo vivaz con el público.

Se trataba de conmemorar los diez años de ‘Jo mai mai’ y de tocar la fibra a aquella generación que padeció con la historia de amores cruzados (y frustrados) del filme ‘Barcelona, nit d’estiu’. Pero la canción vino a ser la excusa para que Dausà formalizara el enganche popular de su cancionero, con el que discretamente se ha convertido en uno de los artistas catalanes de mayor convocatoria: 16.400 asistentes, cifra muy crecida tratándose de un formato con sillas en la pista, ‘sold out’ de verdad en el Sant Jordi (no como otros). Sesión más presentista que nostálgica, donde dominó el repertorio de sus últimos tiempos.

Reír y llorar

Dausà quiere que sus conciertos no sean simples sucesiones de canciones: busca implicar, conmover, y tan o más difícil, entretener. Lo logra manejando un material que combina lo que él llama sin rodeos la ‘canción-drama’, a veces algo pretenciosa, encaminada, digamos, al fortalecimiento del alma (ese ‘Ara som gegants’ que abrió la noche entre teclados ‘new age’) con la formulación pop variable (ese destacable ‘Buenos Aires’, en castellano, sobre los tiempos que pasó allí estudiando dirección de empresas). Lleva a la audiencia por donde quiere, conmoviéndolo, haciéndolo reír y llorar (o casi). Cuenta historias de antiguas novias, nos habla del alzhéimer y de los amigos que no han podido venir “porque se los está intentando acusar de terrorismo”. Dirige las secciones de las gradas a su antojo como haría el prestidigitador Chris Martin.

‘Jo mai mai’ sonó dos veces, en acústico y a toda banda, e inspiró un juego de Dausà, romanticón él, encaminado a que dos asistentes que no se conocieran se dieran un beso (y lo consiguió: gran admiración para Toni y Núria). En ‘Judit’, la canción que da continuidad a la historia de amor platónico, salió la susodicha (la actriz Sara Espígul). Y Julieta lo acompañó por sorpresa en ‘Una altra manera de viure’ (la canción que grabó con Maria Rodés para Estrella Damm en 2019), y un bigotudo Santi Balmes en ‘Caure no feia mal’. 

Así, alternando la gravedad emocional y la ‘gran eufòria’, cantando al amor y a los buenos sentimientos, consumó Dausà una noche que lo elevó sobre toda expectativa. Y no se quedó ahí y emplazó al público a registrarse en su web para ir a “reventar el Wizink” o montar una “gran bogeria” en París. Lo hará si son, al menos, 6.000, dijo, y visto lo visto, la locura es pensar que no lo conseguirá.

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