Concierto de aniversario

Isabel Pantoja demuestra en el Palau Sant Jordi que nadie va a poder con ella

La cantante ofreció un imponente recital en el que recorrió sus 50 años de carrera luciendo poderío vocal en un repertorio de tres horas con citas a más de 60 canciones de toda su trayectoria

Jordi Bianciotto

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Salió luciendo una sonrisa imperial en la que, solo por un instante, se adivinó el gesto conmovido. No era para menos, a la vista de ese público que, más que aplaudirla, le estaba diciendo que estaba allí con ella, a su lado, cerrando filas, inasequible al temporal y a las malas lenguas. Nadie va a poder con Isabel Pantoja, la artista que se pone el mundo por montera, que se come el escenario y la vida, y que este sábado, en el Palau Sant Jordi, se volcó en un concienzudo recital de agradecimiento. “A Dios, por cumplir esos 50 años en un escenario, a los que estáis aquí y a los que ya no están, y que están arriba y me siguen viendo y oyendo”.

El poderío vocal lo insinuó ya en el tema de apertura, ‘Embrujà por tu querer’ una de esas coplas de su primera etapa, de Solano y León, que recogerá, con nuevos arreglos (disruptivos quiebros rítmicos), en su anunciado nuevo álbum. Que saldrá “aproximadamente en enero”, dijo con rara imprecisión. “¡Ya mismo sale!”. El Sant Jordi, en un formato de dos tercios del recinto (escenario adelantado), del cual se ocuparon algo más de tres cuartas partes. Y en escena, la diva, con su colección de vestidos centelleantes, arropada por una amplia orquesta (una setentena de músicos) y un frondoso coro (otros diez), con dirección de Carlos Checa.

Con nombre y apellido

Ahí estaba Isabel Pantoja, luciendo su nombre y su apellido, en letras bien grandes, como fondo de escenario para que nadie se nos confundiera, y confesándose tocada por el viaje en el tiempo que se había impuesto. “Estoy muy emocionada, lo siento”, deslizó en ese tramo inicial basado en las canciones de sus años juveniles, como la primera que grabó, ‘Tené compasión de mí’, así como ‘Fue por tu voz’ y ‘Esta pena mía’. Piezas, algunas, reducidas a esbozos, pero en las que todo fluyó. “Si me pongo a cantar las canciones enteras estamos hasta el 30 de diciembre… ¡del año próximo!”.

Su catálogo le permitía la variedad de palos, y a través de la sevillana y el chotis (la graciosa ‘El señorito’), y siguiendo un guion de orden cronológico, fue a parar ella a la impetuosa ‘Nada’, música de Paco Cepero, y de ahí a las orillas melodiosas y sufridas de ‘Marinero de luces’. “Un disco que no es un disco, es mi vida”. Se creció ahí no solo en sus modulaciones vocales, alejando el micro y jugando con su distancia, también en la mueca y el gesto, dando alas a cada rima. Aunque cuando el público se puso en pie fue en ‘Así fue’, de Juan Gabriel, larga y serpenteante.

Isabel Pantoja suele brindar conciertos generosos, y este aniversario de carrera resultó oceánico, con más de 60 canciones interpretadas o citadas. Un festival para el conocedor de su obra, que pudo seguir su evolución disco a disco, evitando esta vez los bloques temáticos, a través de ia canción con viento del sur, el guiño a Miami (su etapa noventera) y, de ahí, al bolero a voz y piano (‘Dos gardenias’, ‘Perfidia’), y claro, la copla clásica de ‘Yo soy esa’, ‘La zarzamora’ y un pellizco de ‘Ojos verdes’. Y el villancico de ‘Los peces en el río’. Y un par de sorpresas que depara el nuevo álbum, ‘Mi amigo’ y ‘Quisiera decir ¡no!’, piezas que un día hizo suyas Rocío Jurado, y en la que se vio una lágrima recorriendo su mejilla.

Material sensible invocado con poderío, estirando el repertorio a placer hasta las tres horas. “¿Estáis bien? ¡demostradlo!”, inquirió con dotes de mando. Indomable Pantoja, de quien tantas veces el mundo se olvida de que pertenece a una rara estirpe de artista, con todas las consecuencias.

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