Crítica de concierto
Un brillante ‘Mesías’ con acento francés en el Palau de la Música
El oratorio de Händel celebró la Navidad en la temporada de Palau 100
Pablo Meléndez-Haddad
Aunque Georg Friedrich Händel creó el oratorio ‘El Mesías, HWV 56’ para ser interpretado en Semana Santa, por fortuna programadores de medio mundo también se lo han apropiado para celebrar la natividad de Cristo. La genialidad del compositor alemán reflejada en la belleza de sus melodías y en la excelsa factura de la obra justifican su éxito y popularidad, convirtiéndolo en un reclamo reiterativo en las temporadas musicales. En Barcelona siempre arrasa con un par de versiones por curso, y respondiendo a su llamado el Palau volvió a llenarse hasta la bandera.
Esta vez se apostó por un ‘Mesías’ de claro acento francés a cargo de un grupo de solventes solistas internacionales, con el fantástico y bien amalgamado coro de cámara Accentus –especializado sobre todo en música ‘a cappella’ y que no llega a los 30 elementos– y con una impecable Insula Orchestra que utiliza instrumentos de época desde sus comienzos en 2012. Ambos conjuntos fueron fundados por Laurence Equilbey y la orquesta, desde 2017, es residente de La Seine Musical, una de las grandes infraestructuras polivalentes parisinas.
Equilbey impuso una versión bastante recortada a partir del número 26 y, sobre todo, en la tercera parte, agilizando la sección conclusiva, y todo se escuchó muy bien engrasado tras haber ofrecido varias audiciones previas en una gira por Francia y Bélgica. Con mucho de dramático, este magnífico oratorio llevó a los solistas a caminar por senderos de gran expresividad teatral con ritmos contrastados y ágiles cuando la narración lo hacía necesario. La maestra Equilbey les dio absoluta libertad para ornamentar, incluso al tenor británico Toby Spence, que se unió al grupo en último momento reemplazando a su colega previamente anunciado, que fue baja por enfermedad.
Sandrine Piau brilló es sus aportaciones, con gran dominio de la coloratura, mientras que el contratenor Paul-Antoine Benos-Djian, sonoro y poderoso, se mostró como un ‘ornamentador’ nato, añadiendo variaciones y trinos por doquier, aunque no siempre solucionó con acierto los agudos extremos. Regresó al Palau el maravilloso Alex Rosen, un bajo de precioso timbre y amplio control del ‘fiato’, siempre expresivo y de innata elegancia; la coloratura, sin embargo, ya no le sienta tan cómoda como antaño: pareciera ser que ya está llamado a empresas más belcantistas o románticas.
Un nuevo éxito que volvió a constatar que ‘El Mesías’ es un valor seguro que va más allá del repertorio barroco al haberse convertido en un imprescindible para un público de todas las edades.
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