Patrimonio

La Generalitat compra por dos millones de euros el archivo de Francesc Català-Roca, el fotógrafo catalán más importante del siglo XX

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Català-Roca, cuando una imagen vale más que mil palabras

La consellera de Cultura Natàlia Garriga junto a los heredros de Català-Roca, su hijo y nieto Andreu Català Pedersen y Marc Català Santafé.

La consellera de Cultura Natàlia Garriga junto a los heredros de Català-Roca, su hijo y nieto Andreu Català Pedersen y Marc Català Santafé. / Toni Albir / EFE

Leticia Blanco

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La obra del gran maestro de la fotografía documental, Francesc Català-Roca, se queda en Catalunya. La Generalitat ha adquirido por dos millones de euros el fondo de uno de los pioneros del neorrealismo en España, un enorme legado formado por 167.701 negativos en blanco y negro y color, 3.109 diapositivas en color, 14.000 hojas de contacto y 2.000 copias de época tras llegar a un acuerdo con la familia del “fotógrafo más importante del siglo XX” en Catalunya y España según la consellera de Cultura, Natàlia Garriga. 

Su hijo y su nieto, Andreu Català Pedersen y Marc Català Santafé, actuales herederos, se mostraban este lunes visiblemente satisfechos de que los archivos pasen ahora a manos del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), que emprende ahora la laboriosa tarea de clasificar, conservar y ordenar el enorme legado, algo que tardará aproximadamente tres años, tras los cuales, el museo le dedicará una gran exposición, adelantó su director, Pepe Serra. 

'Sanlúcar de Barrameda. Cádiz. 1960', de Català-Roca.

'Sanlúcar de Barrameda. Cádiz. 1960', de Català-Roca. / FRANCESC CATALÀ-ROCA

Para Garriga, se trata de una "adquisición de país", que "garantiza la conservación, la investigación y la difusión” del fondo Català-Roca, una figura que ha calificado de "prolífica, renovadora, insustituible e imprescindible". Según ha explicado Andreu Català Pedersen, las fotografías de su padre llevaban desde 2007 en el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC), donde se custodiaba el fondo y se empezó a inventariarlo, aunque queda alrededor del 85% por hacer. La operación empezó a gestarse durante la celebración del Any Català-Roca en el que se conmemoró el centenario de su nacimiento en 1922 y tras la muerte del hermano de Andreu, Marc. 

Garriga ha destacado la mirada del fotógrafo, siempre centrada en las personas y en el reportaje de calle, y en la amplitud de puntos de vista de sus instantáneas, que pueden verse “desde el punto de vista sociológico, popular, arquitectónico, urbanístico y de retrato de personalidades”.

'Señoritas paseando por la Gran Vía de Madrid. 1952', de Català-Roca.

'Señoritas paseando por la Gran Vía de Madrid. 1952', de Català-Roca. / FRANCESC CATALÀ-ROCA

Se evita así la posible salida del país de una de las mejores colecciones de fotografía del siglo XX, algo que estuvo a punto de ocurrir con el legado de otro gran fotógrafo catalán, testimonio imprescindible de la Guerra Civil, Agustí Centelles. En 2009 el Ministerio de Cultura compró el archivo del fotógrafo por 700.000 euros, algo que irritó a la Generalitat. Sus hijos, los hermanos Sergi y Octavi Centelles, explicaron entonces que rechazaron una oferta de Christies para adquirir el archivo por algo más de dinero (850.000 euros) a cambio de que el Ministerio de Cultura se comprometiera a dar la mayor difusión posible de la obra de su padre. 

Para Andreu Català, las imágenes de su padre conforman "un maravilloso viaje por el siglo XX" que en plena madurez, en 1973, decidió "reinventarse en color, porque creía que el color era muy importante, ya que la naturaleza es en color, porque la pintura de su amigo Joan Miró es en color y porque si se hubiera inventado la fotografía en color nadie hubiera echado en falta el blanco y negro". 

Autor de numerosos libros de temáticas muy variadas, Francesc Català-Roca dejó además dieciséis documentales cinematográficos que se conservan en la Filmoteca de Cataluña. Con la compra, la Generalitat ha obtenido los derechos que le permitirán digitalizar las imágenes, difundirlas ‘online’, hacerlas accesibles a la ciudadanía y gestionar "los derechos de explotación respecto a terceros".

La memoria colectiva de la Barcelona de los años 50 y 60 no se concibe sin muchas de las icónicas imágenes de Català-Roca, un fotógrafo innovador que pese al aislamiento de la dictadura franquista supo renovar el lenguaje fotográfico con novedosos encuadres y una mirada fresca sobre lo cotidiano. Tuvo una enorme influencia en la portentosa generación de fotógrafos catalanes de la segunda mitad del siglo XX como Ramón Masats, Oriol Maspons, Xavier Miserachs, Joan Colom o Colita.