Brasileño universal

Sergio Mendes: “No sigo las modas ni las fórmulas, sino a mi corazón”

El músico carioca, cuya adaptación de ‘Mas que nada’, de Jorge Ben, conquistó el mercado internacional en 1966, actúa en el Palau de la Música, dentro del Festival de Jazz, arropado por un grupo que incluye a su esposa, la cantante Gracinha Leporace 

El legendario música brasileño Sergio Mendes.

El legendario música brasileño Sergio Mendes. / EL PERIÓDICO

Jordi Bianciotto

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Allá por el año 1966, una canción brasileña sensual y misteriosa, con un poso rítmico ‘afro’ y a la vez refinada y ‘cool’, se abría paso en el mercado estadounidense y global: ‘Mas que nada’, composición de Jorge Ben de la que Sérgio Mendes sacó petróleo valiéndose de un arreglo exuberante y de las voces de Lani Hall y Janis Hansen. El autor de aquel arreglo rompedor dio entonces el empuje definitivo a una carrera que lo trae este viernes al Palau de la Música (Festival de Jazz de Barcelona), en un concierto en el que no faltará aquella canción fetiche.

¿No se ha cansado de ella?, le preguntamos a Sérgio Mendes, que nos atiende por teléfono desde Londres, donde recala en su gira europea, respondiendo en un correcto español. “¿Cansarme? No, no, todo lo contrario. Es un canto que sale del alma, un canto de vida, y después de casi 60 años la gente sigue haciéndoselo suyo en todo el mundo”. Hablamos de una pieza que, a diferencia de otros éxitos brasileños, se impuso en Estados Unidos sin concesiones lingüísticas, en portugués. Aunque muchos años después, en 2006, la cruzó con el inglés (y con el hip-hop) en su celebrado encuentro con The Black Eyed Peas.

A su manera

Encabezando aquella chispeante formación, Sergio Mendes & Brasil ’66, había un músico que cuatro años antes se había establecido en Los Ángeles (donde sigue viviendo), tras pisar el escenario del neoyorkino Carnegie Hall de la mano de António Carlos Jobim. “El mejor compositor de la música brasileña”, subraya. “La bossa nova fue un movimiento muy importante, con canciones muy lindas que todo el mundo recuerda, y a mí lo que me ha gustado siempre es tocarla a mi manera, con arreglos distintos”. Añadiendo un par de trombones, saxo tenor y batería. “Hago la música que está en mi alma. No sigo las modas ni las fórmulas, sino a mi corazón. Lo que me da placer es descubrir cosas nuevas”.

‘Mas que nada’ (tema a menudo escrito erróneamente como ‘Mais que nada’) figuraba en el álbum de Brasil ’66 que representó su estreno en el sello A&M, con la producción del Herb Alpert, autor de memorables discos de ‘easy listening’ (y marido de Lani Hall). Figuras con las que Mendes conserva la relación. “Viven también en Los Ángeles y nos hablamos casi todas las semanas”. En aquel entorno llevó Mendes a su terreno piezas de los Beatles, Burt Bacharach y Henry Mancini, autores a los que Brasil no debe mirar con complejo de inferioridad. “Tenemos a Baden Powell, Dorival Caymmi, Chico Buarque…” Y a Carlinhos Brown, añade, que le proveyó de material en ‘Brasileiro’ (1992). “Cada vez que trabajamos juntos es mágico”.

El famoso carpintero

El documental ‘Sérgio Mendes in the key of joy’ (2020) recorrió su historia, desde su nacimiento y juventud en la localidad de Niterói, frente a Río de Janeiro, con la participación de amigos como Quincy Jones, Harrison Ford (que, siendo un veinteañero, fue su carpintero cuando quiso construir un estudio en su casa angelina) y John Legend. Relato que traslada en cierto modo al directo con repertorios de grandes éxitos como el que ofrecerá en el Palau. “Será un paseo musical que empieza con la bossa nova, en 1958, y que sigue con Brasil ’66. Somos ocho en escena”, explica. Una de las cantantes del grupo lleva acompañándolo desde principios de los 70: es su esposa, Gracinha Leporace.

Desde su residencia californiana, Mendes sigue, a sus 82 años, la evolución musical de su país, pero no la política. “Ni la de Brasil ni la de ningún lugar del mundo. Estoy con mi música y con mi familia: mi esposa, mis hijos, mis nietos… Alegrías nuevas”, apunta. Y aunque no consigue recordar si actuó alguna vez en Barcelona, sí tiene claro que ha paseado por sus calles y, más todavía, visitado algún restaurante catalán de prestigio. “Conocí a Ferran Adrià y fue un descubrimiento. Es un gran artista, original, con inventiva, único. Me daría mucho placer que viniera al concierto”. 

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