'Muertes nada accidentales', de Paz Velasco de la Fuente: la obsesión por el mal.

¿Qué convierte a un individuo normal en un asesino? ¿Qué factores influyen para que alguien destruya los límites, cruce la línea y decida arrebatarle la vida a otra persona? ¿Tienen la consciencia de que se trata de seres humanos, o para algunos asesinos sus víctimas tan solo son un instrumento para conseguir satisfacer una necesidad, un deseo?

Estas son algunas de las preguntas que trata de responder Paz Velasco de la Fuente en su último libro, ‘Muertes nada accidentales’. Velasco de la Fuente dejó la abogacía en 2018 para dedicarse a la criminología. Es profesora universitaria, y esta es su tercera publicación tras dos ensayos de divulgación. Estamos de nuevo ante una obra de no ficción, pero tanto el fondo como la forma difieren mucho de sus trabajos previos. 

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En sus obras anteriores nos tomaba de la mano para abrumarnos —en el mejor de los sentidos— con una exposición de datos que resultaba clara y ordenada. Cuadros sinópticos, infografías, listados de puntos de interés. No importaba la complejidad de la información expuesta: ella siempre ha conseguido que sus libros sean igual de técnicos que de cercanos. 

En esta ocasión, Velasco de la Fuente ha optado por convertir la información, la cronología y los datos en una narración. Con este cambio, consigue un formato todavía más cercano y mucho más amable. Sentimos que estamos ante una crónica, una especie de cuento macabro, en el que paso por paso nos adentramos en los motivos, los hechos y las investigaciones sobre cada uno de los criminales.

Una de las claves del éxito de esta obra reside en la elección de los casos y en la diversidad de los perfiles. Olvídense de Ted Bundy, de BTK o de Jeffrey Dahmmer. En este libro no encontraremos a ninguno de esos criminales. Y es probable que la inmensa mayoría de los lectores no conozca a ni uno solo de los diez escogidos. No se centra únicamente en asesinos seriales, que suele ser uno de los temas que más fascinan a los aficionados a este tipo de obras. También tendremos estafadores, mujeres que maltratan a menores y hasta parejas asesinas. De este modo, se nos presenta un panorama amplio de lo que ha supuesto la evolución de la investigación criminológica.

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La incorporación de elementos de contextualización histórica resulta vital para que no perdamos de vista en ningún momento que no estamos ante una ficción. De esta manera, descubriremos la obsesión del mismísimo Eliot Ness con uno de los casos expuestos, la importancia social de la marcha al frente de los jóvenes europeos durante la Primera Guerra Mundial o el peso de las redes sociales a la hora de amenazar con una masacre en masa. 

Por poner un ejemplo: gracias a esta obra descubrimos que Harvey Murray —uno de los criminales de los que se nos habla en el libro— fue instalado en la misma celda que ocuparían con posterioridad Charles Manson y Richard Ramírez en el corredor de la muerte; el mal compartiendo colchón.

La labor divulgativa de los libros de Paz Velasco de la Fuente es innegable. No solo nos ayuda a comprender los pasos de una investigación, sino también cómo puede llegar a funcionar una mente asesina. Y todo ello, siempre, desde una mirada alejada de lo escabroso y lo obsceno.