Sector editorial

Malestar de los libreros porque las bibliotecas catalanas compran los libros en Galicia: "Siempre ganan el concurso los mismos"

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La Biblioteca García Márquez, en Sant Martí.

La Biblioteca García Márquez, en Sant Martí. / Jesús Granada

Leticia Blanco

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Los libreros catalanes llevan meses incubando cierto malestar provocado por cómo las bibliotecas compran los libros. Las normas han cambiado este último año porque la ley de contratación pública catalana tiene que adaptarse a la normativa europea y eso ha hecho que las adquisiciones de las bibliotecas sean licitaciones cada vez más grandes -en ocasiones, lotes de casi 100.000 euros- a las que es muy difícil acceder para la mayoría de librerías, que son de tamaño medio o pequeño.  

Las partidas más pequeñas, las llamadas “compras de proximidad” en librerías de barrio, de entre 1.000 y 3.000 euros, han desaparecido para evitar favoritismos y corruptelas y favorecer así la libre competencia en todo el espacio Schengen. “Pero si eres una micro empresa es muy difícil puntuar en una gran licitación. Y lo que estamos viendo es que casi siempre ganan los mismos”, explica Núria Càrcamo, socia en la cooperativa al frente de la librería infantil Sendak del barrio de Gràcia. 

El intrusismo de catalogar y forrar

El negocio del libro tiene, por su propia naturaleza, una limitación debido al precio fijo: no es el librero el que marca el precio de venta al público de un libro, sino el editor. La ley permite descuentos por excepciones y exclusiones del 5% y de un 10% el día de Sant Jordi. Las licitaciones puntúan más a mayor el descuento, con un máximo del 15% (la suma de los dos que permite la ley), algo que deja un margen de beneficio muy pequeño a los libreros, que suelen llevarse el 30%. “Y estamos viendo que también tenemos que asumir otros costes como el transporte y la entrega, la catalogación y el forrado de los libros”, explica Càrcamo.  

Frente a la especialización o la proximidad, dos de los criterios que los libreros defienden, ahora mismo la ley establece que el criterio preferencial de desempate de una licitación son los empleados discapacitados, una medida europea que busca favorecer la igualdad y fomentar la inclusión. Es el caso de Infobibliotecas SL, con sede en Vigo, que acumula licitaciones en todo el territorio, como la de 45.000 euros para abastecer a la biblioteca municipal de Sant Cugat el año pasado, donde hay cinco librerías. “No se entiende que desde el Govern se haga campaña para favorecer el comercio de proximidad y la sostenibilidad y que luego eso no se aplique en la contratación pública”, apunta Càrcamo. 

El desempate por discapacidad

La sombra de la sospecha se cierne sobre Infobibliotecas SL, con sede en Pontevedra y cinco trabajadores, todos con contrato indefinido y discapacidad, una cifra superior a lo que exige la normativa. Infobibliotecas SL se ha hecho este octubre con otro lote para renovar el fondo bibliográfico de novedades editoriales de las bibliotecas de Nou Barris y Horta Guinardó por un contrato de 43.500 euros con IVA. El lote para las bibliotecas de Sant Andreu y Sant Martí, de 48.500 euros, se ha adjudicado a la empresa catalana Tatarana S. L., con dos personas contratadas, ambas también con discapacidad.

El Gremi de Llibreters impugnó con éxito otra adjudicación el pasado noviembre en el Tribunal Català de la Contractació Pública (era un contrato de 192.307 euros dividido en dos lotes por castellano y catalán). También se ha celebrado una reunión con el Consorcio de Bibliotecas, la Diputación de Girona y de Barcelona y el Departament de Cultura de la Generalitat para acercar posturas y estudiar la cuestión desde un punto de vista técnico, jurídico y político.

Más lotes y más pequeños

“La ley es la ley”, admite Marià Marín, secretario tècnico del Gremi, “pero la ley no dice que tengas que hacer uno o dos lotes de 100.000 euros, lo que marca es que tienes que favorecer la competencia. Y si el concurso siempre lo ganan los mismos, entonces es que quizá el concurso está mal hecho y no estás favoreciendo la competencia”, apunta. 

Hacer más lotes con cantidades más asumibles es una de las batallas del gremio. Marín opina que la creación de empresas ‘ad hoc’ donde todos los empleados son discapacitados para ganar concursos públicos es una práctica común. “Pasa mucho porque se empata mucho. Lo que decimos es que una licitación está mal hecha si se empata tanto y que los criterios se deberían de revisar, siempre en el marco de la ley, para evitar un nivel tan alto de empate”, reflexiona. 

También recalca que es mucho más fácil tramitar dos lotes que 15, y que se presenten 4 candidatos a que lo hagan 70. “¿Quién está en contra de la inclusión? Nadie. Solo decimos que el nuevo sistema ha ido expulsando a las librerías de a pie. Y que algo sea legal no significa que esté bien”, apunta. 

Desde Biblioteques de Barcelona contestan que “como organismo público debemos cumplir la legislación vigente en materia de contratación” y se muestran “abiertos a aquellas propuestas que puedan incorporarse en el marco de la ley”. Son conscientes del malestar de los libreros y “las últimas licitaciones para el suministro de fondos bibliográfico para las bibliotecas son con lotes de menos de 50.000 euros, donde no se pide como valor añadido la catalogación y enchipamiento/alarmado”.

“Respecto a la proximidad”, informan, “en los pliegos se exige a las empresas adjudicatarias que deben disponer de librería o punto de distribución y consulta en la ciudad, abierta al público un mínimo de 25 horas semanal, dado que las bibliotecas han de poder elegir los documentos in situ, sin tener que desplazarse fuera de Barcelona”. 

Las librerías en Catalunya: una red densa y de tamaño pequeño

Catalunya tiene 429 bibliotecas y 14 bibliobuses repartidos por todo el territorio, donde conviven con 453 librerías según Cegal. Es una red muy densa, la mayor de España (la Comunidad de Madrid tiene 402) y bastante por encima de otros territorios europeos. Unas 250 empresas están detrás de esas 430 librerías. Solo 16 tienen una alta facturación (de más de medio millón de euros), unas 25 facturan entre 150.000 y 500.000 euros y la mayoría, 127 empresas, factura entre los 100.000 y los 150.000 euros al año. Las pequeñas librerías por debajo de los 100.000 euros de facturación anual oscilan entre las 70 y las 75, según datos del Gremi. El Consorci de Biblioteques de Barcelona, que tiene un presupuesto anual de 24,8 millones de euros para 2023, dedicó este año tres partidas al suministro de “fondos bibliográficos”, “fondos bibliográficos y otros fondos” y “fondo general” de 830.766, 647.346 y 461.538 euros respectivamente. 

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