J.A. Bayona: “He retratado el canibalismo como un acto de amor”

Como todas sus películas desde ‘El orfanato’ (2007), su quinto largometraje es una afinada mezcla de espectáculo visual y emociones a flor de piel. Y como ‘Lo imposible’ (2012), su dramatización del ‘tsunami’ que asoló Tailandia en 2012, es una historia sobre la supervivencia humana frente a la ingobernable naturaleza. En concreto, ‘La sociedad de la nieve’ se inspira en el libro homónimo del argentino Pablo Vierzi para recrear la tragedia del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya que en 1972 se estrelló contra un glaciar en los Andes, y cuyos pasajeros recurrieron al canibalismo para mantenerse con vida. Esta noche, se convertirá en la primera película española que clausura una edición de la Mostra de Venecia en los 80 años de historia del festival.

Sobre la tragedia de Los Andes existen dos largometrajes previos a ‘La sociedad de la nieve’, ‘Supervivientes de los Andes’ (1976) y ‘¡Viven!’ (1993). ¿Hasta qué punto le influyó la existencia de esas películas a la hora de hacer la suya?

Cuando leí el libro de Pablo Vierci me di cuenta de que la historia de lo sucedido era mucho más grande de lo que yo recordaba, y me impresionó mucho. Sentí que necesitaba contar esta historia, y esa necesidad también se transmite en el libro, a través de las palabras de los supervivientes. Su relato debe contarse otra vez porque siguen habiendo heridas no cerradas. Y nuestra transgresión radica en poner el punto de vista no tanto en los que regresaron de la montaña como en los que se quedaron.

¿Hasta qué punto fueron las dificultades de las que estuvo envuelto del rodaje de la película un estímulo para recrear las que se vivieron en los Andes en 1972?

Estar lo más cerca posible de la realidad fue nuestra intención desde el principio, por eso filmamos a 3500 metros de altura y en un lugar de acceso complicadísimo. El coste físico y psicológico de los 140 días de rodaje se fue reflejando en los cuerpos de los actores, que iban perdiendo peso, y en esos rostros cuya piel se iba agrietando. Sí, fue una aventura muy inspiradora.

¿Cómo afrontó el reto de poner imágenes a los actos de canibalismo que tuvieron lugar en los Andes sin caer en el sensacionalismo y el tremendismo?

Para mí es una cuestión de punto de vista: en cuento dejas de ponerlo sobre el que come y lo sitúas en el que entrega su propio cuerpo a sus amigos para ayudarlos a sobrevivir, el canibalismo deja de ser algo morboso para convertirse en un acto de amor, y así es como yo veo lo que sucedió allí. Para retratarlo, en todo caso, tuvimos un obstáculo primordial. A lo largo de sus 72 días en la montaña, los supervivientes se fueron acostumbrando a comer la carne de los cuerpos sin vida y lo convirtieron algo rutinario, dejaron de darle importancia. En una película de dos horas es imposible recrear esa cotidianidad. Ese es uno de los motivos por lo que decidimos no ser muy explícitos; el otro es el respeto a los muertos y a la intimidad de los supervivientes.

En todas sus películas se habla en mayor o menor medida de la muerte, ya sea desde la perspectiva del duelo o desde la de la lucha por la superviviencia. ¿De dónde proviene esa fascinación? 

Me doy cuenta de que eso es cierto, pero nunca me he psicoanalizado. Reconozco que me gusta llevarme a mí mismo y al público a territorios sombríos desde los que emerger siempre hacia la luz. No me interesa el cine oscuro, la oscuridad solo me interesa como zona de paso hacia lo luminoso. Ahora bien, no sé cuál es el motivo. Alguien me dijo una vez: “Jota, ojalá nunca encuentres lo que buscas a través de tus películas”. 

¿Han visto la película ya los familiares de las víctimas y los supervivientes?

Sí, agradecieron que en ella ni se maquillan los hechos ni se contemplan con actitud condescendiente. Pero lo más importante de sus reacciones es que demuestran el poder del cine para ayudar al espectador a meterse en la piel del otro. Entre los familiares hubo personaes que, 50 años después, gracias a la película entendieron finalmente por qué los supervivientes hicieron lo que hicieron, y fueron capaces de perdonar. 

¿Desde cuándo fue usted consciente de que ‘La sociedad de la nieve’ formaría algo parecido a un díptico con su segundo largometraje, ‘Lo imposible’?

Yo leí el libro de Vierci cuando estaba trabajando en ‘Lo imposible’ y, de hecho, gracias a lo que hallé en sus páginas corregía algunas de mis ideas acerca de aquella película; nada más acabar aquel rodaje, adquirí los derechos para adaptar el libro a la pantalla. Las similitudes entre las dos películas son obvias, pero también lo son las diferencias. La historia que contaba ‘Lo imposible’ transcurría en 72 horas, y la que cuenta ‘La sociedad de la nieve’ lo hace en 72 días. Y otra cosa que distingue a los supervivientes ddel accidente de los Andes de los del tsunami de Tailandi es que ellos tuvieron que sobrevivir en un lugar donde la supervivencia es imposible, y para ello tuvieron que olvidarse de quiénes eran y reinventarse en personas distintas. 

‘La sociedad de la nieve’ competirá con ‘20.000 especies de abejas’ y ‘Cerrar los ojos’ por ser la película seleccionada para representar a España en la próxima edición de los Oscar. ¿Qué opina al respecto?

Me hace sentir muy bien formar parte de una preselección que representa voces tan diferentes entre sí, y me siento honrado de haber sido elegido al lado de un maestro como Víctor Erice y de una directora tan brillante y prometedora como Estibaliz Urresola. No es sino una confirmación más del elevado nivel artístico, la riqueza y la variedad de nuestro cine.