Regreso de un clásico pop
Elvis Costello & Steve Nieve, una alquimia inagotable en el Palau
El cantante británico y su pianista histórico brindaron un caudaloso concierto en el que recorrieron sus más de cuatro décadas de alianza, con trofeos como ‘Alison’, ‘Accidents will happen’ o ‘Shipbuilding’
Jordi Bianciotto
Periodista
Quienes asistieron al concierto que Elvis Costello y Steve Nieve ofrecieron en el Tívoli en 1999, es posible que lo recuerden como uno de los mejores ofrecidos por el autor de ‘Alison’ en Barcelona. Y quienes no estuvieron ahí, y se dejaron caer este martes por el Palau, también estuvieron de suerte: enciclopédica exhibición de ‘menos es más’, detallista y trufada de sorpresas y golpes de volante, la que nos procuró esta resabiada pareja de hecho, tándem en danza desde hace 46 años.
Por el atril pasó una veintena de partituras que nos habló del amplio crisol de registros practicado por Costello: el eco de la impetuosa ‘new wave’, el ‘crooner’ atribulado (con algunos apuros iniciales para atemperar la garganta) o el niño grande que juguetea con los aparatos electrónicos. La pedalera de la guitarra fue su amiga en la pieza de apertura, ‘When I was cruel no. 2’, tema titular del álbum de 2002 acerca de la bonhomía que tal vez (tal vez) adoptamos en la vida con el paso de los años, con su cita textual (e injerto musical) a ‘Dancing queen’, de Abba. Junto a él, un Nieve presto a alternar un pequeño teclado y el piano de cola.
Los estándares propios
El Costello vocalista se crece en conciertos como este, prescindiendo a veces de la guitarra y dejándose arropar tan solo por los arpegios de piano, con resonancias de Gershwin en ‘Shot with his own gun’ y de un ‘Accidents will happen’ con visos de eterno estándar. Mucho material de su primera era (1977-82), incluido un sentido ‘Alison’, y algunas apreciables cuñas recientes, del álbum ‘The boy named If’ (2022), y un número todavía inédito, ‘Like licorice on your tongue’, rhythm’n’blues a toda guitarra.
Pero cuando se deja sueltos a Costello y Nieve, el repertorio tiene aspecto de bombo de lotería del que solo salen premios gordos, revividos con suma sensibilidad. Aquel ‘Toledo’ tramado con Burt Bacharach, un recuerdo a ‘The birds will still be singing’ (de su alianza con el Brodsky Quartet, escenificada hace 30 años en el mismo Palau), ese ‘She’ prestado de Aznavour y que parece suyo. Costello, a lo vocalista canónico, intimando con el micro de estudio de radio antiguo en ‘The long honeymoon’ y en el cool-jazz de ‘Almost blue’, o montándose en el reggae ‘noir’, con interferencias electrónicas, de ‘Watching the detectives’.
Y los buques de guerra de ‘Shipbuilding’, camino de las Malvinas (con cita a Robert Wyatt: “la mejor versión”), apuntando a un largo fundido, estirando el ‘setlist’ vía Nick Lowe con ‘(What’s so funny ‘bout) peace, love and understanding)’ y eligiendo para despedirse un peso pesado: ‘I want you’, balada grave, reflejo de una relación obsesiva, para dejar claro que lo de Costello (y Naive), más allá del sentido del humor deslizado durante todo el pase, es cosa seria.
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