Cita musical en el Fòrum
Rubén Blades reconquista el Cruïlla con su salsa de barrio y etiqueta
El músico panameño hizo suyo el Fòrum con un arrollador concierto de repertorio renovado a fondo respecto al año pasado, dentro de una jornada de fuerte acento latino en la que destacaron las actuaciones de los cubanos Omara Portuondo y Los Van Van, y que reunió a 16.000 personas
Jordi Bianciotto
Periodista
Volvió a hacerlo. Y fue igual, y diferente, con la misma elegancia y ‘punch’ que hace un año en el mismo Cruïlla, y eligiendo otras cartas para conquistar a la multitud que danzó a placer en el Fòrum. Repertorio renovado a discreción: Rubén Blades tiene donde elegir entre su infinito catálogo y no vino a cumplir con el piloto automático sino a explayarse, y a explicarse más, y a celebrar su mágica poesía del barrio.
Un canto contra los artificios para empezar, ‘Plástico’, donde recordó que ese material “se derrite si le da de lleno el sol”, y la Roberto Delgado Big Band con todos sus brillos, subrayando el ritual: “Venezuela, ¡presente!, Perú, ¡presente!...” Barcelona pluricultural, y el maestro, llevándonos en volandas hasta aquella salsa de Nueva York que marcó territorio en los 70, de ‘Vale más un guaguancó’ a ‘Buscando guayaba’, y de ahí a ‘Juan Pachanga’ y ‘María Lionza’. Y ‘El cantante’, y el swing de ‘Watch what happens’.
Mitología con citas a Johnny Pacheco, la Fania All Stars y el enemigo íntimo Willie Colón, y los mensajes de fondo fatalmente atemporales, como ‘En esa casa’. “Una canción sobre la violencia doméstica”, presentó. “Tenemos un problema y es que no hablamos de estas cosas, y hay que hacerlo, por dolorosas que sean”.
De Nueva York a La Habana
Exuberante clímax de la jornada, en que el Cruïlla buscó la latinidad con pedigrí y reunió a 16.000 personas, según la organización. No resultó menor el frondoso pase de Los Van Van, leyenda de la música cubana que se ha repuesto de la reciente pérdida de su bajista histórico, Juan Carlos Formell (hijo del fundador de la orquesta en 1969, Juan Formell). Salsa habanera, esta, o timba, con seis metales, sintetizador y textos costumbristas sarcásticos. Tremendo festín, con Vanessa Formell, hija del patriarca, manejando la acusatoria ’Y después de todo’ (“tú, de cama en cama, y yo, durmiendo sola”) y recordando, citando al sabio, que “la mujer actual no llora, factura”.
Y qué decir de otro portento de la cubanidad, la señora Omara Portuondo, imprimiendo su eterna elegancia, como solo ella sabe, en clásicos como ‘Quizás, quizás, quizás’ y ‘Bésame mucho’, aunque dejándose llevar por el empaque del cuarteto de músicos y transmitiendo una dulce vulnerabilidad a los 92. Hubo también miradas a Cuba con los navarros Iseo & Dodosound (‘Chan chan’, de Compay Segundo), y a Brasil en la voz de Judit Neddermann, con ese contagioso ‘Celebrar’ que acompañó de proclamas por “un Maresme lliure i tropical”. Sí, entramos en calor en el Cruïlla.
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