Arqueología
Cómo es el mecanismo de Anticitera
Entre el 150 y el 100 antes de Cristo, los antiguos griegos construyeron un mecanismo que según a quién se le pregunte es el primer ordenador o la primera calculadora de la historia
El Periódico
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Entre el 150 y el 100 antes de Cristo, los antiguos griegos construyeron un mecanismo, llamado Anticitera, que según a quién se le pregunte es el primer ordenador o la primera calculadora de la historia. Del tamaño de una caja de zapatos, con dos esferas en la parte delantera y una en la trasera, además de agujas, ruedas, manivelas y engranajes, el artilugio era capaz de averiguar la órbita de los cinco planetas conocidos por los helenos --Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno--, predecir los eclipses solares y lunares y fijar la fecha exacta en la que debían celebrarse los Juegos Olímpicos.
Perdón: es capaz de hacer todo eso. Las habilidosas manos de Michael Wright, un antiguo conservador de museos británico acostumbrado a trabajar en la más absoluta soledad, han reconstruido el asombroso invento, más de dos milenios después de que se hundiera en el mar Egeo.
Los expertos explican que el mecanismo, cuya sofisticación no volvería a verse hasta 1.000 años más tarde, es equivalente al hipotético hallazgo de un motor de combustión interna en la tumba de Tutankamon: un invento que transforma parte de las ideas que se tenían sobre la antigua Grecia, hasta hace poco ninguneada por su presunta ignorancia tecnológica.
En 1901, en la pequeña isla de Anticitera, entre Creta y Citera, un buceador encontró, por pura casualidad, un barco hundido repleto de esculturas de mármol y bronce, ánforas y monedas. Entre tanta vistosa pieza, el mecanismo, que debe su nombre a la isla, quedó eclipsado. Estaba dividido en 81 piezas casi indistinguibles de la suciedad marítima que las rodeaba y, además, ¿quién iba a creer que los helenos fueran capaces de diseñar una máquina así? Al artilugio se le dio un número --el 15087-- y quedó aparcado, olvidado en un pasillo secundario del Museo Arqueológico de Atenas.
Hasta que, en la segunda mitad del siglo pasado, una serie de historiadores y científicos comenzaron a devanarse los sesos sobre el enigmático aparato. Esta nueva corriente acaba de desembocar ahora en el taller de Wright. No es la primera réplica del artilugio, pero nadie pone en duda que se trata de la más completa, lo más similar a la arcana pieza. Su parecido llevó al británico a construirla con placas de metal reciclado, como el original, pues el mecanismo Anticitera también es la primera computadora ecológica de la historia.
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