Institución músico-teatral

Les Luthiers, cómo despedirse sin ponerse nostálgicos

El grupo argentino deleitó al público del Auditori del Fòrum con ‘Mas tropiezos de Mastropiero’, obra que evoca sus logros históricos a través de piezas nuevas, en la primera de sus tres noches en Barcelona encuadradas en su gira de despedida

Les Luthiers, anoche en el Auditori del Fòrum

Les Luthiers, anoche en el Auditori del Fòrum / JOSEP GARCÍA

Jordi Bianciotto

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Las giras de despedida suelen basarse en la recreación de éxitos y clásicos, pero Les Luthiers pasarán a la historia por haber dicho adiós con un espectáculo que, sin dejar de deslizar una mirada retrospectiva, ofrece obra nueva. ‘Más tropiezos de Mastropiero’ representa así el último logro, in extremis, de un grupo que hace 56 años creó un formato escénico único a base de instrumentos disparatados y de la mofa y befa de la alta cultura musical.

La base del ‘show’, este martes en el Auditori del Fòrum (primero de sus tres pases), la puso el imposible diálogo entre Johann Sebastian Mastropiero, el autor mitificado y genial, hasta ahora oculto, del repertorio de Les Luthiers (papel deliciosamente interpretado por Martín O’Connor), y el entrevistador ocupado por sonsacarle los misterios de su creatividad, un Roberto Antier más y más catatónico a medida que sus preguntas obtenían respuestas disparatadas. Así, recorriendo el historial de Mastropiero, “desde sus primeros fracasos hasta los más recientes”, transcurrió el espectáculo deslizando su proverbial eclecticismo sonoro: el villancico, la balada coral, el chachachá, el bolero y el amago de rock and roll se sucedieron sin apuros, haciéndonos notar que en Les Luthiers hay una base de músicos y cantantes competentes.

Del Carnegie Hall al “fri-jol”

Luego está su sentido del humor, con un acento en el absurdo, encadenando juegos de palabras (Mastropiero ha actuado, nos contó, en las salas más prestigiosas del mundo, como el Carnegie Hall, el Royal Albert Hall y el “fri-jol”, hipotético escenario mexicano) y burlándose de las convenciones y la pompa académica. Y yendo un poco más allá: en ‘Days of Doris (andante con fuoco de metralla)’ transitó un territorio sensible cuando, a propósito de una petición de matrimonio, el pretendiente, por el hecho de hacerla, era tachado de “mequetrefe, cosificador, machista y troglodita”.

Jorge Maronna y Carlos López Puccio, autores de textos y músicas, han logrado consumar un último espectáculo en el que miran hacia atrás sin ponerse nostálgicos, citando tan solo un par de temas históricos, ‘Aria agraria’ (revisada por “el dúo Los Cuatro del Norte”) y ‘Pasión bucólica’, y reservando para el final sus icónicos instrumentos inventados. Ahí, vestidos con sus rituales esmóquines, lucieron ingenios tales como el aparatoso órgano de pistones o el ‘Nomeolbídet’, construido con un bidet y un tubo de PVC, recordándonos, como apuntó el sabio Mastropiero, que es posible ser a la vez serio y divertido.

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