Entrevista

Les Luthiers: “Si se anuncia una despedida, tiene que serlo de verdad”

El grupo argentino músico-teatral actúa en el Auditori del Fòrum (del martes al jueves) y en el Festival de Porta Ferrada (domingo) dentro de una gira de adiós que no contempla prórrogas, según asegura su miembro fundador Jorge Maronna

Les Luthiers en acción con su último espectáculo, 'Más tropiezos'.

Les Luthiers en acción con su último espectáculo, 'Más tropiezos'. / EPC

Jordi Bianciotto

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Cada noche de esta gira es una despedida. ¿Qué sensación prevalece, la tristeza o la gratificación?

La alegría, el disfrute y la fiesta, porque el espectáculo gusta mucho y el público aplaude con entusiasmo y nos agradece toda la carrera. Hay cierta melancolía, pero supongo que ha de ser más difícil para el público, que cada noche sabe que es la última vez que nos ve.

Es un ‘tour’ final algo heterodoxo: en lugar de un ‘grandes éxitos’, presentan obra nueva.

No quisimos hacer una antología de temas clásicos, porque a partir de 2008 ya hicimos varias y nos pareció que sería un exceso. Es todo nuevo salvo dos piezas, el ‘Aria agraria’ y ‘Pasión bucólica’. Estamos felices de haber estrenado este espectáculo, que hemos compuesto Carlos (López Puccio) y yo. Con Carlos hicimos las primeras piezas populares de Les Luthiers, el ‘Tango Opus 11’ y el ‘Bolero de Mastropiero’, y nunca habíamos hecho todo un ‘show’ de dos horas.

El espectáculo se titula ‘Más tropiezos de Mastropiero’ e incluye, por fin, la aparición en escena del mítico Johann Sebastian Mastropiero, el genio creador oculto de Les Luthiers.

Aparece en carne y hueso, sí, la gente lo verá. Martín O’Connor, uno de nuestros compañeros, hace de Mastropiero, que es entrevistado por Roberto Antier, en su papel de periodista.

Usted es el único integrante actual del grupo que estuvo en la formación original, en 1967. ¿Cómo se definió esa identidad en la que se mezclan música, teatro y humor?

Los instrumentos y las obras fueron creación de Gerardo Masana, y los textos, de Marcos Mundstock. Ambos ya fallecidos. Gerardo, muy joven, con 37 años. Se definió que hacíamos humor y música, tocando instrumentos raros y haciendo una parodia del concierto formal. Ese estilo nuestro ya estaba en esos principios, cuando teníamos que explicar por qué nos llamábamos Les Luthiers, que era una palabra desconocida.

¿Fue una sorpresa que su sentido del humor funcionara fuera de Argentina?

Total. Empezamos yendo a Caracas, luego a México y en 1974 vinimos a España, donde el empresario perdió dinero. Pensábamos que no volveríamos, pero siete años después se retomó la idea y a partir de ahí fue un gran éxito.

En el grupo hay varios roles. Usted es un músico-músico.

Siempre hemos tenido una formación muy variada, y en la actual, Martín y Roberto son actores en mayúsculas, y los demás hacemos un trabajo más musical. Yo estudié composición, en la universidad y con maestros particulares. Además, he estudiado guitarra, clásica más bien, y sigo haciéndolo.

Da la sensación de que se han divertido mucho, aunque a veces las cosas no son como aparentan.

Hubo momentos difíciles y tuvimos que ir a consultar a un psicoanalista, más que nada para ayudarnos en la relación entre nosotros, a aprender a cuidarnos, a cuidar el grupo y a conocernos más. Trabajamos varios años con él.

Un excomponente del grupo, Carlos Núñez Cortes, autor del libro ‘Memorias de un luthier’, dijo a este diario que no compartía la continuidad de Les Luthiers después de haber perdido a varios integrantes históricos. ¿Cómo la defiende?

Él no estaba de acuerdo con esta filosofía de la continuidad, que ya teníamos desde que falleció Daniel (Rabinovich, en 2015). Pero ya Daniel mismo proponía que Les Luthiers siguieran adelante con los reemplazos, y lo mismo cuando falleció Marcos (2020), que defendía mucho esa idea proteica del grupo, que fuera cambiando con el tiempo. A nosotros nos pareció lo lógico después de tantos años de trabajo en los que el grupo también había ido cambiando. No había razón para dejarlo ahí.

¿Y ahora sí la hay?

Por suerte, estamos muy bien de salud y podríamos continuar, pero hay una edad, son muchos años y este trabajo es muy hermoso pero muy exigente y cansado, y con los años se va notando cada vez más.

Gestionar una despedida es delicado: ¿y si pasado el tiempo se arrepienten?

Claro, es un clásico. Ya lo conversamos, y no quisimos seguir ese camino que han seguido otros artistas. Si se anuncia una despedida, tiene que serlo de verdad. Si no, es muy desagradable que dentro de unos meses la gente vea un cartel que diga “a petición del público, nuevas funciones….” Eso no está a la altura de Les Luthiers. Intentamos evitarlo.