Artes plásticas

La figura humana recorre 10.000 años de historia en el Caixaforum

La exposición procedente en su mayor parte de los fondos del British Museum, con una aportación de arte contemporáneo de la Fundación La Caixa, reune 151 piezas  

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Barcelona 04/07/23 Icult. Caixaforum exposición sobre la representación del ser humano a lo largo de la historia procedente del British Museum. Se abre la expo a las 10,15 empieza la rueda de prensa a las 11 h. Con obras de Goya, Matisse, Durero, Manet, Tàpies entre otros. AUTOR: MANU MITRU

Barcelona 04/07/23 Icult. Caixaforum exposición sobre la representación del ser humano a lo largo de la historia procedente del British Museum. Se abre la expo a las 10,15 empieza la rueda de prensa a las 11 h. Con obras de Goya, Matisse, Durero, Manet, Tàpies entre otros. AUTOR: MANU MITRU / Manu Mitru

Elena Hevia

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Un gran espejo en la entrada refleja al visitante en la exposición ‘La imagen humana. Arte, identidades y simbolismo’, que llega este martes al CaixaForum de Barcelona. Está diciendo que esta muestra va precisamente de la persona, de esa figura que ha sido representada a lo largo de los siglos con diversas intenciones gracias a un recorrido temporal que va desde un cráneo humano modelado, de hace unos 9.500 años procedente de la antigua ciudad de Jericó, en Palestina, hasta una obra realizada ayer, como quien dice, una serigrafía del artista iraní Parviz Tanavoli del 2016. Diez milenios entre una fecha y otra.

Cráneo humano modelado, c. 8200 -7500 a C. Colección British Museum.

Cráneo humano modelado, c. 9.500 a C. Colección British Museum. / Manu Mitru

Son 150 obras procedentes en su mayor parte del British Museum de Londres que conversan (y muchas veces entran en un interesante conflicto visual) con ocho piezas de los fondos de Arte Contemporáneo de la Fundación La Caixa; un retrato decimonónico de la reina Isabel la Católica recreada por Madrazo 350 años después de su muerte, prestado por el museo del Prado; así como una instalación interactiva del artista digital Rafael Lozano-Hemmer, una especie de ‘morphing’ en el que finalmente en una única figura se superponen todas las imágenes del público. 

Ecléctico es un buen adjetivo para definir el recorrido propuesto en el que una escultura de un dios asirio puede convivir en la misma sala con grabados de Rafael o de Rembrandt junto a colorista máscara mexicana de papel maché, fechada en 1980, obra del artista Saulo Moreno o las fotografías de la canadiense Genevieve Cadieux. La idea, propuesta por su comisario, Thomas Cummins, es “explorar cómo nos vemos a nosotros mismos y de qué manera nos mostramos a los demás”, una preocupación cada vez más candente si nos atenemos al número de selfies, más o menos realistas, más o menos idealizadas, que día a día captan nuestros smartphones. 

Un aspecto de la exposición con 'Una maja desnuda contemporánea', de Craigie Horsfield, a la izquierda.

Un aspecto de la exposición con 'Una maja desnuda contemporánea', de Craigie Horsfield, a la izquierda. / Manu Mitru

El recorrido se inicia con un interrogante ¿cómo se representa un cuerpo perfecto? que implica una nueva pregunta: ¿qué narices es un cuerpo perfecto? Y es que lo que supone un ideal de belleza no es un valor fijo. Cambia según las culturas y los tiempos lo suficiente como para que no se pueda resolver con una ecuación matemática. Los amplios pechos y caderas de las figuras femeninas de formas redondeadas encontradas en yacimientos de Siria, Irak o Egipto miles de años antes de Cristo contrastan con los cuerpos atléticos de la iconografía griega y romana o con un grabado de 'Adan y Eva' de Alberto Durero, muy interesado en teorizar sobre los cánones armónicos del cuerpo. Un delicado torso de Afrodita, de factura romana e inspiración griega, nos invita a pensar cómo han cambiado las proporciones ideales de Praxíteles sustentadas en cáculos matemáticos. Mientras tanto, la litografía de una gran odalisca pintada por Matisse conversa con la fotografía del británico Craigie Horsfield, una maja desnuda contemporánea, la barcelonesa Eva Saumell en 1996 y a su vez son contemplados por un grabado de la serie los ‘Caprichos’ de Goya, donde una joven prostituta es instruida por una vieja celestina. 

Nuevos modelos

'Diosa tatuada' del artista japonés contemporáneo Koya Abe es una buena muestra de cómo actualmente se están cuestionando los viejos conceptos de belleza y sus arquetipos: pureza y fecundidad para ellas; virilidad y poder para ellos. La pieza de Abe utiliza una copia de la Venus del espejo de Velázquez para aplicar en su espalda los 'irezumis', tradicionales tatuajes japoneses. 

A la izquierda, 'Campeón mundial', de Khosrow Hassanzadeh (2007).

A la izquierda, 'Campeón mundial', de Khosrow Hassanzadeh (2007). / Manu Mitru

El rostro tiene también un papel fundamental en estas representaciones. Aunque en muchos casos un retrato sirve para ilustrar los rasgos de una clase social, por regla general imaginamos que es la imagen de una persona concreta. Solo hay que fijarse en una vasija de la cultura moche, en Perú, con voluntad de captar todos los detalles físicos de un sacerdote o señor o en la que es quizá la pieza más llamativa de la muestra: una especie de altar que recoge la imagen del idolatrado campeón de lucha libre iraní Ghoiamreza Tajti rodeado de distintos amuletos y objetos en un cuadro enmarcado por ristras de luces centelleantes que no desmerecerían en un árbol de Navidad.

La cara B de esta concepción es ‘Identidad estereotipada’, una obra de la artista iranio americana Taraneh Hemami que muestra de forma borrosa los rostros de ocho retratos basados en imágenes difundidas por el gobierno estadounidense tras el 11-M. Los rostros no se identifican, pero sí su origen de Oriente Próximo, como una imagen despersonalizada del enemigo. 

Mao junto a Obama y Trump

El poder religioso y el político también se ha valido de la forma humana como una forma de provocar la empatía o el respeto, cuando no el temor. Es el caso de una figura de madera maorí de cuerpo tatuado, una de las favoritas del comisario, que representa a un ancestro particularmente respetado. Entre las piezas dedicadas a los dirigentes hay que detenerse en una estatuilla del líder Mao Tse Tung, una de tantas de las que se produjeron en China y han engrosado muchas colecciones nostálgicas y las insignias de propaganda política de Obama o Trump, que hoy sorprendentemente forman parte de la colección del British Museum. 

El comisario señala el  'Retrato del Caballero d'Eon como mujer', pintado por George Dance. British Museum, Londres.

El comisario Thomas Cummins señala el 'Retrato del Caballero d'Eon como mujer', pintado por George Dance. British Museum, Londres. / Manu Mitru

El último espacio, el cuerpo transformado, tiene en un momento en el que se visibilizan las identidades cambiantes un importante vínculo con nuestra creciente diversidad sexual. Cummins destaca un retrato del siglo XVIII en el que se muestra a una mujer de mediana edad no particularmente agraciada. Es el Chevalier d’Eon, un aristócrata francés, soldado y espía en la corte de Luis XV, que acabó en Gran Bretaña con el ascenso de la Revolución. Los últimos 35 años de su vida los pasó travestido de mujer para pasmo de sus contemporáneos que sin embargo no le dieron la espalda. Doscientos años después se ha convertido en un pionero de las identidades ‘trans’.