Cambio de ciclo

Álvaro Soler: "En muchos países saben lo que significa 'cintura', en español, por mi canción"

El cantante y compositor barcelonés, figura de éxito en varios países europeos, anuncia un giro estilístico, más pop y menos latino, en su nueva canción, ‘Muero’, que traza el camino hacia su cuarto álbum

El cantante Álvaro Soler, fotografiado en Barcelona el 30 de mayo

El cantante Álvaro Soler, fotografiado en Barcelona el 30 de mayo / Zowy Voeten

Jordi Bianciotto

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Lo lanzaron desde Berlín, Jennifer López le propuso un dueto que fue número uno en Italia, Suiza y Polonia (‘El mismo sol’) y comenzó a sentirse como un “embajador español”. Aun teniendo que encajar clichés calamitosos. “Una vez me quisieron sorprender y me gastaron una broma con sombreros mexicanos y tequila. ¡Tuve que decirles que soy de España, no de México!”, cuenta Álvaro Soler, barcelonés que, tras ejercer a gusto la latinidad en tierra extraña, anuncia un cambio de tercio: su nueva canción, ‘Muero’, es “puro sonido ‘disco’, más ochentero que latino”.

El nuevo rumbo de este hijo de alemán (de apellido Tauchert) y catalana, que vivió en Japón de los 10 a los 17 años, lo anuncia el videoclip de este tema, que no muestra playas tropicales, ni vehículos de alta gama, ni joyas bling-bling: está grabado en el posmoderno edificio La Muralla Roja, de Calp, diseñado por Ricardo Bofill. Un escenario que, cuenta Soler, refleja su deseo de “vivir en un mundo muy cuidado, estético y geométrico”, valiéndose de “tecnología analógica”.

'Muero', adelanto de su cuarto álbum (que espera publicar en 2024), es efectivamente “más pop que latino”, y su letra transmite el estado de embrujo súbito producido por un encuentro. “Refleja ese momento en que conoces a alguien y sientes su energía, y te despierta curiosidad y misterio. Un instante en que todo puede cambiar: debes decidir si sigues conociendo a esa persona o no”.

Componer en casa

Soler firma la canción en tándem con sendos coautores y coproductores de confianza, Jakke Erixson y Tor Eimon, distanciándose de esos créditos interminables en los que aparecen hasta una docena de nombres, o más, a cargo de una composición. “En estos momentos, para mí es importante volver a escribir en casa, como cuando comencé, con 16 años”, cavila. “Tiempo atrás participaba más en ‘songwriting camps’ (campos de composición), porque tú eres el único que puede expresar de verdad lo que quieres decir. A veces ves canciones con diez o veinte autores y te preguntas qué habrá hecho cada uno”.

Para componer se sirve tanto del piano (que comenzó a estudiar con diez años) como de la guitarra (que entró en escena mucho más tarde, a los 24). “Tengo un estudio en Barcelona y otro en Berlín, montado en la cocina del piso, que es muy pequeño, un poco japonés. Cuando me pongo a tocar ya no tengo espacio para comer”, explica Álvaro Soler, muy atraído por las sonoridades pop de los años 80. Él, que nació en 1991.

“No sé por qué, pero soy muy fan de esa década: tengo un coche de los 80, y una radio e instrumentos de entonces, como el teclado Casio. Phil Collins y Elton John son los artistas que más me han influido”, revela. Ah, un ‘millennial’ reivindicando al históricamente vilipendiado Collins. “Innovar con la tecnología me parece muy atractivo, estimula mi parte ‘freaky’. Y él inventó sonidos con la batería y el ‘reverb’ que luego todos usamos como ‘plugin’”.

Gira centroeuropea

Hasta ahora, sus canciones han propagado la latinidad en distintas partes de Europa, como refleja su gira de conciertos de este verano, que excluye España y contempla hasta 18 actuaciones en Alemania y otras en Hungría, Austria y Eslovaquia. “En muchos países saben lo que significa 'cintura', en español, por mi canción", observa sin disimular el orgullo. “Ahí la gente escucha mis temas y los lleva al lugar donde estuvieron en verano. Me dicen: ‘no sé qué estas cantando, pero escucharte en español me da buenas vibraciones'. En Holanda, en la Selectividad, una prueba consistía en traducir una entrevista conmigo”.

El camino al nuevo álbum se verá jalonado por otros ‘singles’, como el que publicará a finales de julio. Pero no desea depender de la dictadura del algoritmo, que dicta el ritmo de los lanzamientos. “Cuando hace tiempo que no sacas una canción, te castiga. Es el mundo en que vivimos: hay conciertos donde la gente solo canta los 15 segundos de un estribillo que se difundió en Tik Tok. ¿Adónde estamos llegando en la música?”, se pregunta, un poco alarmado. Su objetivo es crear una carrera estable, “dentro de la inestabilidad propia de todo músico”, que no dependa tanto del acierto ocasional de una canción. “Hay quien escribe pensando en Tik Tok, pero esto no es un laboratorio”.