Berlusconi, una 'bestia' cinematográfica: de 'La gran belleza' a 'Silvio forever', por Quim Casas
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Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Mucho se ha hablado de la Italia de Berlusconi reflejada en la película ‘La gran belleza’ (2013). Como no soy muy fan de este filme apabullante pero hueco, el reflejo ‘berlusconiano’ del trabajo de Paolo Sorrentino igual se me escapó. Y si hablaba de la Italia del político, empresario, magnate de los medios de comunicación y presidente futbolístico recién fallecido, el aparato estético de su gran obra le nubló, con lo que el retrato velado, la crónica en subterfugio o la estampa realista del periodo quedaba en entredicho. Quizá consciente de ello, Sorrentino emprendió cuatro años después la realización de un magno fresco sobre Berlusconi que halló refugio por igual en los cines, como ‘Silvio y los otros’, de 150 minutos de duración, como en la televisión, dividida en dos partes, ‘Loro 1’ y ‘Loro 2’, y con 50 minutos más de metraje.
Más directa que ‘La gran belleza’, contó con el mismo actor que aquella, Toni Servillo. Pese a la generosidad del metraje, el filme y la miniserie no pueden considerarse un ‘biopic’ en el sentido estricto de la palabra, ya que reniega, felizmente, de la categoría de la película-río y se centra solo en las actividades de Berlusconi a partir del año 2000. ‘Il Cavaliere’, figura eminentemente cinematográfica, es aquí medio real medio de ficción. Una aproximación biográfica muy sui generis que sabe mantenerse en una zona ambigua en cuanto a la identidad ideológica del personaje, buceando en sus dudas, contradicciones y delirios. Las fiestas están filmadas casi igual que en ‘La gran belleza’: nada cambia en la Italia atrapada en imágenes en movimiento de Sorrentino.
Más directo fue Nanni Moretti. En 2006 realizó ‘El caimán’, película centrada en un veterano productor italiano de películas ‘exploit’ que, en un momento especialmente crítico de su vida personal y carrera profesional, acepta invertir en un filme dirigido por una realizadora en torno a la figura de Berlusconi que se titulará, precisamente, ‘El caimán’. Berlusconi era entonces presidente del Consejo de ministros italiano, cargo que revalidaría en 2008, así que su hegemonía mediática, política y deportiva, al frente del AC Milán, estaba fuera de toda duda. El interés del filme reside en cómo Moretti habla de Berlusconi a partir de la propia andadura del productor.
En 2011, Roberto Faenza rodó el documental ‘Silvio forever’, y un año antes se estrenó en Italia ‘Draquila-La Italia que tiembla’, otro documental, a cargo de Sabina Guzzanti, que intentaba evaluar por qué los italianos votaban a Berlusconi.
Fundador de Mediaset, Berlusconi vio colmada su megalomanía fundando Penta Pictures junto a Mario y Vittorio Cecchi Gori y siendo productor ejecutivo de películas como ‘Mediterráneo’ (1991), ‘Cómo sobrevivir a la familia’ (1992) y ‘Ella nunca se niega’ (1992), comedia con Jack Nicholson y Ellen Barkin.
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