Entrevista

Josep Pons: "La orquesta del Liceu es un chute"

Josep Pons, wagneriano imbatible en el Liceu

El Liceu presenta una temporada ecléctica

Los músicos del Liceu salen del foso con el ciclo de cámara

El director musical del Gran Teatre ha transformado la formación que el próximo sábado actúa en París

Josep Pons

Josep Pons / Manu Mitru

Marta Cervera

Marta Cervera

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Josep Pons (Puigreig, 1957) culminará en 2026 su trabajo frente a la Orquesta Sinfónica del Liceu. Desde su llegada al Gran Teatre la formación ha ganado en visibilidad y calidad, prueba de ellos es el reconocimiento del público y la crítica. Ha conseguido que primeras espadas quisieran dirigir la formación. Tanto Gustavo Dudamel como Marc Minkowski han aplaudido a la orquesta tras debutar con ella y trabajar en diferentes proyectos. Interpretar en concierto 'El castillo de Barbazul', de Bartok, en la ópera de la Bastilla de París es fruto de todo ese intenso trabajo que Pons ha liderado desde el foso pero también en los despachos.

¿Ha culminado ya su trabajo en el Liceu?

Esto no se acaba nunca. Renové mi contrato hasta 2026 porque era consciente que quedaban cosas por hacer. Pero a partir de 2026 no estaré y habrá que construir otros puentes. El Liceu tiene ahora una orquesta de primer nivel, una formación puntera en el España junto a las más relevantes. Espero que cuando la deje sea un referente no solo por su calidad musical sino humana.

¿En qué sentido?

Tenemos una orquesta saludable, con músicos que sienten los colores del Liceu, muy implicados en el proyecto. Es algo que va más allá del sueldo y se nota en el compromiso, en las ganas de dar lo mejor y en la buena relación entre ellos. Pero esto no es casual. Hay que trabajarlo detrás que hace que sean escuchados y no tengan miedo a manifestarte lo que piensan, sea lo que sea.

¿Qué le queda por hacer en el Liceu?

Lo primero, velar por la renovación de la orquesta, hay nueve plazas que toca cubrir antes de mi marcha. Dos saldrán que saldrán ahora y se incorporarán el año que viene, otras tres el siguiente y cuatro más en 2026. Y lo segundo, mejorar del sonido en la sala y ampliar el foso. Ambos son aspectos esenciales. El Liceu necesita reformas para mejorar la acústica porque el sonido es muy seco, necesitamos ganar en reverberación para que orquesta y voces suenen todavía mejor. Actualmente tocamos como jabatos pero el sonido no llega como debería. Mi misión es hacer que se lleve a cabo esta importante reforma prevista en el contrato-programa.

Haga autocrítica. ¿Qué debería cambiar en su forma de trabajar?

Debería empoderar más a la orquesta para que no necesite al director para tener voz. Quiero poner en marcha algo que he definido como 'Ámbitos de participación'. En las orquestas privadas como la Filarmónica de Berlín el nivel de participación de los músicos es del 100% porque los músicos son los accionistas. En las públicas, como la nuestra, podemos llegar a cero porque es la empresa la que decide. Mi idea es que haya una combinación entre ambos modelos que permita a los músicos aportar su visión y participar en la toma de decisiones que les afectan.

¿En la elección del nuevo director, por ejemplo?

Desde luego, la orquesta ha de poder dar su opinión y se hará así. Esto es nuevo. Fue una propuesta de los músicos que tanto la empresa como yo lo apoyamos. La dirección artística, Víctor García de Gomar, como la dirección general que ocupa Valentí Oviedo han de decir la suya pero no se puede elegir al nuevo director sin contar con la opinión de los músicos. La orquesta da mucho a la casa y ha de ser tomada en cuenta.

"No se puede elegir al nuevo director musical sin contar con la opinión de los músicos, se contará con ellos"

En 2017 hablaba de tener una orquesta que grandes batutas quisieran dirigir. Dudamel ya ha venido varias veces...

La reputación de la orquesta ha ganado mucho y es algo que se nota. Tenemos solistas que han estado en orquestas como la Joven Mahler o la Joven de la Unión Europa que ahora están repartidos en formaciones consolidadas y todos se conocen. Cuando hicimos la 'Tercera' de Mahler, tuvimos que invitar a dos contrabajistas para reforzar y vinieron dos solistas de orquestas alemanas de primerísimo nivel. ¡Y vinieron por el gusto de tocar en la sección, sin ser solistas porque ya teníamos a los nuestros!. Valoro mucho esa alegría y ganas de hacer música juntos.

¿Tiene claro qué hará cuando termine su contrato en el Gran Teatre?

Toca decidir qué voy a hacer. Tengo ofertas sobre la mesa, todas del extranjero. He de ver si quiero trabajar como director invitado o implicarme con una formación. Ya veremos. Por suerte, mantengo muy buena relación con las orquestas con las que he estado. Formo parte del consejo de la JONC y soy director honorario en Granada y en la Orquesta Nacional de España (ONE) a petición de los músicos, algo que me honra. Lo leo como un agradecimiento a ese trabajo de construir un equipo musical y humano cohesionado.

¿Qué perfil ha de tener el próximo director del Liceu?

Ha de ser muy bueno o muy buena porque la orquesta lo es. Alguien de gran nivel musical.

¿Cuántas incorporaciones y relevos ha habido desde su llegada en 2012?

A parte de los recambios por jubilaciones, cuando me vaya habré traído 40 plazas sobre una plantilla de 94 músicos. Curiosamente son las mismas que amplié en la ONE, donde estuve 10 años. He aumentado los puestos de trabajo en todas las orquestas. Y aunque en el Liceu hay gente de nacionalidades diferentes, muchas de las últimas incorporaciones son españoles: las dos últimas plazas de percusión, tres chelistas, dos violas y un violín. Los del sector de cuerda provienen principalmente de la Escuela Reina Sofía. Buenos músicos españoles los hay por todo el mundo hace tiempo pero ahora son mucho más jóvenes. Antes adquirían un nivel altísimo sobre los 30. Ahora hay gente buenísima de 24, 23, e incluso menos. Es brutal.

Menuda transformación.

Más allá de la calidad, aportan una vitalidad enorme. Su entusiasmo y ganas contagian. La orquesta en un chute. En 'Parsifal' tocan con energía hasta el último compás, se dejan la piel. Es maravilloso. Pero toca seguir cultivando, cuidando y mejorando. El Barça también vivió sus buenos tiempos y mira ahora todo lo que ha tenido que hacer Xavi. Lo importante para tirar adelante un proyecto es la ilusión, algo que podemos compartir tanto si eres joven como veterano. En una orquesta necesitas de todo, savia nueva y músicos experimentados.

Hablando de juventud, ¿nota algo diferente en el publico cuando dirige una función Under 35?

Los espectadores vienen sin prejuicios a la ópera y eso es bueno. No conocen este mundo y están todos muy atentos. Hay un silencio sepulcral. Solo cuando acaba hay una explosión. Todo el mundo puede sentir el pellizco, el duende y la magia de lo inefable, de aquello que provoca el arte y que es tan difícil de explicar.

"Todo el mundo puede sentir el pellizco, el duende y la magia de lo inefable, de aquello que provoca el arte"

Su trabajo en el Liceu le ha impedido asumir otros compromisos. ¿Es imprescindible estar desde el primer ensayo?

Yo he de estar. Hay otros colegas, la mayoría, que delegan. No es mi estilo. La orquesta es el corazón del Liceu, un órgano vital. Por eso me esforzado en visibilizara a través de conciertos sinfónicos y de cámara que repercuten en un mejor sonido y dan a conocer nuestros músicos sacándolos del foso donde nadie les ve. Mi compromiso me ha llevado a rechazar conciertos con grandes orquestas europeas como la Filarmónica de Múnich, la Gewandhaus de Leipzig, la Orquesta de la Academia de Nacional de Santa Cecilia, la Staatskapelle de Dresde, la BBC Symphony Orchestra.

El próximo sábado les van a ver en el escenario de la Ópera de la Bastilla con 'El castillo de Barbazul' en concierto.

La orquesta tiene ganas de ir a París pero también de participar en grandes festivales europeos. El problema es que nuestro calendario es tan apretado que no queda tiempo. Estamos ensayando 'Barbazul' en medio de las funciones de 'Parsifal', que es un Everest. Acabaremos planchados. El miércoles finalizamos con Wagner y el sábado estaremos con la ópera de Bartok en París con Irène Theorin y Bryn Terfel. 

Acabarán planchados pero felices. 

La orquesta necesita visibilidad. Además, después de París, la semana siguiente giramos por Catalunya con Sílvia Pérez Cruz y un repertorio de canciones de Feliu Gasull y con la 'Sinfonía del Nuevo Mundo' de Dvorak. Y nos quedará un concierto en el Palau de la Música sobre wagnerismo.

A usted, además, le esperan en los Proms.

 El 20 de julio dirigiré la BBC Symphony en el Royal Albert Hall. Será mi tercera vez en el festival londinense y contaré con la joven violinista María Dueñas como solista con un programa de música española compuesta en Francia con la 'Sinfonía española', de Lalo, 'Ibéria' de Debussy y 'Bolero' de Ravel.

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