Crítica de cine

'Dialogando con la vida': un relato sobre la intimidad del duelo

Christophe Honoré escribe muy bien y filma igual de bien las palabras

'Dialogando con la vida'

'Dialogando con la vida' / EPC

Quim Casas

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En la primera secuencia de la película, Lucas, su joven y desbordado protagonista, encarnado por Paul Kircher, hijo de los actores Irène Jacob y Jérôme Kircher, dice: “Mis ideas me dan miedo”. El filme alterna las imágenes de los acontecimientos con las reflexiones a viva voz del personaje desde un lugar que aún no tenemos claro, así que ‘Dialogando con la vida’ se sustenta tanto en lo que vemos como en lo que oímos, y Christophe Honoré escribe muy bien y filma igual de bien las palabras. No se trata de un relato sesudo ni se explica todo mediante esos pensamientos del personaje en un momento concreto de su vida. Al contrario, en este melodrama excelente y contenido, retrato de un joven que sale de la adolescencia atravesado por una pérdida dolorosa y traumática, las sensaciones fluyen de forma bastante natural pese a ese peso indeleble, habitual en el cine francés de autor, de la palabra dicha o narrada en voz en off.

 La película tiene como eje central a Lucas, su forma de asumir la pérdida, su desconcierto y sexualidad, pero no sería lo mismo sin el papel que juegan su madre, interpretada por Juliette Binoche, y su hermano (Vincent Lacoste). Sin ellos dos no podemos entender de verdad al protagonista, del mismo modo que sin lo que le pasa a Lucas no entenderíamos las reacciones y los sentimientos de las dos personajes que mejor pueden comprenderlo y llegar a salvarlo del abismo.