Esperado retorno

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Siouxsie Sioux, en una imagen de archivo.

Siouxsie Sioux, en una imagen de archivo. / EPC

Sergio del Amo

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Susan Janet Ballion no tuvo una infancia fácil en el suburbio londinense de Chislehurst. Con apenas nueve años, mientras paseaba por la calle con una amiga, fue agredida sexualmente. Y a los 14, poco después de que su padre alcohólico falleciera, estuvo a punto de perder la vida por una grave colitis ulcerosa. Esas semanas que pasó ingresada en el hospital le hicieron ver que, para cicatrizar las heridas, debía huir de su pasado y reinventarse de alguna forma.

El lanzamiento de The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, el álbum que convirtió a David Bowie en la mayor y más andrógina estrella del planeta en 1972, le marcó profundamente. “Bowie abrió las puertas a un tipo de música que hacía que todo pareciera posible. Nos entusiasmaba escuchar música que nos hacía decir: ‘Quiero hacer esto’. Era liberador”, confesó a las páginas The Guardian en 2005.

Siouxsie Sioux, en una imagen del FIB de 2008. 

Siouxsie Sioux, en una imagen del FIB de 2008.  / EPC

No obstante, el gran punto de inflexión se produjo en febrero de 1976: tras asistir a un directo de Sex Pistols con Steven Severin, un inadaptado que meses antes había conocido en un concierto de Roxy Music, los dos se sumaron al Contingente de Bromley, el grupo de fans que seguía a Johnny Rotten y sus secuaces allá donde tocasen. A la sazón, Susan no era consciente de que pronto se convertiría en un icono.

El Padre Nuestro y Bob Dylan

El 20 de septiembre de 1976, sin ninguna experiencia previa, debutó en el 100 Club Punk Festival, un evento organizado por Malcolm McLaren -el mánager de los Pistols- en el que tocaban The Clash y los autores de God Save the Queen. Acompañada de Severin al bajo y aquella única noche por Marco Pirroni, a la guitarra, y un por entonces desconocido Sid Vicious, a la batería, improvisaron un set de 20 minutos en el que interpretaron el Padre Nuestro y fragmentos de temas de The Beatles y Bob Dylan. Pese a su intención de no repetir la experiencia, pronto cambió de parecer: más allá de fundar junto a Severin la banda Siouxsie and the Banshees, aprovechó la ocasión para materializar su ansiada metamorfosis adoptando el nombre artístico de Siouxsie Sioux. 

Con la incorporación de un nuevo batería y guitarrista, en marzo de 1977 empezó a actuar asiduamente en el club The Roxy de Londres. Ataviada con vertiginosos tacones de aguja, vestidos más propios de una dominatrix que de una estrella del rock y un maquillaje excesivo, enseguida se ganó el favor de la audiencia. Y lo que todavía es más importante: allanó el terreno para que muchas otras mujeres se atrevieran a seguir sus pasos. Como declaró en 2007 a las páginas de Magnet Magazine: “La era punk fue una época de gran empoderamiento. Desde ese momento, y desde luego no antes, no había habido un movimiento musical que viera a las mujeres ahí fuera cogiendo guitarras”.

Post-punk con sensibilidad pop

Si bien cada vez eran más populares en el Reino Unido, agotando las entradas de todos sus conciertos, ninguna discográfica quiso ficharles. En junio de 1978, finalmente, Polydor les dio una oportunidad. Su primer sencillo editado aquel agosto, Hong Kong Garden, demostró que eran mucho más que una banda post-punk con una marcada sensibilidad pop: detrás de aquella contagiosa fanfarria de xilófono se escondía una canción que hablaba de un restaurante chino de Chislehurst que sufría ataques racistas de cabezas rapadas. En noviembre su álbum debut, The Scream, alcanzó el número 12 en las listas de ventas británicas.

A pesar de que la prensa solía compararla con Debbie Harry, lo único que ambas tenían en común eran sus ansias de granjearse al público mainstream. En 1980, por ejemplo, presentaron Happy House -el avance de su tercer disco, Join Hands- en el popular programa de la BBC Top of the Pops. Y al año siguiente, justo cuando la MTV arrancó sus emisiones, se sumaron a la fiebre del videoclip rodando uno para Spellbound, el himno que abría su aclamado cuarto trabajo Juju.

A diferencia de Blondie, sus letras sobresalían por su carácter provocador, ya que abordaban asuntos como la esquizofrenia, los asesinos en serie, los traumas infantiles o los amores lacerados. En cierto modo, sentaron las bases de la escena gótica que estaba por venir. Pero a Siouxsie nunca le hizo gracia que la encasillaran en ese papel. De hecho, cuando The Guardian le preguntó cómo se sentía siendo la Reina de los góticos, contestó “odio todo eso”. Y agregó: “Lo que realmente me molesta de que la gente te ponga etiquetas es que cercena los demás rasgos que te definen, porque sólo puede tratar el blanco y negro: la caricatura”.

Siouxsie Sioux, en una imagen del FIB de 2008. 

Siouxsie Sioux, en una imagen del FIB de 2008.  / EPC

La vuelta a los escenarios

En 1996, cuando la nostalgia se apoderó del vigésimo aniversario del punk con una reunión de Sex Pistols, Siouxsie y Severin pusieron punto final al grupo tras once álbumes de estudio. Ella siguió en activo con The Creatures, el dúo que entre 1981 y 2004 formó con Budgie, quien fuera el batería de la banda y su esposo entre 1991 y 2001. Para regocijo de sus seguidores, los Banshees volvieron a subirse a un escenario por última vez en 2002. Pero desde que nuestra protagonista publicara su único disco en solitario en 2007, Mantaray, lo cierto es que se le había perdido completamente la pista. Al menos, hasta ahora.

Este miércoles, en Bruselas, Siouxsie vuelve a los escenarios. La gira recalará en dos ocasiones en nuestro país. En concreto, el 29 de junio en el madrileño Noches del Botánico y, el 31 de agosto, en el festival Cala Mijas del municipio malagueño del mismo nombre. Se desconoce si estrenará alguna nueva canción o, de cara al futuro, tiene planes de lanzar el sucesor de Mantaray. Aunque poco importa: a punto de cumplir 66 años, poder verla otra vez en vivo es todo un regalo.

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