Crítica de cine

Crítica de ‘Creed III’: Adonis se pone los guantes

Tercera entrega de las andanzas dramáticas del púgil Adonis, sigue el esquema del universo del 'Rocky' de Stallone

Michael B. Jordan, en 'Creed III'.

Michael B. Jordan, en 'Creed III'. / Ser Baffo / Metro Goldwin Mayer

Quim Casas

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La franquicia pugilística que inauguró Sylvester Stallone en 1976 con ‘Rocky’, de la que era guionista y protagonista, sigue dando buenos réditos. Tras seis películas centradas en Rocky Balboa, boxeador blanco, le llega el turno a Adonis Creed, el púgil afroamericano hijo de uno de los mejores rivales con los que se enfrentó Balboa, Apollo Creed. Stallone controla desde las bambalinas, en calidad de productor, pero ahora es Michael B. Jordan quien hace lo mismo que él: dirige y protagonizada esta tercera entrega de las andanzas dramáticas de Adonis, retirado de los cuadriláteros pero muy activo con su academia de boxeo y la organización de espectaculares combates para dilucidar el campeón de los pesos pesados.

Rocky tuvo muchos antagonistas entre las cuerdas, de Apollo a Drago a pasando por Mr. T. Adonis Creed también lo tiene, ‘Dame’ Diamond, pero la diferencia es que en la edad juvenil este fue su mejor amigo. Acaba de salir de la cárcel y quiere convertirse en lo que no pudo ser, el campeón del mundo. El odio y el rencor tienen un precio, y Adonis, confortablemente instalado en su casoplón de Los Ángeles, con su esposa, productora musical de éxito, y su hija sordomuda, tendrá que pagarlo de la forma habitual: volviendo a boxear. Todo conflicto en estas películas se resuelve con un buen combate. Aunque muy afroamericana, ‘Creed III’ sigue el esquema del Rocky blanco. Nada cambia.