Zoo hace historia para la música valenciana en el Palau Sant Jordi

Ocho años de trabajo al margen de la gran industria, peinando circuitos de fiestas mayores, festivales y clubs, y propiciando el fogoso boca-oreja con su música híbrida y política, hecha de raíces populares, electrónica y hip-hop, y Zoo se anotó este sábado un tanto histórico que lo es también para la moderna música valenciana.

Casi 30 años después de acoger a Raimon, el Palau Sant Jordi (15.000 asistentes) se entregó a un artista venido de la otra orilla del río Sénia: “venim del sud, venim del País Valencià”, quiso dejar claro Toni Sánchez, Panxo, en medio de su fiestón de himnos, como recitó en ‘Vull’, “donant via lliure a l’instint animal / mirant com ens brillen les cares”.

En todo este tiempo, Zoo ha demostrado un fuerte y creciente predicamento en Catalunya, inyectado descaro ideológico al canon musical mestizo. Pero, más que consignas libertarias o anticapitalistas genéricas, lo suyo es la ráfaga de metralleta inmisericorde, como en ‘La del futbol’, donde tacharon al equipo de balompié de “banda armada per màfies, ambient distès / vint-i-dos cabrons encenent la grada, la penya malhumorada / perquè no entra el balonet”. Tema este de su tercer y último disco, ‘Llepolies’, que apuntaló el repertorio con diez de las veintiocho canciones de la noche.

Metales y techno duro

Zoo confirmó la pegada de su imaginativo mejunje sonoro, en el que confluyen la tradición de las bandas de metales valencianas, la cultura de club y el verbo rapeado. Mezcla sibilina que les permite armar artefactos arrolladores, y ahí estuvieron ‘Faena’ y ‘Panya’ (“tan bonica com eres Espanya, i tan lletja com t’estan fent”), con sus bases de techno duro, o ese ‘Avant’ que implantó el ‘pogo’ en la pista. Ahí, Panxo operó como portavoz seguro y dominador, poniendo énfasis en el sentido de la diversión cuando recordó que “passar-ho bé” es el primer propósito del grupo, compatible con “ser fidels a nosaltres mateixos i a la nostra gent”.

Entre esa parentela estuvieron las lustrosas voces invitadas de Sandra Monfort y Selma Bruna (del trío Marala), y en un triunfal ‘Imperfeccions’, el Nega, de Los Chikos del Maíz. También, en espíritu, flotaron en el Sant Jordi dos grupos valencianos extintos, Obrint Pas (suyo era ese lúdico ‘Camins’) y La Gossa Sorda (‘Esbarzers’). La ebullición fue a más a golpe de ‘Estiu’, ‘Ventiladors’ y ‘Tobogan’, consumando una gesta que, sumada a la de una semana atrás en el madrileño Wizink Center (8.000 personas), demostró que lo de Zoo ha roto algunas barreras, sobre todo mentales.