Iniciativa

Colau: "Es hora de enfrentarnos a la homogeneización de la cultura"

La alcaldesa de Barcelona y la relatora de la ONU en el ámbito de los derechos culturales, Alexandra Xanthaki, inauguran las jornadas Culturopolis

BARCELONA 16/11/2022 Icult. En la sala Paral lel 62, Ada Colau y Alexandra Xanthaki, relatora especial de la ONU en el ámbito de los derechos culturales, inauguran las jornadas internacionales dedicadas a los ídem Culturopolis FOTO de ELISENDA PONS

BARCELONA 16/11/2022 Icult. En la sala Paral lel 62, Ada Colau y Alexandra Xanthaki, relatora especial de la ONU en el ámbito de los derechos culturales, inauguran las jornadas internacionales dedicadas a los ídem Culturopolis FOTO de ELISENDA PONS / Elisenda Pons

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

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La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y la relatora de la ONU en el ámbito de los derechos culturales, Alexandra Xanthaki, inauguraron el miércoles en una sala Paral·lel 62 con la platea llena la primera edición de Culturopolis. Las Jornadas Internacionales por los Derechos Culturales concluirán el sábado con una fiesta en la avenida del Paral·lel entre Paral·lel 62 y El Molino, los dos espacios que hasta entonces habrán acogido una treintena de debates, presentaciones de proyectos, talleres y coloquios académicos.

Antes de que entraran en materia Colau y Xanthaki tomaron la palabra para presentar la cita Jordi Martí, teniente de alcalde de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona, que resumió el boyante concepto de derechos culturales como la nueva etapa de políticas ídem enfocada a "superar las desigualdades en el acceso y sobre todo en la participación en el ámbito cultural"; Daniel Granados, delegado de Derechos Culturales del consistorio barcelonés; Tere Badia, secretaria general de la red Culture Action Europe, y Jordi Pascual, coordinador del Comité de Cultura de la organización Ciudades y Gobiernos Locales Unidos.

Dos retos

Xanthaki identificó los dos retos inmediatos de la naciente era de los derechos culturales: evitar que las culturas dominantes se lo merienden todo, lo cual comporta defender las culturas de las minorías, y hacer entender a los estados que garantizar los derechos culturales de la ciudadanía es una obligación que deben cumplir.

Colau, por su parte, fue directa al grano. Vivimos (los que ahí tenemos la suerte de vivir), dijo, en democracias débiles y con economías de capitalismo neoliberal que tienden a "mercantilizar los derechos", pasa con la vivienda, la salud, la educación y cómo no la cultura. En la esfera cultural, prosiguió al hilo de uno de los dos desafíos expuestos por Xanthaki, eso significa que "la expresión cultural se reduce a las formas mayoritarias". Ha llegado el momento, consideró, de "enfrentarnos a la homogeneización derivada de la mercantilización" de la cultura. El ayuntamiento dedica casi el 7% de su presupuesto a Cultura. Colau animó a la Generalitat a llegar al menos a un 2% que aún está muy lejos.

Protesta

Una protesta de unas treinta personas a la entrada de Paral·lel 62 fue un pequeño torpedo directo a la línea de flotación del Plan de Derechos Culturales del consistorio. Eran trabajadores de centros cívicos y 'casals' infantiles, de jóvenes y de personas mayores que clamaban contra su precaria situación, fruto, explicaron, de la externalización de la gestión de estos equipamientos municipales. "Centres cívics, salaris mínims" era uno de sus gritos de guerra. Las condiciones laborales decentes de los trabajadores culturales son uno de los puntos del Plan de Derechos Culturales.