Regreso del ídolo romano

Eros Ramazzotti: “Quien no esté a la altura cuando sube al escenario terminará su carrera rápidamente"

El cantante romano lanza ‘Latido infinito’, un álbum en el que se muestra como uno de los últimos románticos y que presentará el año que viene en el Palau Sant Jordi

El cantante italiano Eros Ramazzotti.

El cantante italiano Eros Ramazzotti.

Jordi Bianciotto

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Es corriente que los cantantes europeos no trasciendan sus fronteras nacionales y que incluso más populares sean perfectos desconocidos en el país de al lado. Ahí, una alta excepción es Eros Ramazzotti, artista que atrae audiencias amplias al norte y al sur del continente, así como en las Américas. “Lo fundamental es tener personalidad. Muchas voces se parecen entre ellas, pero cuando escuchas a Eros, lo reconoces porque la voz es distintiva”, explica el cantante romano, que ha lanzado disco estos días, ‘Latido infinito’ (o ‘Battito infinito’ en la versión italiana), título que apunta a su temática secular, relativa al corazón y a las cosas del querer.

Un álbum en el que se advierte, cuenta, “la huella de lo que hemos pasado con la pandemia”, siempre con los ánimos en alto. “La clave del álbum es la idea de seguir adelante pase lo que pase, con espíritu positivo”. Y poniendo el foco en los vínculos emocionales más hondos, como en ese medio tiempo con aires de declaración de principios llamado ‘Los últimos románticos’. “Un tema que habla del respeto y que dice que debemos volver a amarnos, y que eso sea algo más que una forma de hablar”.

Con principio y final

‘Latido infinito’ es fiel a la tradición sonora de Ramazzotti, con su sobriedad, su ‘baladismo’ y alguna incursión quirúrgica en la latinidad y el funk. Su obra no es de las que bridan giros sonoros de un álbum a otro. “Soy así, crecí gracias al favor del público y no me gusta la idea de cambiar algo que gusta a la gente tal como es. Si este disco fuera distinto, no sería personal, y faltaría al respecto hacia quienes lo escuchan”. Puede sorprender la larga duración del tema titular, que trepa hasta los ocho minutos y cierra el álbum dándole un sentido de obra compacta, deslizando un contraste con “el 99% de la música que escuchamos, que no tiene principio ni final”.

Brilla ese encuentro con Alejandro Sanz en ‘Soy’, a añadir a su vistoso currículo de duetos, que va de Luciano Pavarotti a Cher. Una pieza esta con resonancias de canto a la amistad. “Yo le propuse otra canción, pero él no la aceptó. Me dijo que le sonaba demasiado fácil y me pidió un tema que sonara más italiano”, explica, inconsciente de que, a Sanz, cuando se dio a conocer, se le llegó a llamar “el Eros Ramazzotti español”. “¿De verdad? No lo sabía. Me parece gracioso. Nos conocimos hace casi 30 años, en 1993, y siempre nos hemos llevado bien. Es amigo de Paco de Lucía, uno de mis guitarristas de referencia”. El álbum ofrece otra cita, esta con Jovanotti, pionero del rap italiano, y una sentida reliquia, ‘Cada vez que respiro’, con música inédita del ya fallecido Ennio Morricone. “Fue un regalo de su familia y me siento orgulloso. Lástima que no llegara a conocerlo”.

La semana pasada, el día 15, ofreció una ‘première’ internacional en La Maestranza, de Sevilla, y el año que viene emprenderá una gira que le traerá al Palau Sant Jordi (2 de abril). El directo es, estima, aquello que permite a los artistas distinguirse entre el ruido de redes y plataformas. “Quien no esté a la altura cuando sube al escenario terminará su carrera rápidamente. Hoy se pueden vender menos discos, pero lo importante es cantar en vivo”, reflexiona Eros Ramazzotti, que siempre ha girado con bandas de músicos muy reputados, incluidos algunos procedentes del hard rock y el metal: del guitarrista Laurie Wisefield (Wishbone Ash), que le acompañó en los 90, a su actual batería, Eric Moore (ex-Suicidal Tendencies). “El metal suena muy duro para mí, pero tiene buenas melodías y músicos excelentes”.

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