Crítica de cine

'La ejecución': el carnicero de Rostov

'Thriller' ruso basad'en el caso real de un asesino en serie en los años de la Perestroika, etapa de la que es un buen retrato social

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Quim Casas

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Basada en el caso real del denominado carnicero de Rostov, un asesino en serie en la Unión Soviética de los años 80 que ya dio pie al filme ‘Citizen X’ (1995), ‘La ejecución’ bascula en el arco temporal de una década, entre 1981 y 1991, para relatar la historia de este personaje y del policía que intentó atraparlo. Dividido en varios capítulos, el filme va hacia adelante y hacia atrás para confeccionar un relato más amplio sobre obsesiones y contradicciones varias, todo mediatizado por la misteriosa personalidad e identidad de este asesino que secuestraba a sus víctimas femeninas, las llevaba a un bosque, las aturdía, ponía tierra en su boca y las apuñalaba. Además, procura un buen retrato de la sociedad rusa en plena perestroika.

 “Debemos vendernos para sobrevivir”, dice uno de los personajes de la película, una frase que sirve para lo que pasa en la historia y lo que ocurre en un país en profundo proceso de renovación. Hay otras frases importantes o premonitorias, que hacen alusión al título: el acto de atar a un asesino al cuerpo de su víctima hasta que se pudran los dos se le llama ejecución etrusca. No todo es violento en esta crónica realista sobre una patología y la sociedad que la genera: al policía que filma los escenarios del crimen le llaman Tarkovski, en alusión a un cineasta, el autor de ‘Solaris’ y ‘Sacrificio’, no precisamente muy bien visto en la antigua Rusia.

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