Óbito

Muere Miquel Servera a los 84 años, primer director de la Fundación Pilar y Joan Miró e impulsor de la obra del joven Miquel Barceló

Su labor fue fundamental para ordenar el legado del artista catalán a la ciudad de Palma y levantar el edificio Moneo

Creo la galería Sa Pleta Freda con Antonio Esteva, que expuso desde artistas consagrados a jóvenes creadores

Miquel Servera

Miquel Servera

Miguel Vicens

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Dos trazos biográficos son suficientes para descubrir la dimensión y relevancia de Miquel Servera Blanes en el panorama artístico de Mallorca de los últimos cuarenta años. Fue el primer director de la Fundació Pilar i Joan Miró, el amigo del artista catalán, el personaje clave que ordenó el legado mironiano a la ciudad de Palma, trabajó para que se cumpliera la voluntad del artista de convertir el futuro centro en un espacio vivo y no en un mausoleo e hizo todas las gestiones para que su amigo, el arquitecto Navarro Rafael Moneo, levantara el edificio central de la actual Fundación, en diálogo con el Taller Sert y Son Boter.

El segundo trazo biográfico de Miquel Servera que lo convierte también en un personaje clave es su labor de impulsor de la obra del joven Miquel Barceló, al dedicarle una exposición individual en la galería sa Pleta Freda de Son Servera en el año 1978, cuando el pintor, que todavía firmaba sus obras como Barceló Artigues, empezaba a llamar las atención, después de haber mostrado sus pinturas en la Galeria d'Art Picarol de Cala d'Or (1974) dos veces en la galería 4Gats de Ferran Cano (1976 y 1977) y ya había sorprendido a la crítica con la exposición Cadaverina en el Museu de Mallorca.

El abogadogalerista, promotor cultural y empresario, que falleció ayer en Son Servera a la edad de 84 años, manifestó siempre una sensibilidad especial hacia la creatividad, la belleza, y la expresión artística. Una estrecha relación con el mundo del arte que lo acompañaría en toda su trayectoria vital.

Este vínculo empezó en Barcelona cuando se trasladó a estudiar. La capital catalana le posibilitó tejer una red de amistades y relaciones que lo nutrieron de conocimiento y lo posicionaron en la primera línea de la vanguardia artística. De aquel tiempo nació la amistad con el ceramista Josep Llorens Artigas quien, a la vez, colaboraba con Joan Miró y reunía en su casa artistas e intelectuales.

Una manera de vivir y ver el arte que, probablemente, fueron decisivas para crear su Pleta Freda (Son Servera, 1976), una galería de arte que fundó junto con el arquitecto Antoni Esteva Servera. Los dos han trabajado conjuntamente durante estos años para mantener una apuesta atrevida, impulsar nuevos talentos y acoger artistas consagrados. El listado es largo: desde Artigas Miró, a Frederic Amat, BarcelóGuinovartChillidaSauraMompóDamià Jaume o Ribera Bagur, entre otros.

Un bagaje cultural y de relaciones que, seguramente, hicieron que la familia Miró pidiera a Miquel Servera que fuera el primer director de la Fundación Pilar i Joan Miró. Fue durante su dirección que se concretó la intervención arquitectónica de Rafael Moneo que completaría el conjunto de edificios que conocemos en la actualidad. Otra muestra más de la visión de Miquel Servera: la obra de un artista universal, Joan Miró, la tenía que acoger un edificio de otro artista reconocido cómo es el prestigioso arquitecto navarro.

La relación con Miró no acabó aquí, puesto que Servera también fue el comisario de la exposición Festegem Miró que conmemoraba el centenario del nacimiento del pintor en el Centro Santa

Mònica de Barcelona. Miquel Servera llenó la rampa, la entrada y las aceras de murta que había hecho traer desde Mallorca. Quería acompañar la exposición de su perfume, su aroma tan intenso. No era un detalle más, era la expresión de una sensibilidad hacia la belleza, hacia las raíces, que acompañarían siempre a Miquel Servera