Crítica

Nederlans Dans Theater: Perfección abrumadora para abrir el Grec

La compañía de danza contemporánea de Países Bajos ofrece una deslumbrante actuación con tres coreografías de gran exigencia física y precisión milimétrica

Nederlands Dans Theater Grec Festival 2022

Nederlands Dans Theater Grec Festival 2022 / Enric Fontcuberta

José Carlos Sorribes

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Jugar sobre seguro se revelaba la apuesta de Cesc Casadesús al convocar a la Nederlans Dans Theater (NDT) para abrir el Grec 2022, en el año que quiere dejar atrás dos ediciones marcadas por los estragos de la pandemia. La decisión del director del festival se ganó, cómo no, la mejor nota. Porque la compañía de Países Bajos, dirigida por la canadiense Emily Molnar, es de aquellas cuyos movimientos, precisos y exigentes hasta la extenuación, dejan boquiabiertos tanto al espectador más habituado como al más profano de la danza contemporánea. 

Tres coreografías, completamente diferentes, sirvió la primera compañía de la NDT, considerada la más prestigiosa de Europa. Una etiqueta que casi nadie debería dudar ante su depliegue de perfección abrumadora. Abrió el programa 'How to cope with sunset when the horizon has been dismantled', una pieza para ocho bailarines estrenada en febrero. Lleva la firma de la coreógrafa y bailarina valenciana Marina Mascarell, con paso en su carrera por la NDT. En un escenario del anfiteatro vestido de blanco gélido, y salpicado de volúmenes angulosos que recordaban a bloques de iceberg, se movieron como duendecillos los ocho intérpretes. Lo hacían de salida con un ritmo cadencioso, como si resultara un juego con su propio cuerpo y con sus compañeros. Poco a poco, la pieza ganó brío y color, y alcanzó incluso aires mediterráneos, en el hermoso trabajo coral que cerró la coreografía de Mascarell. Todo aderezado con una soberbia iluminación, siempre mayestática en las tres coreografías. Bravo.

Nederlands Dans Theater Grec Festival 2022

'How to cope with a sunset when the horizon has been dismantled', de la coreógrafa valenciana Marina Mascarell. / EFE

Bellísimas sombras en la pared rocosa

Del blanco al negro. El inquietante, tenebroso, expresionista y también hipnótico de una coreografía de la israelí Sharon Eyal de 2015. 'Bedroom folk' es apabullante. La formación del grupo se asemejaba a un escuadrón mixto con 12 integrantes. La sincronía resultó casi inhumana a partir de movimientos robóticos y de agotadora intensidad, bajo una no menos asfixiante música electrónica. Bellísimas fueron también las sombras proyectadas en la pared rocosa del Grec, siempre un aliado para un iluminador brillante. Solo un pelotón de superdotados, como los de la NDT, puede soportar la exigencia de una danza de 27 minutos heredera de la marcialidad propia de la escuela israelí de Ohad Naharin, con quien se formó Eyal. Impresionante.

Y para cerrar otra coreografía icónica, 'One flat thing, reproduced' (2000), de William Forsythe, nombre cumbre de la danza contemporánea. De nuevo, otra demostración solo al alcance de un grupo de elegidos, los que saltaban, se escondían, bailaban o se entrelazaban alrededor de 20 mesas rectangulares dispuestas en escena. Parecía imposible no salir ileso de esas carreras, pasos y brincos, que hoy recuerdan al 'parkour' urbano, a cargo de 14 intérpretes por los estrechos pasillos que quedaban entre las mesas. Impactante.

Ovación cerrada del público y el convencimiento de haber asistido a una muestra de la mejor danza contemporánea con la Nederlans Dans Theater. Solo dos dudas: ¿dónde queda la emoción ante tanta perfección? ¿Son de este mundo?