Discos de la semana

'Big time', de Angel Olsen: purificadoras canciones de amor y muerte

La cantautora estadounidense entrega un álbum liberador, reflejo de intensas vivencias personales, con baladas encantadas y sutiles trazos country

Los nuevos elepés de Fantastic Negrito, Algo, Neneh Cherry y Mary Halvorson, también reseñados

Angel Olsen

Angel Olsen / Angela Ricciardi

Rafael Tapounet
Jordi Bianciotto
Roger Roca
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El ‘gran momento’ al que se refiere Angel Olsen está hecho de vivencias extremas, para bien o para mal: el telón de fondo de ‘Big time’ lo ponen el fallecimiento sucesivo de su padre y de su madre, con solo unas semanas de diferencia, y la revelación pública de su homosexualidad, oficializada en un ‘post’ en Instagram en el que posaba sonriente con su pareja, Adele ‘Beau’ Thibodeaux (“mi novia, ¡soy gay!”, hacía saber en abril de 2021). Con ella firma la canción que da título al álbum, rica en versos efervescentes: “Te amo a lo grande, te amo más”.

Así que ‘Big time’, el álbum, que releva al simpático epé de versiones del año pasado, ‘Aisles’ (donde procedió a tergiversar hitos comerciales como ‘Gloria’, de Umberto Tozzi), está hecho de la connivencia del duelo y el enamoramiento, de la despedida y la diáfana proyección de futuro, con un tratamiento sonoro que refleja el movimiento constante en el que opera la artista. El mérito de Angel Olsen es que todos sus discos suenan a ella, aunque puedan decantarse hacia la aridez rockera, la raíz folk o la sonoridad art-pop, y este sigue en esa senda con un cancionero de baladas tensas y vestigios de country espectral, coproducido en tándem con el valioso Jonathan Wilson.

Delicados equilibrios

Álbum sobre depuraciones anímicas y nuevos comienzos, ‘Big time’ rehúye el tratamiento sónico de laboratorio, expuesto en ‘All mirrors’ (2019), pero también el antagónico estilo despojado de ‘Whole new mess’ (2020), y busca una expresividad franca y a la vez muy elaborada desde el arranque con ‘All the good times’. Tema que combina delicados equilibrios, con indicios de soul e inflexiones vocales que insinúan un fondo country. La pista ‘roots’ se hace más explícita, ‘pedal steel’ mediante, en el corte titular y en ese ‘This is how it works’, en el que se respira la muerte cercana: “Nunca he estado demasiado triste / tan triste que no pudiera compartirlo”.

Esta es una Angel Olsen de confesiones lapidarias liberadoras (“necesito ser yo misma / no viviré otra mentira”, advierte sobre un ritmo solemne en ‘Right now’) y cultivadora, en fin, de un refinado arte de la canción. Hay que detenerse en ‘Ghost on’, sostenida sobre un piano hechizado, y en las dos piezas que cierran el álbum. ‘Through the fires’ hereda el halo clásico, a lo Tin Pan Alley, de temas pretéritos como ‘Endgame’, aquí caminando entre las llamas para “dejar marchar el dolor / que te obstruye desde arriba”.

En ese mismo clima, entre arreglos de cuerda un poco sobrenaturales, ‘Chasing the sun’ culmina el repertorio con una escena de sereno encantamiento y plenitud. Olsen llega a buen puerto, “lejos del blues”, paladeando el ‘gran momento’ y consumando el recorrido a un suculento álbum de música salida del alma, llamémosla pop, rock o folk en su sentido más universal. Jordi Bianciotto

Otros discos de la semana

El californiano Xavier Dphrepaulezz se embarca en una expedición hacia los orígenes de su linaje familiar y llega hasta la Virginia de 1750, una fascinante aventura que se traduce en 13 poderosas canciones sobre la raza, la esclavitud, el colonialismo, el coraje y el amor en las que se mezclan el blues, el góspel, el soul, los espirituales, el funk, el rock y hasta el pop psicodélico (‘Venomous Dogma’). Audaz ‘tour de force’ creativo que el autor resuelve con pasmosa solvencia. Rafael Tapounet

De la unión de dos trovadores modernos, Alberto (Montero) y Gonzalo (Fuster), sale Algo, tándem presto a la canción preciosista, con ángel, heredero de nobles tradiciones de otra era, del pop victoriano a lo Ray Davies a referentes autóctonos como Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Repertorio florido, sensible sin pasarse de melancólico, con armonías vocales, arreglos de cuerda y flauta, dotado para el recoveco íntimo y para la peripecia señorial: oigan la mayestática ‘Amanecer de enero’. J. B.

Después de protagonizar el cortometraje documental ‘Cherry’, la artista sueca continúa revisando y reivindicando su legado con un disco en el que comparte algunas de sus canciones más celebradas con un variado plantel de invitadas ilustres. El resultado, como suele pasar en este tipo de artefactos, es desigual (brillan las aportaciones de Robyn y Mapei, ANOHNI, Sudan Archives y Tyson, hija de Cherry), pero tiene el valor de recordarnos el talento de una estrella que se adelantó a su tiempo. R. T.

Lacónica, cerebral, imaginativa, de repente marciana, se la reconoce a la primera nota. No hay otra guitarrista como Halvorson. Probablemente, no hay otra improvisadora ni compositora como Halvorson. Es ella misma y es única siempre. Con banda en Amaryllis, o junto a un cuarteto de cuerda en Belladona. Sus dos nuevos discos tienen humores distintos -dinámico y encendido el primero, más contemplativo el segundo- pero funcionan juntos y por separado. Dos caras de una misma búsqueda de la voz propia. Roger Roca

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