Tercer puesto
Chanel: por fin España encuentra a una profesional a la altura de Eurovisión
La cantante y bailarina ha estado por encima de polémicas absurdas y se ha centrado en el trabajo, en lo que tenía que hacer. Y siempre con una sonrisa
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Beatriz Martínez
Periodista
Periodista cultural y crítica de cine.
Tenemos que remontarnos a 1995 para encontrar una mejor posición de España en Festival de la Canción de Eurovisión, cuando Anabel Conde quedó segunda con ‘Vuelve conmigo’. Ahora, después de 27 años de resultados penosos en los que, en la mayoría de las ocasiones, quedábamos en la segunda mitad de la tabla o, directamente los últimos, como ocurrió con Manel Navarro en 2017, la representante española, Chanel Terrero ha alcanzado la tercera posición con su propuesta 'SloMo'.
La artista salió al escenario con actitud ganadora, desprendiendo carisma, enseñando trasero y ejecutando con una perfección milimétrica la coreografía y la puesta en escena de la canción. Ni un solo error en el número, ni un pequeño fallo. Chanel rebosaba seguridad, bailó y cantó de forma espectacular, su interpretación combinaba esa dificultad, la de moverse a ritmo frenético sin perder el tono vocal, algo que ella hizo sin aparente esfuerzo. Podía incluso contorsionarse, que la entonación siempre estaba en su sitio, impoluta y contundente.
En un año marcado por los baladones y los medios tiempos, la actuación de Chanel llamaba inevitablemente la atención. Era uno de los temas más pegadizos y bailables de esta edición y visualmente resultaba arrollador. Por una vez, la puesta en escena de España estuvo a la altura de las circunstancias. Un cuerpo de baile poderoso, una coreografía potente, la presencia totémica de Chanel con su vestido de cristales de Palomo Spain y unos efectos lumínicos que permitían acelerar o ralentizar el tiempo.
Edición masculina y hetero
Ha sido este un año de pocas divas. Una edición bastante masculina y hetero. Los dos primeros puestos los han ocupado hombres. La primera mujer en la tabla fue Chanel, seguida de Cornelia Jakobs por Suecia, una de las favoritas, que defendió ella sola en el escenario una preciosa canción con su imponente voz. No es de extrañar que, entre tanto hombre cantando baladas, terminaran destacando la representante de Grecia, Amanda Georgiadi Tenfjord, que quedó en octava posición, y una de las sorpresas de la edición, la serbia Konstrakta, que con su performance conceptual de denuncia ‘In Corpore Sano’, quedó en quinto lugar.
Fue Konstrakta una de las pocas sorpresas gratificantes en una noche en la que los ganadores lo fueron siempre desde el principio. Ucrania, como era de esperar arrasó en el televoto (439 puntos) y le sacó casi 200 puntos al segundo clasificado, Sam Ryder de Reino Unido.
Fue una victoria coyuntural. La canción de la Kalush Orquesta ‘Stefania’ seguramente no habría pasado el corte de las semifinales de no encontrarse el país inmerso en un conflicto bélico. El público se volcó en el apoyo al país invadido y celebró su mezcla electro-folk, que apelaba a sus raíces culturales con un toque rapero. Pero la canción era lo de menos. Podrían haber presentado cualquier tema, y habrían ganado igualmente, a pesar de que los jurados profesionales de los diferentes países no la situaban como favorita.
Herramienta imprevisible
El televoto ha demostrado ser una de las herramientas más imprevisibles en el universo eurofán. Lo mismo una propuesta tan refinada como la de Serbia y su lavado de manos metafórico obtiene 225 puntos que los moldavos y su ska prehistórico alcanzan los 253 puntos. La gran perjudicada de todos estos vaivenes fue sin duda Italia. Mahmood y Blanco con su precioso tema ‘Brividi’ siempre estuvieron entre los favoritos. Pero su actuación no estuvo a la altura de las circunstancias y no mostraron la química que los había caracterizado al ganar Sanremo. Puede que fuera la canción más bonita de este festival, pero eso, a estas alturas, ya no importa.
El efecto Chanel colapsó ayer las redes sociales. La artista ha terminado ganándose incluso a aquellos que la despreciaron por debajo de Rigoberta Bandini cuando triunfó en el Benidorm Fest. Ha demostrado estar por encima de polémicas absurdas y se ha centrado en el trabajo, en lo que tenía que hacer. Y siempre con una sonrisa.
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