Entrevista

Eva Baltasar: "La especie humana ha tenido su momento y lo ha desaprovechado"

La autora de 'Permagel' y 'Boulder' cierra su tríptico sobre la maternidad con 'Mamut', la más oscura y violenta de sus novelas, con una joven protagonista que huye de una sociedad hipócrita, abraza la soledad y regresa a un mundo rural, primario y animal

La escritora Eva Baltasar, autora participante en el festival Mot de 2022.

La escritora Eva Baltasar, autora participante en el festival Mot de 2022. / Elisenda Pons

Anna Abella

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Eva Baltasar (Barcelona, 1978) ya tiene "trillizos". Literarios y con ADN poético. Lo asume sonriendo ante un ejemplar de ‘Mamut’, con la que cierra su tríptico de personajes que encarnan diversas formas de vivir la maternidad. Con la primera, ‘Permagel’, su debut novelístico tras varios poemarios, ganó el Llibreter; con la segunda, ‘Boulder’, alumbrada justo al inicio del confinamiento, el Premi Òmnium. Alzada como uno de los nombres ineludibles de las letras catalanas, vuelve con otra protagonista, de 24 años, "más violenta, más misántropa, una mujer que va al extremo, vuelve a lo primario y abraza la soledad absoluta en un mundo mucho más animal", donde expresa "su instinto de vivir libre e intensamente y una pulsión sexual que es reproductiva"

He buscado dentro de mí y pongo luz sobre partes oscuras en las que no solemos bucear, en ese 'mamut' que todos llevamos dentro. En la violencia, que generalmente contenemos

‘Mamut’ (que publica Club Editor; traducción al castellano en Literatura Random House) "es más austero que los anteriores, también a nivel lingüístico, más duro, como la protagonista". Una mujer "que vive en una sociedad en la que se siente muy incómoda, donde tiene trabajos muy precarios aunque es licenciada, que siente que se están aprovechando de ella, que le están chupando la vida. Que se ve como los mamuts, que en su época parecían los reyes del territorio pero estaban en el punto de mira de los cazadores". Y que decide abandonar una "sociedad hipócrita" y marcharse a una masía destartalada, sin baño, solo con letrina, en una poco poblada zona rural. "Piensa, ¿qué necesito para vivir? muy poco: un techo, comida…", señala Baltasar, que hace años vive en Cardedeu (Vallès Oriental), recordando lo que ella mismo hizo cuando tenía veintipocos años. "Tenía una criatura pequeña y me fui de Barcelona a una casa sin luz en el Berguedà durante tres años. Allí sí había váter y tuve que poner una especie de ducha, no era tan horroroso como en el libro. Llegas de la ciudad, sin saber nada: un día te entra un escorpión en la casa y no sabes qué hacer; te dices que harás un huerto pero no sabes por dónde empezar; piensas, tendré gallinas, pero ¿cómo las mato? Busqué un lugar solitario y aislado que me es familiar y que no es nada idílico ni bucólico si lo vives como una desposeída que llega allá sin nada".

A mí nadie puede decirme cómo tengo que vivir mi vida pero no paran de crear patrones perfectos de cómo ser madre y quien no encaja en ellos es excluido

Allí, en un escenario solitario, apenas habitado por un pastor en la sesentena y sus ovejas y perros, donde "impera la ley del oeste o la de la selva", la protagonista "consigue realizarse" e intenta satisfacer "un deseo sexual despojado de etiquetas". "Se siente atraída por mujeres que la rechazan y va con hombres siguiendo su instinto de gestar y reproducirse, de hacer pasar la vida a través de ella. Al final piensa que con un ejemplar de su misma especie tiene bastante", explica Baltasar. Y añade: "no es una mujer con un gran instinto de maternidad ni con grandes deseos de ser madre ni de construirse socialmente como tal, porque una cosa es parir y otra hacerte cargo del hijo. A mí nadie puede decirme cómo tengo que vivir mi vida pero no paran de crear patrones perfectos de cómo ser madre y quien no encaja en ellos es excluido".

"Uso a mis protagonistas como espejo de mí misma y de la parte oscura que llevamos dentro -admite-. He buscado dentro de mí y pongo luz sobre partes oscuras e inconscientes mías en las que no solemos bucear, en ese mamut que todos llevamos dentro. En la violencia, que generalmente contenemos. Me pongo en la situación del personaje y me pregunto si yo podría llegar a responder violentamente en según qué situaciones. ¿Sí? pues profundicemos en ello". 

El mundo está lleno de ruido, de estímulos de propaganda que solo llevan a consumir y pervertir el entorno. Me cansa mucho el espíritu y yo necesito mucha paz

Dice su protagonista que "allí donde hay gente, el mundo es ‘llardós’", es decir, mugriento. "Ella busca su camino, saber qué quiere hacer con su vida. Para eso es necesario conocerse a uno mismo y a ello ayuda encontrar espacios de soledad y silencio, algo que la sociedad no nos deja, con tanto ruido y contaminación acústica y visual", opina Baltasar, cuyo personaje no solo huye de la gente, sino "de un mundo lleno de estímulos de propaganda que te encuentras aunque no quieras, que no llevan a ninguna parte que no sea consumir, consumir y consumir. Y pervertir y pervertir el entorno. A mí me cansa mucho el espíritu. Yo, como ella, necesito mucha paz". Para preservarla, apunta, no está en ninguna red social, ni mira la tele ni lee periódicos. "Así puedo dejar respirar al mamut sin dejarme llevar por la bestia", apuntilla. 

Con la pandemia, muchos han vuelto o querido volver al campo. "Con el confinamiento la gente parecían pequeños girasoles o parabólicas orientadas hacia las zonas rurales. Por un momento imaginamos un planeta menos contaminado, pero no hemos aprendido nada. Hemos puesto la directa y volvemos a lo de antes. Aún es posible cultivar el amor, la alegría, compartir… pero tengo una visión realista-pesimista, no soy optimista con la especie humana -lamenta-. A veces, piensas, ojalá desaparezcamos todos y el planeta pueda repoblarse de especies animales, con mamuts si hace falta, que tengan su momento porque nosotros hemos tenido el nuestro y lo hemos desaprovechado. En dos o tres siglos nos lo hemos cargado todo y vamos arrastrando con nosotros al resto de especies".

A veces, piensas, ojalá desaparezcamos todos y el planeta pueda repoblarse de especies animales

Condena también a través de su personaje la explotación en el mercado laboral precario. "A veces no tienes más remedio, yo misma he tenido muchos trabajos, cualificados y no cualificados. Pero es indigno y atenta contra la naturaleza humana trabajar cada día 10, 12 horas… no estamos preparados para ese nivel de estrés continuo. El solo pitido del móvil es para el cerebro una señal de alarma. No nos permite vivir una vida plena por más que vivamos 80 años. ¿No sería mejor vivir 30 sin dar golpe? La mayor parte del tiempo lo pasamos currando o resolviendo problemas o comiéndonos el tarro con problemas, o intentando parecernos a modelos que nos han dicho que son los ideales. Estamos malgastando la vida".  

Es indigno y atenta contra la naturaleza humana trabajar cada día 10, 12 horas… no estamos preparados para ese nivel de estrés continuo

Trabaja ya Baltasar en un nuevo proyecto que no sabe aún si llegará a puerto. Lo que tiene claro es que cortará aquí "ese hilo grueso de la maternidad o la no maternidad" que recorre su obra, también la poética. Esta sumaba un nuevo título a finales de año, ‘Nus Schiele’ (Club Editor), una edición artesanal y limitada de 1.000 ejemplares, con 24 poemas donde refleja lo que siente ante 20 retratos eróticos del pintor austriaco Egon Schiele. "Me interpelan sus figuras muy desnudas, en escorzos, que en algunos momentos parecen sufrir, como las protagonistas de mis novelas". Es el mundo de Eva Baltasar.


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