Crítica de 'Una librería en París': Castellitto adapta a Scola

El actor y director italiano Sergio Castellitto rescata en su última película un guion de Ettore Scola ambientado en París. Desde su primera imagen, ‘Una librería en París’ no engaña: la cámara se acerca hacia el telón rojo de un teatro y, cuando este se abre, nos encontramos en una calle reconstruida en estudio. Es la calle nevada en la que se encuentra el único escenario del relato, una vieja librería de antiguo. Castellitto no renuncia al artificio. Todo lo contrario, lo subraya.

Estamos ante una especie de representación filmada o soñada, un decorado más teatral que cinematográfico que simula un espacio inexistente en un barrio parisino. Allí, el propio director interpreta a un librero que vive solo para sus libros y el cuidado de su hija, una joven parapléjica que nunca habla y mira el mundo pasar desde el piso que hay encima de la librería. Todo cambia, al menos durante los minutos que dura el filme, con la entrada en escena de una volcánica actriz de teatro (encarnada por Bérénice Bejo) que se ríe repetidamente de él porque no tiene móvil. Pero los opuestos siempre se atraen, y acaban intimando y comprendiéndose pese a ser antagónicos. Demasiados subrayados musicales, una melancolía a veces un tanto forzada y cierto estancamiento de la acción lastran un filme que pretende ser también una diatriba sobre los principios culturales clásicos frente a la tecnología digital.