Català de l'Any

Así es Jaume Plensa, el nuevo Català de l'Any: seductor de palabra y obra

Sus obras se reparten por todo el mundo, no en vano es uno de los escultores del espacio público más apreciados internacionalmente, sino el que más. Sus últimas dos intervenciones ocupan paisajes de EEUU: ‘Utopia’, un mural de mármol de 26 metros de largo situado en Michigan; y ‘El alma del agua', una monumental figura de 22 metres de alto levantada n la ribera del Hudson, frente a Manhattan.

Jaume Plensa, Català de l'Any 2021

BARCELONA 01/12/2020 BARCELONEANDO - Exposición de Jaume Plensa en la galeria Senda. Estará Jaume Plensa.Fotografia de JOAN CORTADELLAS

BARCELONA 01/12/2020 BARCELONEANDO - Exposición de Jaume Plensa en la galeria Senda. Estará Jaume Plensa.Fotografia de JOAN CORTADELLAS / JOAN CORTADELLAS

Natàlia Farré

Natàlia Farré

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Jaume Plensa (Barcelona, 1955) es un seductor nato, de palabra y de obra. Cuando habla susurra y dice cosas como “intento que mi trabajo tenga un contenido humanista muy profundo”. Y, cuando crea, la belleza sale de sus manos. Sus piezas miran, sosiegan e interpelan al paseante desde los lugares más recónditos del planeta. No en vano es uno de los creadores de escultura pública más preciados del mundo, sino el que más. China, Japón, Alemania, Francia, Suecia, Inglaterra y un sinfín de países se disputan sus obras. Más demandado fuera que profeta en su tierra, el artista acaba de inaugurar en EEUU dos de sus intervenciones más espectaculares. A finales de noviembre, abrió al público, en Michigan, la instalación ‘Utopia’, 300 toneladas de mármol blanco tallado que forman cuatro muros de 26 metros de largo por 6,5 de alto y muestran, en bajorrelieve, el rostro de cuatro mujeres. De mujer son también los 22 metros de cara de 'El alma del agua' que, dedo índice en boca, pide silencio a Manhattan desde la otra orilla del río Hudson, en Jersey City. 

La primera es “un espacio de meditación”, a la par que representa “el sueño de poder estar juntos de una manera civilizada”. La segunda tiene como intención “pedir silencio para escuchar nuestras voces. Es un silencio poético, no es un silencio autoritario”. Así explica Plensa su obra, artista que, a diferencia de muchos de sus colegas, no tiene reparos en hablar de sus creaciones y de la reflexión que pretenden generar. Tanto si define a sus figuras de poetas –“sus palabras son como la luz que penetra en la Tierra y hace crecer las flores”- como si detalla sus esculturas realizadas con letras de diferentes alfabetos -“una celebración de la diversidad. Una ‘a’ o una ‘b’ solas no parecen nada, pero juntas pueden formar palabras, y las palabras textos, y los textos crean cultura. Es una metáfora bellísima del ser humano: solo no es nada pero en grupo puede formar una comunidad”. 

Plensa no solo explica su obra sino que, además, invita a disfrutarla, tocarla y vivirla –“es cobijo para la gente que camina por la calle”-. El máximo exponente de esta premisa es la pieza que supuso un punto de inflexión en su carrera: ‘Crown Fountain’, dos torres de 16 metros unidas por un estanque, que reflejan las caras de los paseantes y en la que chiquillos, y no tan chicos, se remojan y brincan entre los chorros de agua que escupe. Está en Chicago desde 2004, y su creador se acerca a verla cada vez que pone los pies en la ciudad norteamericana: “¿Qué regalo puedes pedir mejor que una sonrisa?”. Lo dicho, Plensa es el mago de la escultura pública. Y es, como también se ha dicho, un gran seductor. Tiene sus detractores en la crítica, como todo artista que se precie, pero goza del aprecio unánime e incondicional del público. 

En Barcelona

Como muestra, varios botones. En 2018, el Macba le dedicó la exposición retrospectiva que le debía desde hacía tiempo, el resultado fueron colas en un museo que no destaca precisamente por las aglomeraciones de público que provoca. Y la presión popular es la que ha conseguido que Barcelona tenga, momentáneamente, una obra icónica del artista: ‘Carmela’. La cara de 4,5 metros de altura que habita frente al Palau de la Música tenía vocación de efímera pero la insistencia de los ciudadanos llevó a Plensa a cederla por ocho años prorrogables, caducan en 2024. Ha hecho más donaciones a espacios de la ciudad, como ‘Blau’ que luce desde 2020 en el vestíbulo del Hospital Clínic como homenaje a los sanitarios y su lucha contra la pandemia; y ‘Ànima’, donada al Hospital Sant Joan de Déu, en 2018. 

Y en este aspecto, en el de la ausencia de una gran obra permanente en su ciudad natal, es donde se refleja la cicatería de los gobernantes de Barcelona. Hubo proyecto, en época de Xavier Trias: un rostro de mujer que el artista imaginaba con 52 metros de altura y ubicado en el mar, pero no prosperó con el cambio de gobierno municipal. Aunque Plensa no desespera, o desesperaba en 2015 cuando afirmaba: “He esperado 59 años, así que puedo esperar alguno más”. Pero mientras llega la oportunidad barcelonesa, el escultor continuará su periplo por el mundo, de momento le esperan un proyecto en Hawái (EEUU) y una exposición con sus últimos trabajos para inaugurar la ampliación del Museo de Arte Moderno de Céret (Francia). Y continuará creando arte: "Cualquier momento es de una gran belleza y se ha de cuidar y mimar”. Pues eso.