Estreno
'Alegría', mujeres judías, católicas y musulmanas en Melilla
La directora Violeta Salama parte de sus propias vivencias para hablar del choque entre culturas en Melilla, donde se crió. Una película que se centra en un grupo de mujeres de diferentes generaciones que se enfrentan al peso de su identidad religiosa.
Beatriz Martínez
Periodista
Periodista cultural y crítica de cine.
Violeta Salama vivió durante toda su infancia en la ciudad de Melilla. Su padre, era judío, su madre, católica, y esa mezcla de religiones la marcó para siempre. Ahora, la directora aborda ese choque entre culturas en su ópera prima, 'Alegría', una película que le sirve para abordar este conflicto desde un punto de vista femenino para poner de manifiesto que resulta necesaria la comprensión para dilapidar los prejuicios.
La película toma el nombre de su protagonista (la actriz mexicana Cecilia Suárez), una mujer que ha renunciado a su familia por mantenerse fiel a sus principios y alcanzar la libertad individual, por encima de creencias y tradiciones. La llegada de su sobrina, Yael (Laia Manzanares) por su inminente enlace según el rito judío, la enfrentará a una encrucijada, al mismo tiempo que se estrecharán los lazos entre las mujeres que la rodean, su mejor amiga Marian (Mara Guil) y su asistenta de origen marroquí Dunia (Sarah Perles).
"Lo que le ocurre a Alegría es que confunde la religión con la cultura y la familia. Ella pertenece a una generación que estuvo lastrada por la represión y decidió separarse para buscar su propia identidad porque se encontraba bajo el yugo de ser constantemente juzgada por sus decisiones, así que, de alguna forma, su determinación es política", cuenta Violeta Salama.
La directora quería hacer una película que fuera al mismo tiempo profunda y ligera sobre la multiculturalidad, un tema que le sorprende que no forme parte del ADN del cine español. "Hay mucho desconocimiento, lo que conduce irremediablemente al prejuicio, también poca curiosidad a la hora de rascar más allá de las apariencias".
Barreras físicas y mentales
Reconoce que, en la actualidad, todo está mucho más crispado que en los ochenta y los noventa, de donde proceden la mayor parte de los recuerdos. Las fronteras están más presentes que nunca, y la situación entre Israel y Palestina le genera un sinfín de contradicciones. "Están las barreras físicas, y luego están las emocionales, que las hemos puesto nosotros. El personaje de Alegría tiene las suyas propias, como forma de protegerse, pero lo del nivel de agresividad gratuita de la valla de Melilla no tiene nombre".
'Alegría' está llena de momentos de intimidad entre mujeres que encuentran su propio espacio lejos de la mirada patriarcal. "Mi favorito es cuando están todas en Marruecos tomando cuscús, donde no hay ningún ojo observándolas y pueden ser libres, con el mar de fondo, en tierra de nadie, solo son almas puras disfrutando. Es cierto que nos falta conquistar muchos más espacios que no se reduzcan al ámbito de lo íntimo y doméstico. He ido dejando a lo largo de la película muchos pequeños mensajes, pero sin el ánimo de moralizar. Se podría haber profundizado más, pero me he querido quedar con el lado bueno de las cosas".
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