Entrevista

Chucho Valdés: "Quiero rescatar cosas que se han perdido del legado africano en Cuba"

El pianista cubano, padrino del Voll-Damm Festival de Jazz de Barcelona, vuelve al Palau para presentar 'La creación', una suite para 'big band', percusión y voz basada en los ritmos de la religión yoruba en que recorre la historia de las raíces africanas a través de un viaje por el Caribe y América.

 

Chucho Valdés

Chucho Valdés

Roger Roca

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A pesar de sus orígenes paganos, el jazz ha dado grandes obras de inspiración religiosa.

El 'Love supreme' es una de las cosas más importantes que escribió John Coltrane. Lo mismo ocurre con algunas obras religiosas de Mary Lou Williams. Y 'La creación' lleva una carga espiritual muy, muy fuerte.

¿En qué consiste esta suite?

'La creación' es una obra dedicada a Olodumare. Él fue el creador de la Regla de Ocha, creó a los santos. Cada uno representa una parte de la vida: el río, el mar, el aire, la tormenta. Y cada entidad tiene sus cantos específicos y sus ritmos específicos. Esta obra está hablada en la lengua original, en yoruba, pero se podrá seguir muy bien gracias al programa de mano.

¿Diría que está entre lo más ambicioso que ha hecho nunca?

He escrito otras obras como 'La misa negra', que está basada en una misa yoruba, pero considero que esta es la más completa de todas las que he hecho.

¿Detrás de 'La creación' hay un impulso religioso o ganas de innovar?

Lo que quiero es rescatar cosas que se han perdido a través de los años del legado africano en Cuba, ¡y quizás en todas partes! Yo he llevado mi carrera siempre tratando de recuperar cosas que son parte de nuestro ADN musical, de nuestras raíces. A veces lo sentimos pero no sabemos de dónde viene, y hay que explicar 'por dónde le entra el agua al coco', como se dice en Cuba. Para mí ha sido siempre importante. Porque son nuestras propias raíces africanas, igual que tenemos raíces españolas. 

Tanto usted como su padre, Bebo Valdés, han hecho mucho por divulgar la música afrocubana.  

La música también es historia, es educación, ¿no? El riesgo está en si se conecta o no con el público. Pero si no se logra en uno, dos, o tres intentos, se sigue hasta que se consiga. No aspiro a que se entienda todo, pero sí, poquito a poco, a ir llevando un mensaje cultural. Ese es un trabajo difícil pero es el que me gusta. En el estreno mundial de 'La creación', en Miami, el público entendió 100% todo lo que estaba pasando en el escenario. Fue increíble.

Igual en Barcelona nos cueste un poco más conectar con esa tradición que en Miami.

Pues le voy a decir algo: no va a ser así. Porque ahí está el blues, el legítimo blues, que es de origen afroamericano. Yo ligué el blues afroamericano sobre los cantos yoruba. Esto no se había hecho antes, que yo sepa. Y eso engancha a todo el mundo, porque todo el mundo sabe lo que es el blues. Así que no creo que vaya a pasar algo diferente en Barcelona.

¿Qué cree que es lo que más le ha inspirado a lo largo de su carrera?

Yo le diría que he hecho de todo un poco. He escrito música clásica. He hecho canciones de la vida, música para ballet, y con el grupo Irakere propusimos una nueva visión de lo que debía ser el desarrollo de la música afrocubana. Y se demostró que hubo un cambio a partir de Irakere, un antes y un después.

 Las identidades latinas han ganado mucho terreno a nivel global desde los tiempos de Irakere.

Han avanzado mucho, mucho. Hay una riqueza en este mundo que es importante que se conozca, porque es parte de la cultura universal. Hay que trabajar más y comunicar mejor.

Ritmos como el dembow y el reguetón triunfan en todo el planeta. ¿Entiende por qué tienen ese enganche?

Es que la rítmica es como un motor, que inconscientemente te va moviendo, entiendas o no la melodía. Los ritmos estos que me dice son muy contagiosos, y además son muy diferentes en todo el Caribe y en toda Sudamérica, y se han ido fusionando a través del tiempo. Y ahora están cogiendo un mejor camino.

Con 80 años cumplidos ya es usted mayor que su padre cuando reapareció en 1998. Él aún estuvo activo una década entera. Usted tampoco afloja.

Exacto, a mi padre solamente le paró la salud. El arte es una espiral, una eterna espiral, nadie puede decir que llegó al final porque no es verdad, siempre hay muchas cosas. Y déjeme decirle, el primer cubano que puso el tambor batá en una 'big band' se llamó Bebo Valdés. Eso que hizo un mes de marzo de 1952 era algo genial. Pero se trataba de una 'big band' muy grande, y en esos tiempos comercialmente no se podía pagar una orquesta de 25 músicos que venía con una onda muy innovadora.

Aunque en Barcelona lo presenta en formato reducido, 'La creación' también es música para 'big band' y tambores batá. 

Yo creo que esto que yo he hecho, de una forma consciente o inconsciente, no sé cuál, es lo que mi papá hubiera seguido haciendo si hubiera podido seguir desarrollando su ritmo que se llamaba batanga batanga por el tambor batá. O sea que su hijo, Dionisio Jesús Valdés Rodriguez, está continuando el sueño de su papá.