'El sustituto': Más que un thriller de nazis en Alicante

Una película sucia, casi mugrienta y obsesiva, muy obsesiva, que huele a cigarrillos, a alcohol y a sudor, a sudor levantino, del verdaderamente pegajoso. No solo eso. Una película que nos descubre un universo del que no éramos demasiado conscientes: en Denia, Alicante, había nazis y hacían lo que querían, básicamente escapar de la justicia internacional mientras tomaban el sol y hacían inversiones inmobiliarias millonarias. 

'El sustituto', además de plantear todo eso a partir de una metódica investigación por parte de su director, Óscar Aibar, es un thriller, un buen thriller con personajes de una sola pieza (estupendos Ricardo Gómez y Pere Ponce) que luchan por mantener su propia identidad dentro de un mundo hostil en el que no existe ni la ética ni la moral, ni nada que se le parezca. Algo así como si el germen del mal se hubiera extendido corrompiéndolo todo sin compasión y solo quedara el espejismo del supuesto desarrollismo ante un horizonte improbable. Es también una historia de 'outsiders', de desarraigados dentro de ese escenario mediterráneo en el que no hay brisa apacible, solo angustia por no poder destapar las miserias del sistema. Son los años 80 y la relación entre el nuevo y el antiguo régimen colisiona de manera inevitable. Pero todo ese complot, ese oscurantismo, esa manipulación, reverbera inevitablemente en nuestro presente. Quizás por esa razón, 'El sustituto', además de un buen policíaco en sentido estricto, es un reflejo de las miserias de nuestros días y del auge de una ultraderecha que envenena (de nuevo y de manera retorcida y miserable) nuestra democracia.  

Estrenos de la semana. Tráiler de 'El sustituto'

Suscríbete para seguir leyendo