Crítica de cine
Crítica de 'Titane', de Julia Ducournau: imágenes que dejan huella
¿Merece todos esos premios y elogios? ¿Es tan polémica como se presupone? Lo que sí sabesmo es que se trata de una película muy inteligente y orgánico que bebe tanto de Cronenberg y la 'nueva carne' como del cine sobre el cuerpo de Claire Denis
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Película polémica y Palma de Oro en Cannes, para muchos un galardón indiscutible. Segundo largometraje de Julia Ducournau, una directora con carrera meteórica en el contexto del certamen francés, ya que su primer largo, ‘Crudo’, fue presentado en la Semana de la Crítica y el segundo, cinco años después, llegó, deslumbró y venció en la Sección Oficial para convertirse en el hito cinematográfico del año.
¿Merece todos esos premios y elogios? ¿Es tan polémica como se presupone? Sobre lo segundo, poco que decir: las polémicas últimamente son muy baratas en materia cinematográfica –ahí está la indignación suscitada por ‘Benedetta’, estrenada la semana pasada– y cuando alguien se sale un poco de lo esperado, toca polemizar. Ejercicio estéril. Sobre lo primero, ciertamente sí los merece. Ducournau filma con una fuerza que va más allá de las premisas argumentales que maneja. Quizá ‘Crudo’, sobre una adolescente vegetariana que descubre el placer de la carne humana, era más concreta en sus tesis y adscripción al relato más o menos de terror, pero ‘Titane’ es visual y conceptualmente mucho más ambiciosa y rica en sugerencias.
Empieza como un hipotético relato de venganza femenina, con escenas violentas que van del gore a un divertido sentido del humor –¿es eso polémico?– y, de repente, se transforma en otra cosa bien distinta, un juego malabar sobre la sexualidad y la identidad de género, sobre la paternidad y la pérdida, sobre la fusión de la carne con la máquina, repleta de secuencias sugerentes que funcionan a veces como aisladas ‘set pieces’: la ‘rave’ homo-erótica de los bomberos me parece uno de los grandes momentos del cine actual, una secuencia con un tempo magistral que pone en la picota las convenciones sobre el deseo y la identidad.
Porque de eso termina tratando ‘Titane’, la historia de una joven con una placa de titanio en la cabeza que mantiene relaciones con un automóvil y se hace pasar por el hijo desaparecido de un jefe de bomberos (Vincent Lindon en su salsa). Explicada así parece un auténtico delirio. Y siéndolo, se revela un filme muy inteligente y orgánico que bebe tanto de David Cronenberg y la 'nueva carne' como del cine sobre el cuerpo de Claire Denis.
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