Concierto

Alain Pérez devuelve la mejor salsa al Poble Espanyol

El artista cubano ha trascendido también en otros estilos y mantuvo una prolongada relación musical con Paco de Lucía

 

 

Cultura  salsero Alain Pérez  foto: EduardoRawdriguez

Cultura salsero Alain Pérez foto: EduardoRawdriguez / Eduardo Rawdriguez

Luis Troquel

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Con la actuación este jueves del cubano Alain Pérez, el Poble Espanyol recupera una de sus mejores tradiciones: la salsa con mayúsculas. Sus muros han acogido figuras del calibre de Rubén Blades, Willie Colón, Marc Anthony, Oscar D’León, Joe Arroyo, Los Van Van, El Gran Combo de Puerto Rico, Cheo Feliciano, Tito Puente o la eterna Celia Cruz. Junto a ella precisamente, un jovencísimo Alain Pérez ejerció de arreglista y virtuoso bajista.

Ahora tiene 44 años y varias vidas musicales a sus espaldas. O a su alrededor, sería más apropiado decir. Vive embarcado en incesantes proyectos propios y ajenos. Le trae a Barcelona su disco ‘El cuento de la buena pipa’. "El título es una expresión para hablar de algo que nunca se acaba. Ni siquiera empieza. Y se refiere también a ese constante seguir soñando, creer con ilusión todavía en esto…", afirma Alain Pérez.

Si ya de por sí es todo un hombre orquesta, viene respaldado por 12 músicos más. "Intento mantener un equilibrio entre la sonoridad que internacionalmente se conoce como salsa y otros estilos cubanos bailables". La llamada ‘timba’ en que evolucionó: "Yo formo parte de esa generación y sigo defendiendo sus rasgos y energía". Y los géneros antecesores: "Traigo también mis sones, mis boleros, mis rumbas…".

Precoz maestro del latin jazz, con solo 17 años se integró en el legendario grupo Irakere. "Me dio la oportunidad el maestro Chucho Valdés y cambió mi vida para siempre. Te puedes imaginar: un estudiante de nivel medio empezando a vivir…". Aunque ya en la música desde los nueve años: "Salí de mi casa a esa edad y comencé la carrera con todos los compromisos que conlleva: ensayos, clases, conciertos, viajes…". Y a los 21, un viaje a España como director musical del grupo Issac Delgado volvió a cambiarlo todo.

Romance con el flamenco

"Me propusieron grabar un disco mío y me quedé aquí". ‘El desafío’, se tituló y se publicó en 2001. Sin que tuviera apenas difusión. "Aquella carrera recién empezada fue quedando rezagada enseguida". Por la falta de promoción y, sobre todo, porque un nuevo romance musical acababa de nacer: Alain Pérez y el flamenco. "Me cambió la orientación que llevaba. Descubrí un concepto diferente completamente, que rompe con toda la lógica y los patrones occidentales. El ciclo armónico mantiene otra tensión, otro color… No anda en paralelo con la melodía siempre".

Tras participar en la película ‘Calle 54’ empieza a trabajar con Niño Josele, Enrique Morente, Javier Limón y toda la pléyade flamenca del momento. "En 2004 grabé con Paco de Lucía y me propuso unirme a su nuevo grupo". Con él recorrió el mundo exhaustivamente hasta su repentina muerte en 2014. "Entonces decido volver a probar mi propio proyecto, pero en mi tierra: donde la gente siente como yo, baila como yo, habla como yo…. Cuba me devolvió eso que había venido sembrando". Y con éxito clamoroso.

Imponente imagen

A diferencia de lo que suele ocurrir cuando un musicazo serio da un paso al frente y deja su papel secundario, Alain Pérez coge el micrófono como si descorchara una botella de champán. Adquiere un vibrante rol. "En mis primeros recuerdos siempre me veo bailando y yo empecé como cantante". De imponente figura y amplia sonrisa, con su característica trenza y ese bastón con que homenajea al sonero Benny Moré. "Le rindo tributo siempre, mucho más allá del bastón. Por cierto, la pasada semana hubiese cumplido 102 años".

También hace escasos días se estrenaba, en Youtube y otras plataformas, uno de los trabajos con los que afirma sentirse más orgulloso en su faceta como productor: ‘Moscas de fuego’ del sin par Roly Berrío, grabado en directo en Santa Clara. "Es un artista que merece estar en lo más alto. Hoy hay mucha gente que canta muy bien pero interpretar así, decir las cosas con el cuerpo y con las manos como él hace, eso casi se ha perdido".

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