Obituario

Xavier Mercadé, el ubicuo fotógrafo de 40 años de rock en Barcelona

El fotoperiodista, que inmortalizó con su objetivo 14.000 conciertos desde los años 80, evocados actualmente en una exposición en el Palau Robert, fallece de cáncer a los 54 años

Xavier Mercadé, en la exposición con sus fotos en el Palau Robert de Barcelona, el pasado 11 de mayo.

Xavier Mercadé, en la exposición con sus fotos en el Palau Robert de Barcelona, el pasado 11 de mayo. / Acn / Pau Cortina

Jordi Bianciotto

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En la jerga de los ‘foteros’ barceloneses de rock, “hacer un Xavi” consistía en retratar a la banda metalera en un club, salir luego pitando con la moto a pillar al ruiseñor melódico del momento en un teatro y de ahí, al maratón ska-hardcore en un garito en el quinto pino. El récord de Xavier Mercadé fue de siete conciertos en otros tantos escenarios en una sola jornada, en 2015, uno de ellos en Girona (a mediodía, de Sopa de Cabra). Con esa intensidad vivía su profesión, mucho más allá de los límites de la obligación profesional, y conviviendo en los últimos tiempos con la enfermedad, un cáncer que se lo llevó este lunes a los 54 años

Xavier Mercadé (Barcelona, 15 de febrero de 1967) deja un archivo fotográfico monumental, que él se encargó de ir digitalizando desde hacía años y donde queda inmortalizada la memoria de la música en directo en la ciudad de Barcelona (y no solo) de las últimas cuatro décadas. Fotos que tanto pueden rendir honores a la ‘rock star’ como desviar el foco al público: curtido en los ambientes del punk ochentero, se deleitaba capturando el desvarío del baile ‘pogo’ mientras volaban las cervezas. Fue en esas catacumbas cuando, en 1984, inspirado por las rampantes radios libres y el auge de los ‘fanzines’, creó su propia cabecera escrita, que tuvo diversos y delirantes nombres (‘Wild puppets’, ‘Eructos de Barna’, ‘La Banguardia’, ‘Papers’) hasta que se quedó con el de ‘Voll-ker’, homenaje a la cerveza Voll-Damm y al póker, y nombre que durante años se convirtió en su apellido artístico

El hombre que siempre estaba ahí

Dos años después Mercadé compaginaba su proto-revista en blanco y negro, fotografiando a Anti/Dogmatikss, L’Odi Social o un joven Manu Chao (como guitarrista de The Kingsnakes), y escribiendo sobre ellos, con los estudios en la Escola de Mitjans Audiovisuals de Barcelona (EMAV). Luego comenzó a involucrarse en publicaciones musicales de diverso pelaje (la efímera ‘Sound’, la vasca ‘El Tubo’, ‘Neón’), y en 1993 participó del equipo fundacional de Enderrock’, la primera revista de rock en catalán, de la que sería su jefe de fotografía (cargo compartido con Juan Miguel Morales) hasta la actualidad. Ocupación compatible con colaboraciones con otras muchas cabeceras, también con este diario, donde un día fue acertadamente descrito como “el hombre que siempre está ahí”.

Mercadé supo moverse y promocionar su arte fotográfico, dando forma a diversos libros: del primerizo ‘Pasión por el rock’ (1999) a volúmenes como ‘Odio obedecer: la escena alternativa en los 80’ (2010) o ‘Balas perdidas: qué fue del siglo XX’ (2012). Contactaron con él de la oficina de Bruce Springsteen para distribuir sus imágenes del concierto de Camp Nou en 2016, y un año después fue el único fotógrafo acreditado en la actuación de Foo Fighters en la sala Barts. Mostró su material en exposiciones sobre Umpah-Pah, Sopa de Cabra y la música vasca, así como la que montó, en 2017, la sala Sidecar con motivo de su concierto número 5.000. 

Exposición en el Palau Robert

Pero su reconocimiento más manifiesto vino este mismo año con la muestra ‘Rock viu. Quatre dècades de rock a Catalunya’, en el Palau Robert, inaugurada el 10 de mayo y que sigue abierta hasta el próximo domingo, con 300 fotos de artistas en concierto: de Dylan o Bowie a sus queridos B. B. Sin Sed o ‘freaks’ de su gusto como Gwar. Una muestra comisariada por ‘Enderrock’, que publicó en paralelo un número especial, el 300, dedicado a su obra, con textos, entre otros, de Santi Balmes, su viejo amigo de correrías libertarias Joni D. y periodistas de otras cabeceras musicales, como el director de ‘Ruta 66’, Alfred Crespo, y el de ‘Rockdelux’, Santi Carrillo. Este describía en su artículo a Mercadé, fotógrafo presto a capturar con el objetivo a artistas no solo de rock sino también de jazz, blues, salsa, flamenco o folk, como “un hombre que honra la gran música con toda su diversidad”.

Fueron un millón de fotos, tal como suena, las que Xavier Mercadé tiró en los escenarios a lo largo de 37 años, y hablamos de un total de 14.000 conciertos (la división arroja una media de 378 bolos al año; por encima de uno al día). Y se diría que de todos ellos se acordaba, ya que podías confiar bastante en su memoria (y en su apéndice en forma de archivo computerizado) para confirmar o descartar el dónde y el cuándo de aquel concierto sobre el que tenías dudas. Un momento de crisis: cuando, en 2019, volviendo en el AVE de Madrid tras acudir al Download Festival, le robaron su cámara Nikon D810, que no recuperó pese a proceder a un llamamiento de búsqueda y captura en las redes que destapó numerosas complicidades.

Un compañero que “siempre ayudaba”

Mercadé estudiaba los conciertos, sobre todo los grandes montajes donde los fotógrafos suelen disponer de muy poco tiempo para hacer su trabajo (“tienes 30 segundos para fotografiar a Beyoncé”, le anunciaron ‘in extremis’ en el Palau Sant Jordi en 2007), desmenuzando previamente videos de otras actuaciones en YouTube. Así podía prever en qué momento y posición exactas podía aspirar al mejor encuadre o “pillar a Bruce Dickinson (Iron Maiden) en el justo momento en que daba un salto triunfal”, explica el fotógrafo de este diario Ferran Sendra, que tantos y tantos fosos de salas, pabellones y festivales compartió con él. 

Era “un buen compañero”, remarca Sendra, que “siempre ayudaba, algo que no siempre ocurre en esta profesión, donde cada uno va a buscar la mejor foto”. Nadie como él, añade, “vivía este trabajo con tanta entrega y voluntad de hierro, hasta el último momento”, apunta. Es casi literal: este fotógrafo recuerda una noche de hace unas semanas en el Festival de Pedralbes, cuando sugiriéndole que, dado su estado de salud delicado, quizá podía reducir un poco la marcha, este le respondió: “Salir cada noche a hacer esto es lo que me hace sentir vivo”.